Capítulo 4. La chica del autobús

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El magreo es rápido, sucio y en conclusión: casi un asco. Pero a Saskia le sirve para interrumpir sus funciones lógicas y dejarse llevar. La anticipación ante un posible encuentro sexual siempre consigue eso en ella: desconecta, se libera y —lo más importante— deja de doler; absolutamente todo deja de doler durante esos minutos de ensueño en los que su cabeza no puede pensar en otra cosa que no sea buscar la tan deseada fricción que el calor situado en lo más bajo de la anatomía propia y ajena requiere. O dicho sea de otra manera: podrá sonar vulgar, pero Saskia se ha puesto cachonda por conveniencia.

Para no pensar.

Para no darle vueltas de más a la noche.

Y para, evidentemente, no volver a mirar la conversación con Olivia.

Aunque sabe que esa batalla la tiene más que perdida. Tiene claro que en cuanto termine de comerle la boca a esta muchacha de amplios hombros y mirada tostada, lo primero que hará será comprobar el móvil otra vez. Sí, lo hará porque lo está pensando incluso ahora, mientras los dedos ajenos se adentran más allá de los confines de su apretado vestido negro.

Es hora de parar.

Y así lo hace.

Se separa abruptamente de su acompañante, reprimiendo los jadeos que aún nota crepitar en la parte alta de su pecho, y la mira con una determinación innegable. "Toca hacer negocios", y si lo piensas fríamente, casi que el asunto de pactar sexo por acuerdo mutuo se parece bastante a las reuniones en los que los viejos verdes estipulan nuevas directrices para sus empleados esperando que les laman el culo después. Una metáfora bastante capitalista de la complacencia, pero en este caso, libre de todo lucro más allá del disfrute carnal.

Dentro del cubículo del WC la conversación fluye con la misma facilidad que el atasco de papel presente en las tuberías pero del que nadie se percata: es decir, de forma nula.

Liarse ha estado bien. El típico sube y baja de emociones que le da vidilla a la noche, que te proporciona un par de cosquillas por aquí y por allí y que suele dejar a Saskia con ganas de más. Y realmente las tenía hasta que tras la propuesta de llegar a "algo más", su nuevo ligue lanza una contraoferta con la que la morena está más que harta de lidiar.

—¿Te hace un trío?

Las palabras de la muchacha llegan hasta sus oídos a cámara lenta y con filtro de voz distorsionado en varios tonos por debajo de lo normal. ¿Por qué? ¿Por qué otra vez? ¿Por qué siempre a ella?

No tiene nada en contra de los tríos; de hecho, los ha disfrutado en varias ocasiones, pero también sabe y conoce el difícil contexto de cómo suele acabar la cosa cuando ella es la extraña que interviene entre otros dos individuos que se conocen de antes. Y, por suerte o desgracia cree que también sabe lo que vendrá justo después de este intercambio de opiniones en el que ella no está participando verbalmente por el momento.

—En cuanto venga mi chica... se apuntará fijo —Ante el silencio de Saskia, la joven se siente obligada a añadir información—. Tenemos una relación abierta. Espero que no te importe.

Y no, el problema no es que esta tenga "una chica", o que formen una pareja abierta; el problema es precisamente que una de las integrantes no está allí, probablemente no sepa lo que acaba de pasar tras la puerta del baño, y Saskia no tiene ganas de lidiar con el lío que entiende que vendrá después.

—¿Y a ella? ¿Esperas que no le importe esto?

Saskia dispara sus acuciantes preguntas con una violencia escondida en el tono sumamente parecida a la que utilizó con Ronald. No está para juegos y, desde luego, no piensa desperdiciar su noche planeando un trío para luego simplemente asistir a una discusión de pareja en la que ella es la nota discordante.

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⏰ Last updated: Apr 19 ⏰

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Mesa para dos [Supercorp AU / SaskiaxSadie]Where stories live. Discover now