La Espada Mortal (Tn x Harem Kny)

capítulo 13 parte 2

No sabes si es la traición o el veneno que corre por tus venas pero uno de estos te causa un enorme dolor en el pecho, sientes como si se te hundiera y aplastara tus pulmones. Te cuesta respirar y estás inmóvil pensando en el porque, la razón de toda esta matanza y porque ella tiene que estar en todo esto.
Después de tanto tiempo juntos ¿como es que no veías venir esto?
Tu cabeza se apaga mientras que tu cuerpo lucha por mantenerse en pie.

Lady mariposa: Bueno, pequeño cachorro ¿Bailamos?

Por intinto tu cuerpo se prepara para pelear sin necesidad de que lo pienses, consciente o no, algo en ti te obliga a mantenerte firme pese a tu dolor.
Inhalas el humo de la habitación y vuelves a despertar.

Tn: Por supuesto señorita.

La anciana kunoichi comienza a lanzar sus shurikens con forma de alfiler directo hacia Kuro y Lobo, la mayoría son desviados por tu katana y el resto terminan entrandose en tu piel.
Ella sabe muy bien que antepones el bien de los demás antes que el tuyo y no duda en sacar provecho de eso.

Afortunadamente Lobo no tarde en salir de la vivienda con el amo, quitandole esa ventaja a la anciana.
Ella nuevamente lanza sus armas pero esta vez consigues desviarlas todas, aprovecha esto para moverse en zigzag y cortar la distancia entre ambos para hacer un barrido y derribarte
Antes de eso posicionas tu katana al lado de tu pierna en el momento exacto en que ella lanza su patada, haciendo que la hoja se clave en la pierna de la kunoichi.
Sin inmutarse usa su pierna ilesa y da una patada al suelo y toma distancia para lanzar cientos de shurikens a las paredes.
Sabes lo que significa intentas correr hacia ella pero antes de dar un paso, tus piernas se paralizan, sientes como si tus músculos se estuvieran contrayendo o acalambrando dejándote casi paralizado.

Viendo una oportunidad de oro Lady mariposa salta a unos cuantos metros del suelo y se queda suspendida en el aire mientras te lanza sus armas.

Te ves obligada a flexionar el abdomen y abrazar tus rodillas para solo dejar expuesta la espalda y así evitar el mayor daño.
Varios shurikens se clavan en tu espalda mientras golpeas tu piernas para que reaccionen.

Cuando finalmente sientes como la sangre vuelve a circular por tus piernas tomas tu katana y de un rápido corte haces que la lluvia de shurikens se detenga.

Observas como la kunoichi aún está en el aire y salta sobre este como si estuviera volando aunque tu sabes la verdad.
Los shurikens que lanzó a las paredes estaban todas unidas entre si con un hilo extremadamente fino haciendo que sea imposible verlos a menos que tengas una visión como la de ella.
Estas en desventaja en el suelo, debes luchar en el aire igual que ella.

Guardas tu katana y desenrollas el kusarigama de tu cintura y comienzas a girarla rápidamente alrededor tuyo para que gane velocidad y lanzas la cadena, silbó en el aire mientras serpenteaba hacia ella, obligándola a cambiar rápidamente de rumbo en pleno vuelo para evitar ser golpeada.
Usas el otro extremo del arma solo para que ella lo vuelva a esquivar.
Sin darse cuenta que ambos extremos se habían enrollado a dos columnas posicionadas en paralelo y ella estaba en medio de estos.
Cuando la kunoichi se percató del plan ya era tarde, intento ir directo hacia ti pero moviendo en direcciones opuestas tus brazos hiciste que las cadenas se cruzaran en forma de X evitando que rompa la distancia.
Jalas con fuerza las cadenas y a medida que lo haces escuchas el crujido y el fuego intensificarse de las columnas que no tardan en ceder por la fuerza ejercida y caen sobre la traidora.

El impacto de las columnas sobre el suelo hizo retumbar todo el lugar y levantó una enorme nube de cenizas.
Este golpe avivó las llamas que te rodeaban y en consecuencia el aire disminuyera.

Era una clara señal de que tenias que irte y lo hubieras echo si no estuvieras nuevamente en el suelo, ahora no solo tus piernas volvían a fallar si no que también tus brazos, no sentías tu columna, tus brazos pesaban como si fueran de piedra y para empeorar la situación el aire comenzaba a escasear en tu pulmones.
Parecía como si tu pecho se hubiera cerrado, el aire apenas pasaba por tu boca y el humo solo lo enpeoraba.