−Tú debes ser Coriolanus Snow, el novio de la cantante Lucy Gray. Mucho gusto –la chica me tiende su mano y yo la estrecho de inmediato. Contrario al efecto repugnante que tuvo mi contacto con la chica que se ofreció tan vulgarmente ante mí; ella me agrada con solo escucharla hablar amable y sin dobles intenciones. Y yo me maldigo, por haber pensado, que esta chica me buscaría a mí por su cuenta, porque tal vez ellos la mandarían a mí. ¿Cómo iba a buscarme si no me conocía?

−Soy Coriolanus Snow. ¿Y tú eres?

−Zaira Cooper, a tu servicio y el de tu novia –me sonríe amistosamente, de una forma tan similar a la de su amiga que sé que podemos confiar en ella para mantener nuestro secreto seguro.

−Es un gusto conocerte, Zaira Cooper.

Ella asiente y suelta mi mano.

−¿Dónde está Lucy Gray? –me pregunta en voz baja cerca de mi rostro y el de Sejanus, como temiendo que las paredes escuchen y nos delaten.

−Sigue cantando... en el escenario –respondo.

−Yo iré por ella –avisa Sophie–. Ustedes ya saben dónde ir. Terminemos con esto lo más rápido posible para no levantar sospechas –susurra muy cerca de los tres. No perdemos más tiempo en el pasillo sabiendo que nos puedes descubrir–. Por cierto, hola.

Sophie besa mi mejilla a modo de saludo, porque no nos hemos visto hoy y se va para traer a Lucy a nuestro lugar de encuentro. Y nosotros nos quedamos mirando a Zaira por unos segundos antes de pedirle que nos acompañe en voz baja. Ocupamos unos de los salones vacíos que sirven de depósito y cerramos la puerta al entrar.

−¿Siempre vienen a esconderse aquí?

−Aquí o en cualquiera de los tres salones restantes. El que sea que tengan vacío y abierto, o le presten al Covey para guardar los instrumentos por el día y ensayar –explico prendiendo las luces de la habitación. Sejanus limpia la mesa del centro con un trapo limpio, sacude el polvo de las sillas y para que nos podamos sentar los cinco.

−Siéntate –le dice Sejanus.

−¿Cuánto sabes de mí y de Lucy?

−Bastante. Yo vi parte de los Juegos de del Hambre de ustedes, así que imagino que tú y ella están juntos desde entonces.

−Así es. Yo fui su mentor y ella mi tributo. Nos enamoramos durante los juegos. En el Capitolio.

−Eso es muy tierno –reconoce con una sonrisa–. También le pregunté a Sejanus y a mi amiga más cosas sobre ustedes y sentí bastante pena por la situación que están pasando. Así que decidí ayudarlos con lo poco que puedo hacer por ahora, y tal vez, lo único para que ganen algo de tiempo y no deban revelar el embarazo tan pronto. Pero... va ser inevitable que lo sepan en el Doce dadas las circunstancias.

−Lo sabemos. Solo queremos tener unos primeros meses de tranquilidad. Las situaciones de tensión son malas para las mujeres embarazadas en los primeros dos trimestres sobre todo.

−Entiendo. No debe ser fácil. Menos con todo lo que se dice sobre ella. La ayudaré en todo lo que pueda, lo prometo. Igual que haría con Sophie si pasara por esa situación.

−Pero va a ser un gran sacrificio, te debes hacer pasar por ella en el hospital más de una vez... Muchos pensarán que eres tú la embarazada y empezarán a hablar. Debe haber algo que quieras a cambio de la ayuda que nos ofreces –planteo.

−Mi idea nunca fue pedir nada a cambio, Agente Snow. Mi amiga me pidió que los ayudara y eso voy a hacer. No ne....

Justo en ese momento, Lucy entra apresurada al salón, seguida de Sophie. Los tres las miramos a ellas acercarse, ya más relajadas una vez que están dentro.

PÁJAROS CANTORES Y ROSAS (CoryoxLucy)Where stories live. Discover now