Sehun y Jongin eran mejores amigos. Lo habían sido por años. No había nada más entre ellos; era puramente platónico. Mayormente platónico. Solo tenían sexo algunas veces, cuando estaban aburridos.
Jongin colapsó en la cama al lado de Sehun, su pecho desnudo subiendo y bajando rápidamente. Sudor brillando en su cara, pegando su pelo a su frente. Él sonrió al techo, extremadamente complacido consigo mismo, como si hubiese hecho todo el trabajo. Sehun odiaba las sonrisitas de Jongin.
Una vez que sus respiraciones se calmaron, Sehun dijo: -Estoy harto de estar abajo. Vamos a cambiar la próxima vez.
-¿Por qué? No puedes negar que soy genial arriba.
-¿Y yo no lo soy?
-Tú eres mejor abajo.
Sehun le golpeó por debajo de las sábanas. -Sí. Date prisa antes de que llame a la policía y les cuente que hay un intruso en mi casa.
-Quizás quieras ponerte algo de ropa primero, si quieres que te tomen en serio.
Sehun hizo un sonido irritado y se sentó, comenzando un ataque a Jongin con su almohada. Jongin se rio y bloqueó a Sehun con una mano, usando la otra para levantarse de la cama. Él empezó a recoger su ropa, tirada por toda la habitación.
-Oye, ¿dónde están mis pantalones?
-No lo sé. Probablemente en la sala de estar. O en la entrada. Básicamente los tenías ya quitados cuando te abrí la puerta.
Jongin le sacó la lengua, entonces dejó la habitación en busca de sus pantalones. Sehun se tumbó de nuevo en la cama, abrazando la almohada sobre su pecho mientras escuchaba como Jongin caminaba por su apartamento. Después de un par de minutos volvió a la habitación, llevando ya sus pantalones.
-¿Dónde estaban?
-Debajo de tu sofá.- Jongin se sentó en la cama, mirando aún su móvil. Después de un minuto puso el aparato aparte y se alargó para coger uno de sus calcetines que estaba tirado cerca de la mesilla de noche. –Me tengo que ir ahora, pero te veré más tarde.
-¿Irte?- Preguntó Sehun. –Pero si acabas de llegar.
-Llegué aquí hace media hora.
-Sí, y como puedes ver hemos intercambiado saludos.- Sehun hizo un ademán indicando las sábanas deshechas y la ropa esparcida por el suelo. –Después de eso, se considera etiqueta apropiada el permanecer un rato. Ya sabes, comer un sándwich. Así la otra persona no se siente como un objeto.
Jongin sonrió a Sehun, acercándose a pellizcar sus mejillas. -Oh, ¿nuestro pequeño Sehunnie se siente abandonado?
Sehun apartó de un golpe su mano. –Sólo quiero saber porque no he oído nada de ti en una semana, y cuando por fin lo hago es para tener sexo.
-Eso no es justo. Te he mandado mensajes.
-Sí, para decirme que estabas ocupado cuando te pregunté si querías salir. Eso no cuenta.
-¿Por qué? Técnicamente eso es comunicación.
-Técnicamente se supone que eres mi amigo. Así que ¿vas a contarme qué ha pasado o no?
Jongin vaciló. Entonces suspiró y pasó una mano por su pelo alborotado, haciéndolo todavía más desordenado. –Hay un nuevo club...
-Un club.- Sehun dijo. –Por supuesto que es un club.
-¿Ves? Es por esto que no te lo conté. Sabía que me ibas a juzgar.
-No he dicho nada que indique que te estoy juzgando. Lo estoy, pero ese no es el punto.- Sehun sacudió su cabeza. –Solo es que no entiendo por qué pasas tanto tiempo en las discotecas.
