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Los padres de Jimin entraron al camerino para abrazar y elogiar a su hijo, a pesar de que Ji-eun no era muy partidaria de la vocación de su hijo, pero aun así ahí estaba, abrazando a su pequeño ya no tan pequeño.

— Eso fue fantástico cielo— su padre lo abrazo con fuerza, se sentía tan orgulloso de su hijo, siempre creyó en él, siempre supo que Jimin estaba escogiendo lo correcto al irse por la danza.

— Gracias papá, muchas gracias.

— ¡Bueno, bueno! ¿Quién fue?— la mujer tomo el gran ramo de girasoles y miró a Jimin con una sonrisa.

— Ehm, bueno, alguien…

— ¿Alguien?

— Ji-eun respeta la privacidad de nuestro hijo— la mujer asintió borrando su sonrisa y dejo el ramo en la silla nuevamente, su mirada recorría el camerino, había un olor conocido en cierto lugar.

Jimin no podía estar más nervioso por eso y su padre lo notó.

— Hmm bueno ¿Por qué no celebramos está noche? Ese gran acto es motivo para celebrar.

— En realidad yo…queria hacerlo con Taehyung así que… Lo siento papá.

— ¡Ay no te preocupes! ¿Tu IU estás ocupada está noche?

La mujer negó y se encogió de hombros.

— Entonces sería bueno reanudar esa partida de UNO que dejamos a medias hace años, está vez te ganaré tramposa.

— ¡Oh! ¿Eso crees? Bien, acepto el desafío.

Ambos sumergidos en su propia burbuja, mientras Jimin los veía con una sonrisa, cuánto daría por qué volvieran a ser una familia.

Pero sabía que eso no sucedería.

Entonces con los planes y después de haberle pedido ayuda a Taehyung por si acaso, cosa que le costó porqué su amigo se negaba a ser parte de su plan, al final no hay nada que una buena negociación no arregle.

Así que empacó una pequeña mochila, junto a su cámara y se despidió de sus padres.

Tendría una excelente noche, de eso no había duda.

Al llegar a dicho departamento fue recibido con una sonrisa de parte del mayor, quien lo abrazo quitando la mochila de su hombro para cargarlo y comérselo a besos.

— Hmm, oye déjame respirar.

Jungkook rió y alejó su boca de la de su pequeño para llevarlo al sofá.

— ¿Tienes hambre? Te hice una cena deliciosa.

Jimin asintió y se dejó consentir por el mayor, porque le encantaba dejarse hacer por él, era tan satisfactorio.

Lo que Jimin no sabía era que Jungkook tenía unos planes bastante peculiares y por eso estaba consintiéndolo tanto.

No fue hasta que la noche se volvió aún más densa y el alcohol que ambos estaban consumiendo los embriagó un poco, que los planes salieron a relucir.

— Te tengo un regalo— Jimin miró al mayor, este se levantó del sofá y fue a su habitación buscando un pequeño empaque negro.

Jimin dejó la copa en la pequeña mesa de noche y tomó el empaque en sus manos con una sonrisa.

— ¿Qué es?

— Ábrelo

Jimin lo hizo, con una sonrisa en su rostro abrió el empaque encontrando algo que lo dejo sin aliento.

Unas medias negras adornadas con lazos brillantes al costado, unos guantes negros largos tam suaves adornados con los mismos lazos y un antifaz bastante elegante que combinaba con las prendas que el mayor le había dado.