14. Rojo como la sangre

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« Aunque el Edén fue creado como algo bueno, no era completamente seguro. Allí en el jardín original, Adán y Eva eran vulnerables al mal, al engaño e incluso a la muerte »
-Nancy Guthrie

Es su hijo, pienso, navegando entre el dolor, el cansancio y el temor que me aprisiona las entrañas y obstaculiza el movimiento de mis músculos. Debo correr, miro hacia atrás pero todo es oscuridad. Que tonto he sido. No cabe duda de que esto es una trampa, el alfa a mi lado y su plan que no nos ha dicho es parte de una gran artimaña.

Pero, ¿para qué?

¿Por qué?

Los agentes dan pavor con sus trajes negros y sus insignias de plata, el árbol de la vida está bordado en sus guantes de un tono rojo que me recuerda a la sangre. Levantan primero al alfa y, por un segundo, pienso que si corro ahora de regreso por el túnel podría librarme de esta.

Pero no lo hago, ni siquiera lo intento. Solo puedo imaginar lo mal que me sentiré si por mi culpa atrapan a Haechan, Renjun y Jisung. Entonces ya es demasiado tarde, un par de manos me ponen de pie, usando una cosa para sujetarme las muñecas que chisporrotea al contacto con mi piel.

—Si te mueves te quema —advierte el alfa.

—Silencio —exige uno de los agentes levantando su mano y—

—No lo hagas —lo frena otro, la voz suena metálica y robótica en medidas iguales—, te cortarán la cabeza si lo tocas.

El bastón picudo en manos del primer agente cae, no importa que no vea su expresión, estoy seguro de que está decepcionado por no haber podido completar su castigo al alfa.

Nos hacen caminar por el nuevo pasillo cuyas líneas verticales me marean. Es todo de un blanco metalizado. Van dos agentes por delante y tres por detrás nuestro. Llevan sus armas en los cinturones y no quiero imaginarme qué más hay por debajo de las solapas. Tal vez dagas o granadas. Como sea, no tengo ninguna posibilidad contra ellos, menos si el alfa no está de mi lado, lo que es probable.

Quiero mirarle, descubrir lo que esconde tras sus ojos negros y su barbilla erguida, pero no lo hago, temo que descubra el temor en mi mirada. Entonces estaré en jaqué, un movimiento en falso y me destruirá.

¿Realmente es una trampa?

El túnel se divide, y los agentes también lo hacen. La mayoría se va con el alfa, como si mi custodia no fuese tan necesaria. Te subestimarán, había dicho Haechan, no se equivocó.

El único agente que me lleva por la parte más estrecha continúa respirándome en la nuca, murmurando palabras que, gracias al volumen de mi errático corazón, no puedo escuchar.

Soy empujado en una habitación inusualmente limpia, me encierran en ella, solo, sin nada más que una camilla cuya almohada parece tallada a mano. Camino alrededor, cuidadoso de no mover con brusquedad las muñecas sujetadas por las esposas. El alfa dijo que me quemaría y por alguna razón le creo, aunque no debería, porque hasta ahora no ha hecho más que traicionarme.

Dijo que no me dejaría.

Pero estoy solo.

No hay nadie aquí que conozca o en quien pueda confiar. Una parte horrorosamente traicionada de mi cerebro se pregunta si la trampa no fue planeada por una sola persona, si Haechan o incluso Renjun sabían de esto. No debería dolerme de ser así, es mi culpa, yo bajé las defensas, yo les dije mi nombre.

Ah, pero una parte de mí desea que ellos no hayan tenido nada que ver. Y soy débil por ello.

Debo ser fuerte.

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