CAPÍTULO 10: ¿Adiós?

151 22 4
                                    

—¿De dónde vienes? —preguntó su hermana, quien estaba esperándola con los brazos cruzados en la puerta.

        —Estuve con Sanemi —se obligó a confesar. Sabía que ocultarle algo a ella era imposible.

        —¿Se te ha olvidado que a mamá y a papá no les gusta que estés con él? Y si soy honesta, a mí tampoco. No sé cómo aún no te lo han prohibido.
Si ese idiota se atreve a hacerte algo, me va a escuchar.

        —No te preocupes, él nunca me haría daño.

        —¿Cómo estás tan segura? ¿Olvidas lo que el monstruo de su padre le hizo a su mamá? ¡La mató! Le destrozó la vida a él y a sus hermanos, que eran prácticamente unos bebés. ¿Quieres ese futuro para ti? Porque con Shinazugawa es lo único que vas a lograr.

        —Él no es así, si te...

        —No Kanae, digas lo que digas no puedes ocultar ni negar la verdad. Ese tipo va a ser una pesadilla de adulto. No entiendo por qué es que lo quieres tanto.

        —Date la oportunidad de conocerlo,...

        —Eres la única que lo quiere, porque estoy segura de que hasta su hermano le tiene miedo.

        —Eso no es...

        —Sí es así. Ahora ve al cuarto de nuestros padres, quieren hablar contigo.

        La chica no podía negarse a escuchar lo que sea que tuviesen que decirle, por lo que en silencio caminó hasta la recámara y tocó la puerta, pidiendo permiso para entrar. Recibió un "adelante" por respuesta y entró, cerrando después.

        —¿Se puede saber en dónde estuviste, jovencita? Estas no son horas de llegar a tu casa —interrogó su madre, con el tono más severo que alguna vez le hubiese escuchado.

        —Estuve con Sanemi.

        —¿Haciendo qué? —preguntó esta vez su padre, aunque sin mostrarse tan enojado como su esposa.

        —Solo pasamos la tarde juntos. También estaba Genya —se apresuró a decir para evitar que los adultos malinterpretaran la situación.

        —Sabes que no nos gusta que convivas con él. Si te lo permitimos durante años, fue porque creíamos que cuando crecieras ibas a madurar y a darte cuenta de que nada bueno te puede esperar con alguien así. ¿Porque no creerás que no sabía que seguías en contacto con el hijo de ese criminal?

        —Mamá, papá, por favor...

        —Y como te rehúsas a obedecer, solo nos queda castigarte, y tu castigo va a ser prohibirte que te quedes sola —dictó el único hombre en la escena.

        —¡Pero...!

        —Así que de ahora en adelante, podrás salir adonde quieras, pero en compañía de tu hermana. Y cuando vayas a la escuela, vas a evitarlo sin siquiera dirigirle la mirada, porque si lo haces, no nos dejarás otra alternativa más que cambiarte de grupo.
Hasta que te olvides de ese muchacho sin futuro.
¿Está claro?

        —Está claro —se resignó.

        —Ve a tu habitación. No tienes permitido salir más por hoy —ordenó la mayor.

        Kocho acató la orden y cerró la puerta de su alcoba para acostarse en su cama, abrazando una almohada y permitiendo que la lágrima que se había formado en uno de sus ojos saliera rodando por su mejilla.

        —¿Por qué son tan prejuiciosos? Si tan sólo se dieran la oportunidad de conocerlo...

        En esa misma posición, aún con la almohada entre sus manos se quedó dormida.

Opuestos. (SaneKana).Where stories live. Discover now