Mi conquista sobre ruedas

Leah

Esta es mi historia. Como la huella que deja en la piel la tinta de los tatuajes que tenía en mi cuerpo. Esa era mi pasión; diseñarlos. Era a lo que quería dedicarme y por eso estaba en la universidad estudiando Diseño Gráfico, aunque, en algún momento me gustaría ponerme a trabajar en un estudio con un contrato en condiciones.

También, quería independizarme para no tener que depender de los gastos de mis padres para todo, desde la ropa (de marca) con la que vestía, a los materiales que necesitaba usar en la carrera... Además, tenía veintiséis años y ya no era la niña ideal de papá y mamá. 

No tenía hermanos, pero, estaba a gusto con mi vida. Tenía mi propia habitación, que con el paso de los años, había transformado a mi antojo. Actualmente, las paredes eran de color mandarina y el mobiliario negro, casi podía intuirse que mi fiesta favorita era Halloween y que había seleccionado una combinación horrorosa, según mis padres.

La convivencia con ellos era cada vez más desagradable desde que les dije como quería ganarme la vida, me decían que eso no me iba a dar de comer y no iba a llegar a fin de mes. Pero, eso dependía de para quien trabajaras. Vamos, que me quería ir de casa para no seguir escuchando el mismo tema cada vez que lo sacaban. Era pensar en el precio de un alquiler y lo que veía estaba más caro...

Me gustaban las motos, te dan más libertad de movimientos que los coches, y no descartaba la opción de comprarme una. Pero, por el momento, me las apañaba para ir en transporte público a todos lados. Hasta que lo conocí. Fue en una fiesta. De las que daban los estudiantes, en un sitio pijo, pero por donde yo solía moverme. Me gustaba el rollo que tenían y me dejaba caer de vez en cuando, con mi mejor amigo de toda la vida. 

Nos decían que si éramos hermanos, porque siempre estábamos juntos, pero no era cierto, no biológicamente hablando. Lean era rubio, pero su pelo había pasado por todos los colores del arcoíris, su preferido era el rosa como su color favorito. Estudiábamos juntos, en la misma universidad, ramas diferentes. Él se inclinaba más a la composición, le gustaba dedicar su tiempo libre a la música. 

Esa noche nos dejamos caer por la fiesta. Iba con la idea de pasar un buen rato del ambiente universitario festivo con Lean, y lo que menos me esperaba era fijarme en los tatuajes que cubrían los brazos del DJ. Me preguntaba cual sería la historia detrás de ellos y me imaginaba deslizando mis manos por su piel tatuada. 

¿En qué estaba pensando? ¿Estaba alucinando?  ¿Qué había tomado? 

Alguien me toma del brazo y la voz de mi amigo me llega a la oreja. -¿Quieres bailar?- Me devuelve a la fiesta y nos dirigimos a la pista de baile donde hacemos el tonto bailando bajo las luces y los efectos del alcohol que habíamos ingerido. Me lo estoy pasando bien, me había arreglado con un vestido negro corto con tirantes y escote de corazón que realzaba mi figura, unas medias y unos botines del mismo color y me había recogido la melena que ahora estaba suelta por mis hombros como una llamarada naranja. Mis manos estaban cubiertas por unos guantes también negros. Que se note que es mi color favorito para vestir.

Escuchamos música de todo tipo y bailamos hasta que nos dolieron los pies, no sabíamos ni que hora era. Nos emborrachamos juntos hasta arriba de cócteles de frutas que estaban de muerte. Esa noche no sé cómo llegamos a casa, pero caímos inconscientes. Tampoco recuerdo si ocurrió algo con Lean porque él estaba como yo al día siguiente. En una cama que no era la mía. ¿Dónde estaba? ¿Y mi amigo?

Se me cayó la cara de vergüenza cuando me vi en el espejo del baño, no sabía reconocer donde estaba, pero esa estancia olía muy bien a perfume masculino del caro. ¿Dónde me encontraba? Sin saber donde me metía, me duché en esa casa y luego olía a lima y coco. En fin. Mi champú olía mejor, pero bueno.

Con la cabeza embotada voy a lo que creo que es la cocina casi en bolas, solo me cubría la toalla, y vaya susto que me llevo al encontrarme al tipo con los tatuajes en sus brazos.