Capítulo 8

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Durante la noche solamente he visto al chico tatuado y ahora misterioso, unas cuántas veces a lo lejos. Alguna de esas veces le he visto mirarme y hemos entrelazado miradas, pero yo evitaba en todo momento cualquier tipo de contacto visual con él.
Estoy un poco "asustada" por lo que Tom me dijo hace unas horas sobre él y la advertencia que me dio, y no tengo intención de que algo malo me pase por acercarme o que ese tipo se me acerque.
A Tom no le he vuelto a ver desde que dejamos de hablar y se marchó a otro lugar de la fiesta.
Todavía no entiendo por qué se acercó a mí solo para avasallarme a preguntas, no sé si era algún tipo de enemigo de Grayson, algún espía o... no lo sé. Pero ha sido raro de narices.

Alice después de que ese chico extraño se marchara, apareció después y estuvimos gran rato hablando y estando juntas. Pero hace unos diez minutos Tony ha vuelto a engancharla y a llevársela.

Yo estoy otra vez sola, con una segunda copa de champagne en mano mientras que me entretengo en darle vueltas al líquido dorado y a los hielos, y de vez en cuando observo a las personas que pasan por mi lado o cerca mío.

Ni si quiera sé por qué acepte venir aquí.
Siempre me dejo comer la cabeza por Alice y termino aceptado sus propuestas para venir a las fiestas, cuando a mí no me suelen gustar demasiado. Salir de vez en cuando está bien, pero tanto no me gusta. Y esta semana nos hemos pasado. Además, he venido para estar sola porque ella se va con Tony y solo aparece un rato para después irse con él de nuevo.

Podría conocer gente y socializar, pero es que no me apetece hacerlo. Además, aunque sea más sociable que antes, no me sale natural acercarme a alguien y sacarle conversación. Y las personas que hay por aquí tampoco es que me motiven a hacerlo.

Me levanto de la silla y dejo la copa casi vacía encima de la mesa. No voy a tomármelo, no me apetece más.
Camino hacia la casa y le pregunto a una de las chicas que encuentro donde está el baño, y tras indicármelo, le doy las gracias y voy a el. Pero mientras me dirijo hacia el pasillo, me doy cuenta de que hay demasiadas puertas y algunos pasillos, y no sé ni si quiera si estoy yendo bien. Por el pasillo que estoy yendo no hay casi personas, está desierto. Abro una de las puertas y aparece una sala decorada con una mesa enorme en medio de esta, al menos quince sillas alrededor y una pared llena de libros antiguos.

Cierro la puerta y me dirijo hacia las demás, abriendo una por una hasta que por fin doy con el baño.
Suelto un suspiro de alivio por haberlo encontrado y entro en el cerrando la puerta detrás de mi.

De repente, escucho pasos y me pongo en alerta, hay gente en el pasillo. Pero, ¿quienes son?
Se escuchan muchas voces, voces masculinas para ser más exactos.



—No deberíamos de estar hablando de negocios aquí, cualquiera puede oírnos. Por mucho que la gente de esta fiesta la gran mayoría se dedique a lo nuestro, hay algunas otras que no. No podemos fiarnos.
–dice una voz masculina.


—Vamos a la sala de reuniones –esa voz es la de Tony– ahí nadie podrá oírnos. Max, dile a Jhon que escolte la puerta, no queremos interrupciones.



Abro los ojos como platos, sorprendida.
Joder, ¿de qué tipo de negocios estaban hablando exactamente? Porque no tiene pintes de ser negocios limpios. Quiero decir, si no, ¿por qué diría que le pueden escuchar y que la mayoría de personas de la fiesta se dedican a lo mismo que ellos? No suena nada bien.

Nadie de ahí a fuera tenía buena pinta. Si, se nota que la han mayoría son adinerados, vestidos con trajes caros y relojes que cuestan una fortuna en sus muñecas.
Hay algunas personas jóvenes, quizá para distraer y que nadie sospeche, pero la mayoría son personas serias y que no dan buena espina.
Ahora entiendo el por qué ese tipo tatuado me dijo que este no era mi sitio.

¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora