El dolor punzante en mi cabeza comienza a volverse insoportable. Aprieto los párpados por un par de segundos antes de tomar una inhalación y tratar de concentrarme en los documentos que tengo al frente. Es tarde, y debería irme a casa pero dado que no tengo absolutamente nada más que hacer, prefiero pasar el tiempo haciendo algo productivo.
La mayoría de los empleados se han ido, así que los pasillos son silenciosos, me siento aliviado de no tener a gente entrando y saliendo de la oficina, me he acostumbrado a la soledad, he aprendido que no hay nada más reconfortante que el silencio.
El mundo ya es un caos total que tener unos minutos de silencio es casi como la gloria.
Sin embargo, eso no dura demasiado porque un par de toques en la puerta interrumpen mi momento tranquilo.
Mi secretaria entra, asomando la cabeza lentamente.
—Señor Beckham —se desliza al interior —hay alguien interesado en hablar con usted.
Miro la hora en mi reloj.
¿Quién viene a casi las diez de la noche para una reunión?
—No tengo tiempo ahora, dile que vuelva mañana —ordeno — y que saque cita.
—Se lo he dicho, pero insiste en que es importante.
Suspiro.
—¿Te dejó su nombre?
—No quiso dar información, dijo que era importante hablar con usted —frunzo el ceño —tengo la impresión de que no se marchará hasta conseguirlo.
Cierro la carpeta y me echo hacia atrás.
—Bien, dile que pase.
Ella asiente, el sonido de sus tacones se escucha mientras se aleja por el pasillo. El silencio vuelve a caer sobre mí y me ocupo en apartar las carpetas para hacer espacio en el escritorio, no quiero que quien sea que venga miré todo el desorden.
Los pasos vuelven a escucharse por el pasillo, esta vez más firmes y pesados lo que me deja saber que quien me busca ha llegado, permanezco con la atención puesta en la puerta y un par de segundos después, alguien entra.
Pero no es ningún desconocido.
No. Conozco bien al hombre que ingresa con paso firme y una sonrisa en los labios.
—Hola, Kyle.
La ira estalla en mi cuerpo, reacciono rápido y casi por instinto tomando el arma que está debajo del escritorio esperando a ser usada en momentos como este, él no se inmuta cuando lo apunto con el arma, mi corazón late con ira mientras mis ojos observan al mal nacido de Benjamín Anderson plantarse frente a mí.
Los recuerdos vuelven a mí de forma instantánea, reproduciéndose en mi memoria como si hubiese sucedido ayer.
Los cuerpos cayendo, la sangre, el funeral de mi familia. Aprieto la mandíbula tan fuerte que mis dientes comienzan a doler, pero incluso el dolor, funciona como un distractor para no ceder ante el impulso que tengo de apretar el gatillo sin medir las consecuencias.
—No has cambiado nada —dice dando un paso más
—¿Qué mierda haces aquí? Si no quieres morir será mejor que te vayas, Benjamín —amenazo.
—He venido en son de paz, Kyle.
Sonrío.
—Lástima que yo no quiera recibirte de la misma manera. Largo de mi empresa ahora.
—Ha pasado tiempo, ciertamente —dice ignorando mis palabras, le da una rápida mirada a la oficina y considero lo que pasaría si decidiera apretar el gatillo justo ahora. —Eres tan exitoso como tu padre.
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Lazos Tentadores
RomanceLibro 1 "Bilogía tentación" Se supone que las bodas son un momento especial, el más esperado por la mayoría de las personas, ¿no es verdad? Se supone que eliges a esa persona para pasar el resto de tu vida, que es para siempre. Pero, ¿qué ocurre c...