Capítulo 6

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Ya nos pondríamos de acuerdo en cuanto horarios, lo que importaba era que lo vería.

¿Y si pasaba lo mismo?

No, no podia pasar.

Llegué dando brinquitos por la calle, y por la casa como niño pequeño en la jugueteria.

-May, ¿qué ha pasado ahí adentro?
Señalo a traves de nuestra ventana a la habitacion de Jonathan, que por suerte era del mismo lado.

-Mmm, nada.

Solté una sonrisita que me delató.

-Bien no insistire, pero después quiero todos y cada uno de los sucios y oscuros detalles, ¿de acuerdo?

-Claro- y solté un codazo.

-Chicas, ¿tienen algo que contarle a su madre?

-Para nada- dijimos al unisono.

Subí al cuarto. No pensaba en otra cosa más que en él, era algo ridículo, pero me gustaba.

Casi no dormí, me la pasé viendo al techo e imaginandome todos y cada unos de los escenarios y finales qua ya nos habia impuesto HOLLYWOOD.

Todas esas fantasías terminadas con una risita, ¿a todas nos ha pasado alguna vez, no?
¿soy la única?

Bueno, como fuera, sentía algo extraño, una felicidad que no había sentido hace mucho.

Eran las 7:00 a.m parecía que me habían puesto parches de cafeína en todo el cuerpo, creo que era la dopamina o algo así, al fin daban su fruto las clases de biología.

Sonó el teléfono, baje en short, con una blusa rosa de tirantes y muy, pero muy despeinada.

-¿Si?

-Disculpe señorita ¿se encuentra el titular de esta línea?

-Ian, no fingas, se que eres tú, ¿que pasa?

-Señorita, ¿no hay ninguna persona adulta con usted?

Ian, llegaba a ser gracioso si, pero ya era algo molesto.

-Ian, ya basta.

-¿Perdón?

-O, no, disculpe, que se ofrece.

O por dios, era enserio.

-Solo digale a sus padres que es del servicio de telefonía, ¿o quiere que se lo diga Ian?

Se escuchaban risas al fondo, a puesto que estaba en altavoz con toda la oficina.

-Estúpidos- susurré

-¿Disculpe?

-Escuchame, yo nunca repito dos veces. Pero contigo, o con ustedes haré una pequeña excepción.!!!!ESTÚPIDOS!!!!

Colgué el teléfono, más enojada que nunca.

-¿Quién era linda?- preguntó mamá aún con la bata puesta y una taza de café en la mano.

-O nadie, nadie, número equivocado.

Me rascaba la cabeza como para aparentar sueño (que por cierto no tenía).

-Mejor duerme cariño.

-Claro ma.

Me topé con una columna al subir las escaleras, espero que no deje marca, al final de todo si tenía sueño, levantarme tan repentinamente no era buena idea.

Llegando al cuarto, me tumbé en la cama en una posición algo extraña pero al fin y al cabo cómoda.

Dormí unas 3-4 horas a lo mucho, cuando un sonido raro venía de mi ventana.
No me quedó más remedio que ir a averiguar.

Era Jonathan, lanzaba lapices y plumas a mi ventana.

Noté que hacía mucho esfuerzo al lanzarlos, cuando de pronto, se fue de boca.

Abrí la ventana.

-¿¡Estás bien!?

-Claro, claro, yo caliento así en las mañanas.

Claro que no, yo ya había dormido con él, pero no de la forma que creen, realmente dormimos, o al menos yo, creo que le propiné tremenda golpiza esa noche y el no dejaba dormir con sus ronquidos así que no volvimos a hacerlo. Esta bien, esta bien, un par de veces más.

Él se levantaba, miraba por la ventana, hacía esa cara de poeta reflexivo, luego se recostaba a mi lado enredando sus dedos en mi pelo diciendo:

"Se que no lo estás"

Significaba que él sabía que siempre me despertaba temprano, aún más que él, y lo usaba de pretexto para verlo.

Al fin se paró con algo de esfuerzo, se notaba que todavia le costaba trabajo.

Tenía en la mano un cartel, decía:

"Tú y yo en el sauce a las 4, ¿vienes?

Como resistirse a eso, es, no es posible. ¿O si?

Cogí un plumón negro que tenía en mi escritorio y una hoja blanca.

"CLARO"

Él volvió a caerse de la cama, esta vez no contuve mi risa.

"Nos vemos al rato"
Escribió en el reverso del letrero anterior.

Me duché, jeans oscuros, blusa roja algo holgada, y unas botas cafés.

Listo, aunque no entendía porque en el sauce, "el sauce" es un parque pequeño pero tiene su magia, ahí comenzó todo.

Eran las 3:45. No comí nada, temía devolverlo todo.
Eran las 4:00, me senté en una banca cerca de la puerta por si acaso lo traían en una silla.

4:20, nada. ¿no vendría?

Él llego 5 minutos después, justo cuando creí que no llegaría.

-Al fin llegas.

-No podía faltar.

Lo ayudé con la silla, y empezamos a dar vueltas por el parque, decidí llevarlo a un lugar más privado en el parque, el lugar donde empezó todo, habían empezado a llegar personas, no muchas pero al fin y al cabo, eran.... humanos.

Me senté en las raices de un árbol, pero no cualquier árbol, era parte de mi plan o algo así.

-Y bien, ¿que quieres saber?

-Todo, Mariana, absolutamente todo.

-Vale, vale, ¿recuerdas esa moda tonta mmm kisscam?

-Claro, ¿que tiene que ver?
¿Acaso me quieres besar?

Sonreí.

-Estaba de moda, y como siempre mejor amiga me obligo a hacerlo. Estabamos en esta zona del parque, y no había mucho de donde escoger, entonces te vi, recargado en este árbol, despreocupado como siempre, con el pelo hecho un desastre.

Él sonrió, no me quitaba la mirada de encima, algo que por supuesto me encantaba.

-Entonces decidí que serías tú, me acerque y puse mis labios sobre los tuyos, no fue gran cosa, no sabía ni se besar.

Sonreíste y yo me fuí corriendo junto con mi amiga.

Aquí comenzó todo.

En ese preciso momento los del club de arquería estaban practicando, una flecha se dirigia hacia mí y Jonathan se lanzó de la silla, para después terminar encima de mi, ya los dos en el suelo, me dieron unas inmensas ganas de besarlo.

-¿Me dejas recordar?

-Si.

Se acercaba lentamente cuando de pronto llegó un chico del club de arquería a quitar la flecha y muy amablemente nos dijo:

"Eugh!, consiganse un cuarto"

Ambos reímos, y lo ayude a pararse y sentarse en su silla.

-Dios enserio tenía ganas de besarte.

Reí, yo también tenía muchísimas ganas.

-Ya será otro día. Me dijo y me dio un beso en la mejilla.

Mi vecino, mi amigo, mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora