viii. finally, you and me.

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vii. finally, you and me

narrador omnisciente

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narrador omnisciente.

Trazo el pincel mojado por el lienzo dibujando líneas. El suave tacto de este humedecía con sutileza el paño, añadiéndole color.

Pintar la ponía de buen humor. La ayudaba a distraerse de su entorno cada vez que lo necesitaba. Era su actividad favorita y más especial. Su abuela siempre la llevaba de pequeña a recorrer las ferias de arte que se presentaban de vez en cuando en su ciudad. La fémina siempre que arribava a la casa de la más anciana disfrutaba de horas de dibujo en el estudio de Gemma, haciendo garabatos o retratos. Le fascinaba el mundo del arte, la forma en la que podías expresarte mediante un simple cuadro y la forma en la que conseguías plasmar tus sentimientos en un pedazo de tela. Cuando su nana falleció, se aferro más que nunca a esta pasión que había heredado, y decidió nunca soltarla. Era la parte de su abuela que le pertenecía ahora a Luna.

Echo un suspiro y se paso un mechón por detrás de la oreja. Su mirada se encontraba perdida y su entrecejo fruncido. No tenia la más mínima idea de lo que estaba ilustrando ¿Acaso estaba perdiendo su toque?

Sacudió la cabeza intentando dispersar aquellos pensamientos que la atormentaban, no era posible, ¿No? o eso era lo que ella quería creer. La brocha, antes presa de sus manos, cayó al suelo haciendo que el silencio que reinaba el lugar desapareciera.

parpadeó varias veces para luego rechistar — la puta que me pario.

— que boquita, mamita — una risa burlona se hizo presente en el cuarto.

La ojiverde giró su cabeza para ver de quien se trataba, consiguiendo ver a su progenitora con los brazos cruzados mirándola divertida.

— ¿por que tan estresada, mi vida? — continuó.

la fémina se paso una mano por el rostro, cansada — no se ma, no me concentro.

La mayor le dedico una sonrisa.

— no estas pintando por gusto, estas pintando por necesidad.

Luna se miro en el espejo que tenia en frente para cerciorarse de que su madre tenia toda la razón. Desde que Vogrincic se había marchado para el rodaje de su nuevo lanzamiento, la de cabello azabache no había logrado hacer un buen cuadro. Su mente estaba ida.

— lo extrañas hija, y esta bien. el sentimiento es mutuo. si el destino quiere que se vean antes de lo pactado, lo hará. relájate — indico con calma Paula mientras tomaba por los hombros a la joven.

Luna entreabrió su boca pero volvió a cerrarla. No tenia idea de que decir al respecto, ¿su ausencia le hacia tanto daño para consumirla de tal manera?

Decidió encaminarse hacia su habitación para tomar un pedazo de papel y una lapicera. Escribió las siglas E.V en el sobre para luego continuar con su manuscrito.

cartas a la luna, enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora