¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
lu,
Me puse a recordar ese día que fuimos a la playa. Me tomaste por sorpresa al invitarme a pasar un finde en tu casa allá en punta. Al llegar a la bajada donde se apreciaba el mar con tal claridad que rebosaba la naturaleza, recuerdo el persistente brillo en tus ojos. Cuando el balneario se hizo presente te acostaste en la arena para dirigir tu mirada hacia los nenes jugando a la pelota en la orilla; tus hoyuelos aparecieron con frenesí haciéndome probar la amarga ironía del amor.
Quien diría que desde aquel día sabia que no podía escapar de mis sentimientos por vos, solamente llevábamos un año juntos y ya tenia decidido mi destino. ¿Cómo puede ser que algo tan ordinario para nosotros pudiera sentir con tanta predilección?
Ese día aprendí que vos y la playa eran uno, que la arena simbolizaba tus pecas color café y el mar regurgitaba tu amabilidad. Pude conocer cierta parte tuya que no sabia que existía. Eras otro tipo de belleza de la naturaleza que no había sido descubierta, pero aún así algunos pocos conocían.
Cuando me dijiste que de adolescente soñabas tener un amor que te consumiera, uno que te diera su corazón en una bolsa y jamás lo tendrías que devolver, sabia cual seria mi labor, y no pararia hasta lograrlo.