⠀⠀⠀⠀ capítulo xxii.

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Noxxy le indicaba en que habitación se encontraba el maestro Fu, guiandolo y asegurándose de que su portador no cayera mientras no lo mantenía vigilado.

Mientras tanto, el kwami se sentía demasiado estúpido.

Su portador era su máxima prioridad, y aún así no se percato de su estado y del miraculous hasta que fue muy tarde. Era un idiota por haber descartado todas las señales sobre el miraculous fallando, por no darse cuenta de que las akumatizaciones del chico no desaparecían y en realidad se estaban posando en su cuerpo como un virus matando a su portador lentamente y dolorosamente.

Sass se lo advirtió, todos se lo advirtieron, y aún así no hizo caso.

Deveraux subió las escaleras con Noxxy en su bolsillo, la espera parecía eterna y aún así, fue en cuestión de segundos el momento en el que llegó Deveraux a la puerta en dónde residía.

Se quedó unos cuantos segundos parado enfrente de ella sin hacer nada, su mente daba vueltas y vueltas, preparando un plan de huída a último momento.

Trás unos segundos más, Deveraux alzó su puño para tocar a la puerta resbaladiza, fue interrumpido cuando ésta se abrió inesperadamente y de ella salió una jóven con cabello rosa y purpura dando las gracias a otra persona y saliendo de su vista rápidamente.

Deveraux se quedó mirando la silueta de la chica alejarse, por alguna razón el haberla visto hizo que su aliento fuera robado, la chica se veía genial y parecía de su edad, pero en ningúna ocasión recuerda haberla visto en el colegio.

Se tocó su cabello que empezaba a desteñirse con algo de inseguridad, deseando poder volverselo a teñir para tener parecido con su madre y no con su padre.

Desafortunadamente, Deveraux fue sacado de sus pensamientos el momento en el que Noxxy empezó a empujar de él para que entrase en la habitación.

Una vez más el pánico se hizo parte de Deveraux, observando con los ojos abiertos al señor de mayor edad enfrente de él quien le miraba con una sonrisa paciente.

—Deveraux, ¿no es así?

El anciano interrumpió los pensamientos del pelirrojo, dejándolo desconcertado por la razón de que el señor conocía su nombre.

—¿Cómo-

—Toma asiento, sientente como en casa—. El anciano una vez más interrumpió a Deveraux, dejándolo algo irritado al no obtener respuestas.

—Lo lamento, no me he presentado apropiadamente—. Tomó la tetera otorgada por un kwami similar a una tortuga, debido a ésto, Deveraux logró averiguar de quien se trataba. —Soy el maestro Fu, y supongo que no sabes la razón por la que estás aquí.

Deveraux se limitó a simplemente asentir, sentía que si abría su boca e intentaba a hablar su voz se quebraria por la cantidad de nervios que estaba sintiendo.

Sus manos se aferraron a su pantalón, arrodillandose y moviendo su vista alrededor de la habitación, intentando no entrar en pánico por las palabras que inevitablemente saldrían de la boca del maestro.

No sabia de lo que se trataba, pero sabia que no era bueno, y sabia que ésto le tomaría bastante tiempo de digerir.

El maestro Fu colocó una taza enfrente de él, sonriendole con calma para intentar compartir algo de su bienestar en el jóven.

𝐁𝐎𝐍𝐍𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄! ━━━ 𝐚.𝐚𝐠𝐫𝐞𝐬𝐭𝐞 | 𝐜.𝐧𝐨𝐢𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora