Deseo que nunca duermas con la incertidumbre si aun sigues siendo suficiente para tu pareja. Deseo que nunca tengas esa necesidad de comprobar su fidelidad.
Deseo que tus ojos jamás se llenen de lagrimas al descubrir otra infidelidad
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tiempo actual | Culiacán, Sinaloa.
Una semana después.
Arianna Fernández
Había regresado a Culiacán, ya no tenía nada que hacer en Ciudad de México y al parecer la extradición de Iván aún seguía en pie. Alfredo seguía moviendo algunas cosas, pero en esos temas yo no me involucraba.
Suspire al pisar mi amada tierra, mi hermoso Culiacán.
— ¡Amiga! — Tere corrió a abrazarme — Te extrañe mucho.
— Yo también, mucho.
— ¡Te tengo una sorpresa maravillosa! — Dijo y sonreí.
— ¿Puedo saber de que se trata? — Negó — Okay, entonces me quedaré con la duda.
— Tranquila, te va a gustar mucho.
Sonreí a medias.
Ambas caminamos a la camioneta que nos esperaba. Un escolta tomó mi maleta y la guardo en la cajuela para que nosotras siguiéramos nuestro camino. Teresa le indicó llevarnos a la casa que compartía con Vicente, yo inmediatamente me negué pero fue imposible.
— Tere, muchas gracias, pero yo tengo donde quedarme — Dije insistiendo.
— Descuida mi hermano no tiene problema.
— Tere, se los agradezco, pero en verdad, no es necesario. Voy a quedarme en mi antiguo departamento.
— Bueno, como quieras.
— ¿Y cuál es la sorpresa?.
— No comas ansias, llegando te diré — Asentí no muy convencida.
...
Suspire al llegar a la antigua casa donde vivía. Tantos buenos momentos que guardaba este lugar y algunos no tan agradables.
— ¿Señorita bajo la maleta? — Negué.
Teresa entró gritando a la casa. Vicente se encontraba terminando de atender una llamada, al vernos inmediatamente guardó su celular y me sonrió.
Se veía mucho más cambiado que antes. Más guapo podría decirlo de esa manera.
— Ariannita — Sonrió y me abrazo. Gustosa lo recibí.