Existe un eco diferente al de una habitación vacía, uno sin duda más desgarrador, el eco que produce estar rodeado de vida mientras sientes que mueres por dentro. Entre tanto ruido, eres el silencio. El dolor interno es fácil de enmascarar, pero casi imposible de sanar cuando se trata de un corazón roto. Puedes huir, pero cada kilometro recorrido solo se convertirá en recordatorios constantes de lo que perdiste, en anhelos incontrolables de tenerlo de vuelta, en una escena sin fin donde los frágiles puentes de tu cordura se derrumban a cada segundo. O, al menos, así lo siente un demonio.
Ella lo sabía muy bien. Las criaturas nacidas del averno no fueron hechas para sentir, sin embargo podían humanizarse lo suficiente para desarrollar un alma. La recompensa sonaba tan sublime que muy pocos se detenían a analizar el costo en la otra cara de la moneda. A veces deseaba que ella lo hubiera hecho.
Habían sido largos los años de su soledad, tan perdida sin un rumbo que seguir, solamente consciente de cuáles debia evitar y, sobre todo, de lo que podia decir. Pero al menos su sufrimiento no duraría mucho más. Su verdugo había decidido terminar su castigo, incluso si yo no lo había autorizado.
Los kilómetros se estaban desvaneciendo, las vías de escape se esfumarían antes de que tuviera tiempo para notar que estaba en una encrucijada, el eco finalmente cesaría. Solo esperaba que fuera capaz de abrazar el ruido de la vitalidad otra vez, o sería la cercanía lo que desquebrajaría su alma después de todo. Era el momento de descubrirlo, de que él la encontrara.
Es tu turno, Jade.
Te estoy observando.

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Acantho [Próximamente]
Romance[Pandemonium #2] Gadiel ha pasado la mitad de su vida pagando el precio de una maldición, condenado a sentir un intenso vacío que eclipsa cualquier otro sentimiento. Aún cuando uno de sus hermanos logró romper su propia maldición, la chispa de esper...