—¿Qué? —dijo Sam en forma sarcástica—. ¿Que te parece evitar el maldito apocalipsis?

—Es mi trabajo, no el tuyo. Los angeles lo dijeron, ¿Recuerdas? ¿Entonces tienes alguna otra excusa fantástica?

No quería seguir escuchando y mejor me fui del lugar. Al subir de nuevo a la sala de estar vi a Dean sentado en el sillón.

—Espera, ¿Que no estabas abajo? —dijo confundida.

—Ehh no, e estado aquí todo el tiempo.

—¿Por que lo preguntas, Astra? —me preguntó Bobby dándome una mirada curiosa.

—Nada olvidenlo, solo me estoy volviendo loca —respondí y me senté al lado de Dean.

—No eres la única —agrego Dean, a mi lado.

—Estamos matandolo —dijo Bobby mientras nos miraba—. Manteniéndolo encerrado ahí, esta estrategia no funciona. Si no recibe lo que necesita y pronto... Sam no va dudar mucho.

—No. No le daré sangre de demonio, no lo haré.

—¿Y si el muere? —le pregunté a Dean.

—Al menos morirá, cómo humano. Daría mi vida por el en un segundo... Pero no dejaré que se haga esto así mismo. No puedo, Astra —Hizo una pausa—. Creo que ya encontré mi límite, no dejaré que mi hermano se vuelva un mounstro.

Sam y Bobby se encontraban dormidos, quise ir a hablar con Sam un rato, no quiero que esté solo tanto tiempo.

Al bajar a sótano y abrir la puerta, Sam ya no estaba.

—¡Sam! —grite y rápidamente subí arriba.

Salí buscarlo afuera, revisamos el estacionamiento y ahí se encontraba tratando de abrir el auto de Dean.

—Malcion Sam—dije mirándolo con preocupación—. Solo tratamos de ayudarte.

El no respondió y solo se hacerco a mi con lágrimas en sus ojos.

—Matame.

—No lo haré, Sam.

—¡Házlo!

—¡No!

Sin previó avisó todo se volvió negro.

Al despertar me encontraba en el sillón de la sala acostada con una toalla en la cabeza.

—¿Que me pasó?

—Te dejo inconciente, niña.

Sentía un fuerte dolor de cabeza y escuché un subido en mi oído, solo pude reaccionar al dolor.

Dean se hacerco a mi y le hice señas indicándole que estaba bien.

—¿Cómo diablos salió? —pregunto Dean a Bobby.

—tal vez lo ayudaron, el búnker está lleno de trampas rotas —repondio Bobby.

—¿Demonios? ¿Ruby? —pregunté.

—Eso diría yo.

Maldita perra —dijimos Dean y yo.

—¿Cómo tocó siquiera la puerta?

—¿Crees que ella tenga el hechizo? —pregunto Bobby hacia Dean.

—No lo creía.

—¿Qué diferencia hay? Cómo salió no es tan importante como a dónde se fue.

—Si, yo te diré algo. En este punto, espero que esté con Ruby —se levanto Dean.

—¿Por qué?

• 𝑵𝒆𝒆𝒅 𝑩𝒂𝒄𝒌 𝑯𝒐𝒎𝒆 • Spn › TvdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora