Capítulo 17

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Steven se dirigía con prisa a la sala de servicio donde debía de encontrarse su hermana, lo que Sara le había dicho lo tenia preocupado. Su hermana podría estar en un grave peligro al ser la única persona a parte de su compañera que conocía la ruta de escape. El intentaba no correr para no llamar la atención, ya que no sabía quién de la gente con la que se cruzaba, podía ser un infiltrado del cartel. En unos minutos llego a la sala, donde la escena que se encontró no le gustó para nada.

Había un hombre en el suelo, llevaba puesto un uniforme de camarero y tenía un cuchillo clavado en su antebrazo izquierdo. El joven comprobó sus constantes y aun tenía pulso, por lo que parecía que lo habían noqueado. Eso lo tranquilizó un poco, ya que eso significaba que Clara había hecho eso y podría encontrarse bien, después de un suspiro de alivio, salió de la sala para seguir buscando a su hermana.

Marla estaba en uno de los pasillos intentando comunicarse con Alicia, pero parecía que su teléfono estaba apagado, verla marcharse de esa manera con Sara la había preocupado, ya que eso solo podía significar que los maleantes del cartel habían decidido atacar. Intento marcar el teléfono por ultima vez, sin darse cuenta de que alguien la estaba observando con malicia.

Las órdenes del jefe habían sido claras, pensó Ramiro. Entrar sin llamar mucho la atención, buscar a la rubita y si ella lograba escapar, llevarse a la informática para sacarle la información del escondite de la rubia de la manera que fuese necesaria. Pero, encontrar a semejante belleza en el pasillo lo estaba haciendo replantearse sus órdenes. Sabia quien era esa morena, la había visto en las fotos que les habían proporcionado de Alicia Wilson, debía de ser una amiga de ella y la verdad era como le gustaban a el y con ese vestido que llevaba, le hacia tener los pensamientos mas lascivos y oscuros que se le podían ocurrir. Quería hacerla suya, de la manera que fuese y disfrutar de ella hasta que no pudiese más o hasta que el cuerpo de la joven pereciese debido a los golpes y a la asfixia que le gustaba causarle a sus víctimas. Normalmente cuando estaba con una mujer, tenía que preparar una tumba al día siguiente, sonrió orgulloso de sus impunes actos.

El hombre se acercó por la espalda de la joven y se dispuso a hablarle para poder amenazarla y sacarla del lugar sin que ella hiciese ningún ruido.

- Hola preciosa! Estas perdida? – preguntó el hombre mirando a Marla de arriba abajo lascivamente.

- No – respondió Marla incomoda al ver la manera en la que ese hombre la estaba mirando – así que puede seguir su camino.

- Sabes que pasa mi reina. Que yo cuando veo algo que me gusta lo tomo para mi – explico el hombre sonriendo de manera malévola – y hoy tu eres mi capricho – dijo esto abriendo un poco la chaqueta y enseñando un arma que tenía ahí escondida – así que pórtate bien mi amor porque hoy te voy a enseñar lo que hace un hombre de verdad.

Marla miró al hombre aterrorizada. Intentó buscar ayuda en las personas que pasaban, pero parecía que nadie se había percatado de lo que pasaba en ese momento y tenia la impresión de que si intentaba huir, ese hombre la atraparía fácilmente y le haría mucho daño. La situación era horrible y desesperaba y no sabía cómo salir de ella.

Clara iba por los pasillos en busca de alguien del equipo de seguridad, ya que, en el enfrentamiento con el atacante del cartel su intercomunicador se había dañado. Llevaba las manos en el bolsillo porque estas y las mangas de su camisa, estaban manchadas de la sangre del hombre, al cual redujo clavándole su propio cuchillo en el antebrazo cuando este intentó atacarla con él, al ver que ella sabía defenderse. Después de clavarle el cuchillo hizo que se arrodillara y lo dejo inconsciente dándole un rodillazo en la sien. Quería encontrarse con Sara y avisarla del peligro, ya que por lo que se veía había varios miembros del cartel infiltrados en el edificio. Yendo por el pasillo divisó a Marla acompañada de un extraño, por lo que pudo ver en su cara, esta tenía una expresión de miedo y su lenguaje corporal le decía que ella se encontraba muy incomoda con la cercanía de este individuo. Sin pensarlo se dirigió allí cogiendo a la morena del brazo, para ponerla en una posición en la que pudiese protegerla. El hombre al ver a la joven, abrió los ojos sorprendido.

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