La silla es rígida y dura bajo mis piernas flacas, la compañía no es la deseada y el tenedor en mi mano está torcido y sospecho que no bien pulido. Nada de eso interesa mientras devoro en tiempo record lo que fuese que me han servido en el plato descartable.Arrojo una mirada desesperada al pedazo de pan duro que nada solitario en la cesta de mimbre y trago pesado cuando mis dedos cobran vida propia, tiemblan, sosteniendo la pieza integral y llevándola a mi boca.
Todos miran en mi dirección y los miro de regreso, las migajas de pan caen sobre el plato y quedan atascadas en las curvas de mi boca. Debo parecerles una especie de animal sin domesticar.
Alguien arrastra un tazón de agua dulce en mi dirección. La bebo con prisa, lagrimeando en el proceso por lo bueno que todo se siente en mi paladar. Comparado con morir en el desierto esto es el paraíso.
Solo puedo imaginar cuántas delicias se esconden dentro del Edén.
Una vez escuché a una chica en los laboratorios hablar sobre decorar sus propios pasteles una vez estuviese en la zona. Durante ese tiempo solía imaginar cómo sería hacer un pastel, probarlo, saborearlo. Me pregunté más de una vez si haría feliz con pastel al alfa que pusiese su sello en mí. Ahora parece que nada de ello es relevante.
El tipo frente a mí se aclara la garganta, tiene una mirada tranquila pero las comisuras de su boca están tensas en una mueca no resuelta. Estoy seguro de que no le agrada mi presencia, al menos tiene la decencia de no demostrarlo. Y por si fuera poco no hay dudas de que es un alfa. Uno tan peculiar como el otro, excepto que este alfa no parece contenerse a sí mismo, el anterior, Tres o como sea que le digan, parecía querer saltarme a la yugular después de sacarme la venda de los ojos. Reviso el comedor buscándole a él, pero no está por aquí y lejos de tranquilizarme solo me enerva.
Mantén a los amigos cerca y a los enemigos más cerca y todos eso.
—Entonces... vienes de los calabozos, ¿es eso correcto?
Un poco del agua se derrama con el movimiento involuntario de mis manos al golpear la garra.
–Eso no... –Se me seca la voz, parpadeo en su dirección, sus ojos son sepultados por la compresión y la pena. Me indigna y me sacude. –No eran calabozos.
El alfa luce incómodo en su propia piel.
–Por supuesto– dice, no es sarcasmo sino una muestra de que no quiere ponerse en mi contra. Lo único que logra es que me sienta patético. –¿Puedes contarnos un poco sobre ello?
Bajo la vista hacia las gotas de agua que se expanden en la madera de la mesa. De repente quiero llorar, y no sé por qué quiero hacerlo. No extraño ese lugar, no extraño ningún lugar, he olvidado lo que significa apegarse a algo. En los laboratorios no teníamos objetos personales, ni pasatiempos, ni afectos. Era una ficha más del ajedrez.
No, no lo era, lo soy.
–¿Por qué debería decirles algo? – refuto, mi pie rebota en el suelo, la tensión arde en los huesos de mi cuerpo, quema, me incendia. Sus miradas son detestables, de lástima, de curiosidad, de odio. –Me trajeron aquí y no me han dicho nada hasta ahora.
Otra chica al otro lado de la habitación gruñe en voz alta, clavando el tenedor de plata entre las líneas de la mesa.
–Te hemos dado refugio y comida, ten cuidado con lo que dices omega.

ESTÁS LEYENDO
Edén
FanfictionTodo lo que un criador debe hacer es llegar al Edén. •Distopía •Omegaverse Portada: @Doddlemin ✨