Nunca había estado en el Edén, pero soñé con estar allí más de una vez.
Las voces de los pasillos del labortario en el que pasé gran parte de mi vida, decían que era un lugar parecido al mundo antiguo, excepto que una cúspide de cristal cubría el cielo y las personas tenían sus días estructurados como los teníamos nosotros. Pero lo más peculiar de todo era que allí solo podías encontrar alfas y omegas de verdad.
Omegas rotos los llamaban algunas de esas voces.
Otros les decían omegas libres.
Nosotros, no éramos más que un intento malogrado de aquello que alguna vez habían sido los omegas del mundo antiguo.
Mis pocos recuerdos me dicen que hubo un tiempo en que las personas no estaban divididas por una enorme esfera de cristal y que podías ir de un lado al otro sin ser puesto en tela de juicio o apuntado con un arma en la cabeza.
Hoy en día a nadie del exterior se le ocurriría entrar en los perímetros del Edén.
Y a ningún omega del interior se le ocurriría salir del Edén, porque ser un omega de verdad en las afueras es lo mismo que ser un cadáver en la pila junto al camión.
Oh, el camión. Cierto.
Abro el único ojo sobre el que aún tengo control.
La lluvia se ha detenido o al menos se ha suavizado lo suficiente para que no parezca que el universo se desmorona sobre el techo de metal.
Las sombras están encima de mí, un par de manos sujetan mi pierna derecha y otro par de manos me cubren la boca como si fuese a-
-¡Ah!
El grito que pego queda suspendido por la carne de una palma que sabe salada bajo mi lengua. Muerdo la carne que me ofrecen como un juguete para aliviar el dolor que provocó un hueso que acaba de ser puesto en su lugar. Me transpira el cuerpo y debo apestar más de lo que apestaba en un principio. Descubro que detesto el olor a hierro oxidado que tiene mi sangre.
-Mira, es fuerte, no ha vuelto a desmayarse después de eso.
La persona cuya mano estoy masacrando se ríe y jala del cabello en mi nuca.
-También tiene dientes fuertes. ¿Seguro que eres un omega?
Y de repente los dos me están mirando entre las sombras.
-¿Lo eres?- pregunta el que casi me mata de dolor.
Niego, ese es mi primer instinto, entonces... asiento. Porque eso es lo que soy ahora, un omega. Es en lo que me han convertido después de años de estar encerrado entre batas blancas y agujas entrando y saliendo de mis venas.
La mano se aleja de mi boca y de alguna retorcida forma extraño el contacto.
-Bien. Dos te revisó mientras estabas inconsciente, te llevaremos a un lugar seguro después de que pase la noche, ¿entiendes lo que digo?
"Dos" o el tipo bajito de hace un rato, tiene una sonrisa comprensiva en su rostro, parpadeo desesperado por despejar las sombras y distinguir su rostro. Cuando lo logro, el dolor en el lado derecho de mi cabeza me provoca escalofríos. Dos tiene el rostro de un muchacho que no aparenta ser mayor de edad, luce ropa gruesa y de color marrón que parece haberse secado en todo el rato que estuve ausente. Lo mejor de todo es que tiene un colmillo salido de la fila de dientes frontales que me hace saber que nunca estuvo en un laboratorio. En esos lugares no permiten imperfecciones.
Por lo tanto, no es uno de los nuestros.
Pero la falta de olor me impide saber si se trata de un beta o un alfa.

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Edén
FanfictionTodo lo que un criador debe hacer es llegar al Edén. •Distopía •Omegaverse Portada: @Doddlemin ✨