escapism.

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a little context if you care to listen.

Un grito se escuchó en el garage de Mercedes, causando que el piloto número 44 remueva sus audífonos, girando su cabeza hacía la fuente del sonido. Allí se encontraba George, su compañero de equipo, observando una de las pantallas con una mano sobre su boca y sus ojos abiertos de par en par.

—George, ¿estás bien? —Lewis lo observó, como si tuviera miedo de que al otro le diera un ataque al corazón en cualquier momento.

El británico despegó su vista por un segundo, conectando sus ojos llenos de lágrimas con los de Lewis. Entre tartamudeos, soltó unas palabras que confundieron incluso más al otro chico.

—¡Vic! ¡Vic está aquí! Oh, dios mío. ¡Lewis!

El nombrado se acercó, observando la misma pantalla que había capturado a su compañero de equipo. La misma mostraba a una castaña que saludaba a la cámara con una sonrisa amable. Lewis creyó que George la había mencionado un par de veces (o unas cuantas).

—¿Es la chica esa que canta? ¿Victorie, no?

—¡¿Esa?! Es Vic, Lewis. Es, dios mío.... es la mejor artista que existe —hablaba amontonando las palabras en oraciones desprolijas, volviendo a mirar la pantalla, como si tuviera que asegurarse que era realmente ella.

—Bueno, George. Respira, no creo que quieras que... Vic te encuentre en este estado.

—Oh no. No, no, no. No pienso hablar con ella. Imposible.

El moreno soltó un suspiro, tratando con todas sus fuerzas de no soltar una risa. —¿Por qué no? Obviamente la adoras. Vamos, yo te acompaño.

—¡¿Estás loco, Hamilton?! Lewis, ¿siquiera tienes idea de en qué garage está? Sería como meternos a la jaula de los leones.

Sólo en ese momento el otro desvió su mirada hacia las pantallas, con suma atención.

Tenía que ser una maldita broma. ¿Por qué Mercedes no solía invitar gente? ¿Por qué tenía que ir hasta el garage de Red Bull? Honestamente, se hubiera metido hasta dentro del garage de Haas, pero, Dios, no.

—¿Lewis? —lo llamó George, con inseguridad. Él suspiró.

—Vamos, antes de que me arrepienta.

Tratando de ignorar el desagrado que le provocaba esa zona del paddock, Lewis tomó el brazo de George, arrastrándolo hacía donde la chica se encontraba, ignorando sus quejas. No iba a ponerse por encima de la emoción del menor por conocer a Vic. Podría soportar cinco segundos ahí parado... al menos eso esperaba.

—¡Lewis, no! —insistió George una vez más y él lo ignoró deliberadamente. Con la cantidad de nervios que tenía encima el chico, Lewis hubiera creído que tenía diez años menos—. Volvamos al garage, en serio.

—Ya estamos aquí, no vas a desperdiciar la oportunidad —apenas lo miró por sobre su hombro—. Y no recorrí todo hasta aquí para que ahora quieras volver.

El garage de Red Bull se veía cada vez más cercano a ellos.

—Pero...

Vic se giró al escuchar susurros que, obviamente, eran de todo menos eso. Max, quién se encontraba hablando con la cantante, rodó los ojos al ver a los dos pilotos de Mercedes acercarse y dio un par de pasos hacia atrás, aparentando querer pasar la menor cantidad de tiempo posible junto a ellos.

fantasize | lewis hamiltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora