•| MENS WORLD |•

Depuis le début
                                        

Realmente estaba congelada, mi cara en esos momentos era un completo poema sin decidirse por cuál emoción expresar.

Quería reír por tan repentina acción, quería gritarle por ser tan imprudente y al mismo tiempo quería salir corriendo de ahí por la vergüenza que había puesto en mis hombros.

— Y sabes bien que si uno de estos malditos intenta tocarte. — Chocó sus manos frente a mi. — Le entierras un cuchillo en la garganta.

— ¿De dónde sacaste que Chang Young y yo...? — Devolví el preservativo con un pequeño lanzamiento. — Eres un idiota.

Seo Jin tomó uno de los bolsillos de mi arnés y lo volvió a depositar; ambos nos levantamos para retarnos frente a frente lo cual era patético pues el sujeto era demasiado alto para mi.

— Los dos son atractivos — Se encogió de hombros. — Puede pasar. Un día me lo agradecerás.

Era un completo idiota, podía hacer muchas cosas cuestionables pero está realmente había sobrepasado los límites que creí que tenía.

Mi vergüenza era tan notoria en mi rostro completamente rojo que decidí salir de aquel lugar cuanto antes sin siquiera terminar mi plato de comida.

Camine por unos prolongados tiempos por los túneles que al principio me aterrorizaban, pero que ahora no eran más que simples caminos para despejar la mente.

El silencio reinaba dentro de ellos y en ocasiones lo único que se podía escuchar era el trotar de las ratas o la humedad filtrándose por las paredes corroídas, algo para nada agradable pero con lo que había aprendido a vivir.

— ¿Vagando sola? — La silueta de aquel hombre sentado en el piso me tomó por sorpresa.

— Creí que estaba dando misa, padre. — El sarcasmo emanó de mi boca con fluidez.

El sujeto de cabellos largos me miró desde la distancia y con un gesto me invitó a tomar asiento a su lado; no éramos amigos, pero si una distracción mutua del mundo real.

— ¿Por qué no estás con los soldados? — La respuesta era simple y vergonzosa, pero no quería andar por ahí contándole a todo el mundo lo que Seo Jin había hecho.

— Quería un poco de tiempo para mi.

— ¿Quieres confesarte? — Reí, tal vez hablar un poco con él no me haría daño.

Después de todo era como un buzón de secretos, podías depositar información con la seguridad de que jamás la revelaría a nadie.

— Creo que por esta ocasión no hay nada que confesar, ya no he golpeado a nadie. — Los dos nos miramos. — Ni amenazado. Bueno, en realidad si lo hice.

— ¿A quién amenazaste?

— A la hija de la jefa Ji, puse un arma en su mandíbula. Se que no estuvo bien. — Peter sonrió y negó.  Saco un cigarrillo y lo encendió.

— Todos allá afuera dicen cosas muy malas de ti, dicen que eres una asesina a sangre fría. — El humo danzo frente a nosotros. — Y el niño, con el que llegaste. Ha dicho en varias ocasiones que nadie debe meterse contigo porque hay alguien que podría matarlos a todos en un instante.

¿Y si ya no era así? Esa pregunta apretujó mi corazón y aguado mis ojos.

— Y no creo que hable de alguno de tus militares.

— ¿Qué tan bueno eres guardando secretos, padre Peter? — El hombre llevó una de sus manos a su pecho.

— Te doy mi palabra, nada saldrá de mi boca y te ayudaré a curar tus penas. — Peter realmente me dejaba muy amplio el espectro de duda sobre aquella devoción que profesaba.

— Su nombre es Hyun Su — Jugué con mis nudillos por el nerviosismo que me causaba hablar de él. — Es un semimonstruo, pero él es diferente a los demás. Jamás lastimaría a alguien y estoy segura de ello porque jamás lo hizo en todo el tiempo que estuvimos juntos.

Peter estaba un tanto asombrado, tal vez acababa de llegar a campos de información que jamás había imaginado.

— El lugar donde vivíamos fue destruido por el ejército y se llevaron a Hyun Su para experimentar con él. — No pensaba tocar tantos detalles con un desconocido, pero de alguna manera hablar de todo eso me ayudaba un poco. — Hasta hace unos días creía que estaba muerto, me uní a los militares porque sabía que era la única manera de salir de aquí para buscarlo.

— Y es aquí en donde viene el problema ¿cierto? — A esas alturas ya no podía mirar a Peter sin temer que notara lo rojizo de mis ojos.

— Durante todo un año busqué en todos lados una señal. — Mis labios comenzaban a curvear las comisuras. — Pero parece que no quiere que lo encuentre, al menos no quiere que sea yo. Y Eun Yoo sabe algo, ella viene del mismo lugar donde Hyun Su y yo vivíamos así que es posible que ambos tengan contacto.

— ¿Estás segura de eso o es un sospecha?

— Me gustaría decir que estoy segura, pero no lo sé. Y me lastima mucho creer que él la ha estado buscando todo este tiempo a ella y no a mi.

Peter guardo silencio, se incorporó y me ofreció una mano para ayudarme a levantar; actuaba como si tuviera justo en la punta de la lengua la respuesta a todo esto.

Me guió por el túnel y justo antes de llegar al final de este, giró sobre sus talones y me miró.

— A veces solo tienes que callar y mirar a tu alrededor para saber lo que pasa. Ese es mi trabajo aquí. — Tomó mi mentón y lo dirigió hacia dos figuras que estaban al final del túnel. — Síguela y contesta tus dudas. La chica va y viene todos los días porque sigue caminos que le dejan allá afuera con listones rojos.

La adrenalina subió por mi cuerpo, las lágrimas desaparecieron y en su lugar una ola de impotencia se clavó en mi pecho.

Estaba decidida, seguiría a Eun Yoo hasta dar con Hyun Su costara lo que costara; no me importaba dejar de lado a los militares y al sargento Kim, lo único que quería era a ese chico.

Tal vez mi antigua yo se hubiera acobardado y resignado a olvidarlo, pero ya no.

Buscaría la manera de traer de vuelta a Hyun Su

Is not a fairy tale  •| Hyun Su |•Où les histoires vivent. Découvrez maintenant