7. Ibiza o FORMENTERA

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El sonido trepidante de Allegro Barbaro inunda el salón y me dejo envolver en una atmósfera sombría, creada en gran medida por el uso de armonías obscuras y escalas pentatónicas que me obligan a seguir un movimiento rápido y relajante.

Me gusta interpretar la pieza pensando en la libertad y la naturaleza de la vida. Opto por quitarle el toque agresivo y disfrutar del lírico y del enérgico. Sin embargo, el pensamiento de todo el sufrimiento de la vida me ataca de repente, y siento que toco la melodía de forma distinta.

–Muchas gracias –sonrío tras alargar las últimas dos notas.

Entre los aplausos sobresalen los flashes de las cámaras, y esta vez no enfocan a la familia de mi amiga, me enfocan a mí. Sonrío a medias cuando mi representante me da un golpecito en el hombro antes de hacerse a un lado. Odio las fotos, así que con disimulo me doy la vuelta para salir por el otro lado.

Algunos invitados me interceptan en el camino para felicitarme por la interpretación. No estoy acostumbrada, sin embargo, intento ser amable y les muestro todo mi agradecimiento. Necesito que la atención vuelva a los anfitriones, porque mi homenaje ya pasó.

–Te adoro, hadita –isa me frena para abrazarme–. Muchas, muchas gracias.

–No es nada. Más bien, ¡felicidades!

–Todavía no voy a tomar la dirección –me susurra.

–Pero tu abuelo en el discurso dijo que...

–Mamá me apoya y es lo importante. No estoy preparada, necesito un poco más de tiempo.

–Por tu discurso yo pensé que te ibas a dar una oportunidad –la sigo hacia la barra..

–Eso es lo que quiero que crea todo el mundo. Al final no es del todo mentira, algún día me tendré que hacer cargo y mientras tanto estoy ayudando con los catálogos ¿los viste ya?

–Sales hermosa.

–Dos margaritas, por favor –pide apoyándose ligeramente en la barra.

–Una, yo no...

–vamos, Sof. Solo una, por mí –me anima ella.

–Por ti –concedo–. Sabes que te voy a apoyar en lo que decidas. Solo quiero que seas feliz.

–Por eso te adoro. La pieza estuvo muy bonita.

–Si me hubieras avisado con más tiempo hubiese elegido una más larga.

–¡Pero esa ha estado perfecta! a mi abuelo y a mi madre les ha encantado. Pero a mí más, ya sabes que soy tu fan número dos.

–Gracias –el encargado pone las copas sobre la mesa–. ¿Número dos?

–Quizá número tres. Greta es la número uno.

–Mi fan número dos, entonces.

–A lo mejor hasta me quiten ese puesto –me guiña el ojo.

–Isa...

–¿Isa qué? las cosas como son. Se están enamorando.

Me sonrojo y sonrío. Poco a poco estoy asimilando la idea de estarme enamorando, y aunque a mi parte racional por alguna razón no le gusta, a mi corazón le hace feliz. Se me llena el pecho de solo pensar en la idea de que él sienta esas mismas mariposas que me invaden al escuchar su voz, esa necesidad de verlo otra vez.

–Desde luego creo que yo sí –concedo en un susurro.

–Tú Sí. Cuando te hablo de él sonríes como nunca antes, tus ojos se iluminan y te siento diferente –choca mi copa con la suya–. Y él también.

Fuera de JuegoWhere stories live. Discover now