-under the lights of Degrees.

Start from the beginning
                                    

Max negó con la cabeza.

—No, te espero. —respondió.

Asentí, sintiendo la tensión crecer entre nosotros.

Entregué el último pedido que tenía, y solté un suspiro.

Dejé mi puesto detrás del mostrador y lo conduje a un rincón tranquilo del bar, lejos de las miradas curiosas de los clientes.

Una vez que estuvimos solos, Max tomó una respiración profunda antes de hablar.

—¿He hecho algo que te moleste? —comenzó, sus ojos buscando los míos. —Porque estoy pensando cada palabra que dije o cada cosa que hice...

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Sabía que esta conversación estaba llegando, pero eso no la hacía menos aterradora.

—No Max... —susurré.

Él me miró fijamente, con una expresión seria en su rostro.

Bajé la mirada, sintiéndome aún más culpable.

Había estado ignorándolo a propósito, pero eso no significaba que no me importara Max, porque lo hacía, más de lo que podía expresar con palabras.

—Tu no has hecho nada malo. —dije con sinceridad.

Max tomó mi mano entre las suyas, sus ojos buscando los míos.

—Siento que algo no está bien entre nosotros, y necesito saber qué está pasando. Por favor, dime la verdad. —susurró, su voz llena de anhelo y preocupación.

Un nudo se formó en mi garganta mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.

No podía mentirle a Max o seguir evitándolo, no después de todo lo que habíamos compartido juntos.

—Max, yo... —comencé, pero las palabras se atascaron en mi garganta.

No sabía por dónde empezar, cómo explicarle mis miedos y preocupaciones sin lastimarlo.

Él esperó pacientemente, sus ojos buscando los míos con una intensidad que me hizo temblar. Sabía que no podía seguir evitando la conversación, que tenía que enfrentar la verdad y explicarle lo que estaba pasando por mi mente.

—Estoy asustada. —finalmente confesé, mis palabras saliendo en un susurro apenas audible por encima del bullicio del bar.

Él frunció el ceño, su mirada llena de confusión y preocupación.

—Asustada, ¿De qué? ¿De mí? —preguntó, su voz llena de angustia.

Sacudí la cabeza con vehemencia, sintiendo las lágrimas amenazando con escapar de mis ojos.

—No, no de ti. De... de mis propios miedos, de lo que podría significar estar contigo. —expliqué, luchando por encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos. —De lo que pasará cuando tus vacaciones acaben...

El peso de mi confesión colgaba en el aire entre nosotros, y podía ver cómo Max procesaba cada palabra que había dicho. Sus ojos, tan llenos de ternura y comprensión, me tranquilizaba de alguna manera, pero el miedo seguía latente en mi pecho.

Luego, con suavidad, tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a mirarlo a los ojos.

—Addie, entiendo tus preocupaciones. —dijo finalmente, su voz suave pero firme. —Pero no importa lo que suceda en un futuro, ahora estoy aquí contigo.

Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, disipando en parte mis temores.

Sabía que Max tenía razón, que no podíamos dejar que el temor al futuro arruinara lo que teníamos en el presente, Camille y mi hermana habían dicho lo mismo, pero era casi imposible no pensar en el día de mañana.

Emails I can't send | Max VerstappenWhere stories live. Discover now