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Los nervios se apoderaban de Jimin, mientras se veía en el espejo del tocador su pierna temblaba levemente en señal de puro pánico.

Su labial fue retocado y su cabello peinado en forma de libro con diamantitos decorándolo.

Por fin el día del evento había llegado, Jimin era uno de los mejores en la academia, siempre era elogiado por sus pasos delicados o la profunda pasión que transmitía en cada coreografía.

Su padre siempre tuvo la razón cuando instantes atrás le dijo:

Estás hecho para esto, eres talentoso y valioso hijo”

Su padre siempre creyó en él, siempre lo apoyo e incluso le pagaba la academia porque sabía que valdría absolutamente la pena, aunque Jimin creyera que lo había decepcionado.

A diferencia de su madre, que no apoyaba del todo la vocación de Jimin y consideraba que era mejor para otras cosas, aun así lo acompañaba y le daba ánimos.

El teléfono se encendió mostrando aquel mensaje que necesitaba para sentirse mejor.

Jungkookie.

Estaré viéndote mi amor, sé que lo harás magnífico, eres magnífico”

A pesar del gran susto que se había llevado por las palabras que su madre le había dicho en la noche, después el ambiente había cambiado y los tres habían pasado una velada entre risas y viejos recuerdos de cuando era tan solo un bebé.

Sintió alivio, por un momento pensó que su madre había sospechado algo, pero claramente no tenía razones para hacerlo, Jimin era cauteloso o al menos eso creía.

— Park Jimin sales en cinco...

El momento había llegado, era su momento de brillar y mostrar que estaba hecho para esto, era el momento de que Park Jimin hiciera lo que le apasionaba y se adueñara de ese escenario.

Respiró profundo y caminó hacia el escenario, justo detrás del telón las luces bajaron y los reflectores se concentraron en el medio del escenario, el telón subió y Jimin inhaló hondo, pensó  que estaba solo él y que no habían muchísimas personas mirándolo, la música empezó a fluir y con ella los delicados pasos de Park Jimin, en una danza magistral y perfecta, sus pies se movían como si bailará en el aire, sus manos hacían poses perfectas moviéndose al compás de las ondas sónicas y su cara transmitía lo que su baile debía transmitir.

Se sentía en la gloria, su cuerpo estaba liviano al igual que su cálido corazón y cuando pensó que nada podía ser más perfecto, lo miró.

Miró esos ojos profundos y brillantes junto a una sonrisa que solo transmitía adoración, porque el mayor estaba fascinado por ese pequeño que se movía como un ángel, dando vueltas perfectas y estirando sus piernas perfectamente.

No había errores.

No había equivocaciones.

Ambos se sonrieron y con la emoción a mil Jimin dió ese salto que tanto le atemorizaba hacer porque nunca le salía bien y culpaba a su peso de lo mismo.

Salto que fue tan impresionante, que al terminar la coreografía las personas se levantaron con exclamaciones aplaudiendo el gran acto que había hecho.

El mayor se levantó y empezó a aplaudir con emoción, jamás había visto algo igual, definitivamente Jimin era alguien que robaba el aliento.

Después de una reverencia, el menor se retiró del escenario y fue hacia el camerino indicado, sus compañeros lo felicitaban y sus profesores expresaban su orgullo por la gran actuación que había hecho.

Jimin se miró al espejo y sonrió, por primera vez se sentía orgulloso de sí mismo, esa mirada tan expectante y hermosa que le había dado Jungkook le había demostrado una cosa.

Él lo había hecho bien.

Y eso era suficiente.

La puerta de su camerino fue tocada, quizás era un compañero o alguien queriendo felicitarlo, pero para su sorpresa lo primero que vio al abrir fue un gran ramo de girasoles que cubría la cara de quién lo traía.

Sus ojitos se abrieron con sorpresa y con emoción tomó el ramo saltando de felicidad, para luego mirar quien lo había traído.

Su Jungkookie.

Tomó la mano del mayor y lo guío al interior de su camerino cerrando la puerta.

— Estuviste fantástico nene— le dió un cálido beso en la mejilla que hizo reír a Jimin con vergüenza.

— Gracias por venir, gracias por esto, es tan hermoso…

— Tú lo mereces todo Jiminssi.

El menor sonrió dejando con cuidado el ramo en la silla giratoria y se volteó enrollando sus brazos en el cuello del mayor

— Dame un besito— Jungkook muy lejos de no querer complacer a su pequeño, le dio un beso, uno lento, pero cargado de tantas emociones que termino por sacarle un suspiro a ambos— Me encantan tus besitos Jungkookie.

— ¿Ah sí?

— Si.

El mayor bajo sus manos de las caderas de Jimin a su trasero y lo apretó con fuerza.

— Quiero que pasemos está noche juntos, quiero que hagamos algo.

— ¿Algo?

— Dile a tus padres que te quedarás con tu amigo para celebrar, y te esperaré en mi departamento— se acercó al oído del menor— Llevas la cámara.

Oh por Dios…

Jimin tragó grueso y asintió.

— Entonces disfruta con tus padres, prepare todo para esta noche.

— Está bien— ambos se fundieron en un último beso antes de separarse.

— Te veo esta noche bebé.

— Te veo esta noche Jungkookie.

No hacía falta nada más, las palabras sobraban cuando ambos se miraban con tanta pasión desbordante.

Mientras, por otro lado, los padres de Jimin lo buscaban a pesar de los chicos en el camino, divisaron el camerino a lo lejos con una sonrisa, pero para su sorpresa un chico había salido de él

Estaba vestido con unos pantalones negros pegado a su cuerpo y una chaqueta negra de cuero junto a una gorra.

Ji-eun podía jurar que ese era Jungkook, pero no tenía sentido ¿Qué haría Jungkook aquí? Era absurdo.

Mientras Jihyun miro la escena y tragó grueso, él sabía perfectamente quién era…









Mientras Jihyun miro la escena y tragó grueso, él sabía perfectamente quién era…

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