Capítulo 31

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Emily

Caminó con pasos firmes por el largo pasillo y pregunto a unos de los meseros de este lado privado por el baño, ni siquiera sé si lo entendí. Nunca en mi vida había sentido estos tipos de celos, son muy distintos. Desde que perdí a mi padre en la adolescencia celaba a las demás chicas de mis clases cuando sus padres pasaban a recogerlas o hablaban sobre las cosas triviales que compartían con sus padres.

Entro en el baño y está absolutamente vacío. Empiezo a lavarme las manos mientras me miro en el espejo. Sofía insistió en que me pusiera este vestido aunque muchas veces insistí diciéndole no, y ahora me alegro de llevarlo puesto, gracias a eso Cole me dio un grandioso orgasmo con sus enormes dedos. El sexo con Cole es demasiado bueno, siempre lo lleva a otro nivel y cada vez descubro cosas nuevas mientras me lleva a un extremo que no sabía que era posible. Cole se excita infligiéndome dolor mientras me azota y cortándome la respiración mientras me asfixia, disfruta mientras va llevándome al límite, este hombre me está volviendo una maldita ninfómana.

¿Lo peor de todo? Es que me gusta.

Me llega la notificación de un número desconocido.

Desconocido: ya es demasiado tiempo.

Mi cabeza se llena de confusión. Casi nadie tiene mi número celular. Compañeros que eran del trabajo, mi madre, ahora Cole y Dystran, este último por precaución.

Yo: ¿Quién eres y porqué tienes mi teléfono celular?.

Desconocido: La pregunta ofende. Esperaba por lo menos un te Extrañaba Fran. Eres el mejor padrastro del mundo.

Leo y releo el mensaje muchas veces, mi cerebro está dando vueltas en estos momentos y las manos me tiemblan. Siempre temí de este día, que el fantasma de mis pesadillas volviera. Mis ojos se fijan en la puerta que está aún cerrada y observando todo el lugar, con miedo de que aparezca en cualquier lugar.

Yo: Lo siento. No sé quién eres.

Desconocido: claro que sabes quién soy pequeña perra. Tú y Mildred la zorra de tú madre van a pagar todo el daño que me han hecho. Las dos se aprovecharon mientras les daba techo y comida para que luego se marcharan y me dejaran atrás.

Este hombre está loco. Él fue quien nos hizo daño, él me dañó y maltrato a mi madre mientras yo escuchaba y observaba. Al principio mi mamá le creyó y se enamoró pensando que era un hombre bueno y que al fin íbamos a tener un hogar. Luego a los días las cosas se fueron trastornando turbias, él empezó gritándole luego golpeándola cada vez dejándola peor. Luego empezó acosándome hasta lograr su cometido.

La puerta se abre golpeando la pared y me giro de pronto aturdida, y de repente me siento más aliviada. Cole me mira con su mirada oscura, un músculo de su cincelada mandíbula se mueve, no muy notoriamente. Saca la mano de su bolsillo haciendo girar y abriendo y cerrando su encendedor dorado con diamantes. Cole tiene una enorme colección de encendedores y siempre lleva uno en su bolsillo y es algo que me da demasiada curiosidad.

—¿Porqué tanta demora Emily?.— pregunta con esa voz ronca y oscura. trago saliva. Su mirada se dirige hacia mi teléfono que aún tengo en mi mano levantada con la cual me encontró mientras Leía las amenazas de mi pesadilla. Su mirada vuelve a encontrarse con la mía. El silencio se hace incómodo y la verdad es que no sé qué mierda responder, el ladea la cabeza preguntándome con la mirada o más bien dándome una amenaza que dice "¿no vas a responder mi pregunta?".

—¿Yo... Diosss te has fijado que has entrado en el baño de las chicas?.— obvio que se a fijado, es Cole Torrance y a él nada lo detiene. Sé que sueno tonta al hacerle esa pregunta, pero solo quiero desviar su pregunta.

Cole camina hacia a mi sin que sus pasos flaqueen cuando estoy apunto de agarrarlo por el cuello y besarlo él me agarra por el cuello y me prieta a su cuerpo y sus ojos recorren cada detalle de mi rostro.

—¿Porqué presiento o más bien noto que estas nerviosa?— su agarre se aprieta más.

—Solo estoy molesta.— miento. Si estaba molesta antes y celosa pero ahora mis pensamientos giran hacia las amenazas de Fran. No quiero involucrar a Cole en esto.

—¿Molesta porqué?.— su mano se dirige hacia mi trasero y lo aprieta fuerte.

—No me gusta que otra mujer coquetee contigo.—una sonrisa tira de sus labios.

Cole

Durante todos estos largos días que hemos pasado juntos e aprendido a estudiar a Emily. Sé que mi reina me está ocultando algo y claro está que voy a descubrir que es.  Mientras vamos en camino Emily empieza a toser.

—¿Quieres tomar un poco de agua?— pregunto mientras observo a Emily apoyada de la ventana y observando como las cosas pasan deprisa.

—Si por favor.— le pasó una botella de agua y ella empieza a tomarla. Sonrió para mis adentros porque justo ahora ya empecé a mover mis cartas.

—Tengo mucho sueño.— murmura mientras cierra sus bonitos ojos.

—casi llegamos.— desvío el auto y me dirijo hacia mi ático del otro lado de la ciudad.

Disolví un sedante que me había dado el Dra Rivers esta mañana, no obtuve oportunidad hasta ahora. Cambié sus píldoras del día después. Tomo mi teléfono y marco su número.

—Un placer Torrance.

—Espero que te encuentres bien Rivers. Te quiero en 10 minutos en mi ático, todo esta listo.

Acuesto a Emily en la cama y paso mis nudillos por su rostro suave, su seño está un poco fruncido, una sonrisa adornan mis labios al observar a mi reina. Ella es tan hermosa, pequeña y tierna que a veces me dan deseos de arruinarla más, para mi.

Simplemente no me merezco a Emily, pero la idea de alejarme de ella hace que me vuelva loco. Si ella no es para mi, haré que lo sea. Tomo mi teléfono y veo un mensaje de mis hombres dándome el mensaje de que Rivers ya está aquí. Antes de irme observo el corto vestido de brillo que está muy por enzima de sus piernas, mi mandíbula se aprieta y la cubro con las sabanas.

Salgo de la habitación y bajo de las escaleras mientras me enrollo las manga de mi casa. Ya cuando estoy abajo me encuentro con el Doctor.

—Rivers.— asiento con reconocimiento.

—Señor Torrance. Es un placer prestarme a sus servicios.

****

Observo como Rivers hace todo el procedimiento sin quitarle un ojo de encima a mi reina.

—Perfecto.— dice Rivers alejándose de la cama.

—Aún no. Necesito que ínstales 2 rastreadores.— su ceño se frunce.

—¿Está usted seguro Torrance? No es mejor si...

—No. Solo has la maldita cosa que te pida Rivers, sin cuestionar, sin preguntar.

—De acuerdo señor. Dónde...

—Atrás del cuello  y uno en su brazo derecho.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora