Mi pecho tiembla al respirar.

― ¿Tu no crees que. . .? —Comienzo la pregunta, sin poder terminarla. Refiriéndome ante la posible situación en que Snow le haya hecho un regalo. Rezo porque no haya sido así.

― Es lo que sospecho ―Responde, sin tener ánimos a oír toda la pregunta.

― ¿Pero cómo saberlo?

― Lo noto en su voz ―Dice preocupado.

Lo miro entonces. Sus ojos están levemente cristalizados, y su mano cubre su boca y parte de sus mejillas, su ceño se arruga entonces y mi corazón cae a mi estómago. La ama mucho, y se preocupa por ella, después de todo, es su madre. Mi expresión se ablanda y mis manos se posan en las suyas, para darle suaves apretones.

Devon toma mis manos de la misma forma.

― Ella está bien, Devon. Nada malo va a pasarle.

― Tengo tanto miedo. . . por ella. —Dice, con la voz algo ahogada. Su pecho se sacude entonces, y suelta una de sus manos de las mías para limpiarse las lágrimas de sus ojos— A veces no sé si debí ganar esos juegos.

Y mi estómago se hunde.

Mi mano aprieta aún más las suyas y lo termino por abrazar. Ningún vencedor está seguro en realidad si debió ganar sus juegos o no. Ningún vencedor se siente vencedor, y este era el costo.

A veces en realidad me pregunto si es que a todos y cada uno de los que nos coronamos vencedores, nos atormentan igual, si es que todos tienen algo que perder, si es que en realidad para alguno no hubo "consecuencias"

Pero sé que eso no existe.

Aunque hayas ganado, y te hayas entregado a los juegos tal y como el capitolio quería, y aunque jamás hayas sentido compasión por las personas a las que mataste, ellos siempre vivirán en tu mente, y especialmente, en tus pesadillas.

Devon me abraza con fuerza, y nos quedamos en esa posición, por un buen tiempo, hasta que nos separamos, y entonces, puedo limpiarle lo húmedo de las mejillas con mis pulgares. Sus iris azules miran a los míos y sé que debo trasmitirle algo reconfortante.

— Sé que te preocupa. —Le digo, entonces, y mi mano que se encontraba en su mejilla baja a su hombro.— Pero créeme, si Snow hubiera querido hacerle algo, ya lo habría hecho. —Y noto como se remueve un poco, sin embargo, no deja de prestarme atención. Mi vista vacila de la suya un rato cuando llego a una conclusión. — Si le hizo un regalo, quizá no fue para amenazarla a ella. —Sus ojos se ensombrecen entonces.— Quizá fue para amenazarte a ti.

Siento una piedra en el estómago, y un sabor amargo en mi boca. ¿Por qué no nos deja simplemente en paz?

Mis ojos se cierran y niego con la cabeza. Es una conclusión que me revuelve el estómago, pero aun así sé que no van a hacerle nada a Devon, sé que no intentarán nada.

Espero.

Realmente no debió estar nada feliz al saber que nosotros vendríamos con ellos. Un suspiro sale de mi boca, y Devon aparta la vista entonces.

Su mandíbula se tensa.

— Bueno. . . Eso fue de mucha ayuda. —Dice él, sin mirarme, y para cuando mi boca se abre para responderle, él ya se había puesto de pie, saliendo por donde entró.

—Devon, yo no- —Pero entonces, la puerta cerrándose me interrumpe y yo vuelvo a caer en el respaldo del sillón. — Siempre haciendo las cosas bien, Nova, felicidades.




[..]




A la mañana siguiente Haymitch me despierta, y desayunamos todos juntos a excepción de Devon, no aparece en todo el desayuno y según Effie, fue el primero en levantarse y el primero en desayunar.

Nightmares ➽ Finnick Odair. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora