El callejón (2)

5.1K 337 19
                                    

Pasaron tres semanas desde que Samuel había llegado a la universidad. En las clases de comunicación audiovisual había conocido a Luzu y Rubén y se habían hecho muy buenos amigos, también era muy amigo de Álvaro y la convivencia entre ellos era muy buena ya que Álvaro también era un maniático del orden y la limpieza. Samuel sentía que no le podía ir mejor.

Se despertó por el sonido de Álvaro duchándose en el cuarto de baño y comenzó a vestirse, era viernes, así que después de clases había quedado para ir al centro de Madrid con Rubén.
Cogió su mochila y se dirigió a la universidad sin ni si quiera desayunar, por lo que tuvo hambre durante todo el día.
Después de clases salió a la entrada y esperó a Rubén.
- Eh! Samuel! Aquí!- Escuchó que alguien gritaba por detrás, conocía esa voz.
- Rubén! Por fin. Te estaba esperando. ¿Dónde quieres ir?
- Pues la verdad, a parte del trabajo de periodismo que tenemos que hacer no tengo demasiadas cosas, así que podemos estar mucho rato.
- ¿Vamos a casa de Luzu? - No tenía mucho que hacer así que pensó que sería buena idea, ya que Álvaro se había ido a pasar la tarde con su familia y Luzu no vivía en la residencia.
- Vamos entonces.
Fueron calle abajo hacia donde se encontraba la casa de Luzu, Samuel no conocía muy bien la ciudad, pero Rubén estaba muy seguro de por dónde ir, así que se limitó a seguirle. Las calles de Madrid eran amplias y había mucho tráfico, por eso fueron andando.
De repente Rubén dobló una esquina para adentrarse en un callejón por el que difícilmente cabían dos personas una al lado de otra, al fondo había como una plaza de pequeño tamaño donde estaba situada una cafetería y Samuel la observó detenidamente, puede que esto fuera la causa por la que no vio cómo alguien se acercaba estrepitosamente hacia él.
Samuel sintió cómo algo o alguien chocaba contra su pecho, tirándole al suelo. Su cabeza dio en el asfalto dejándole inconsciente. Lo último que pudo ver fue a Rubén perdiendo los nervios contra un chico de ojos rasgados que no pudo ver muy bien antes de desmayarse por completo...
----------------------------------------
Aquella mañana Guillermo se había despertado con muy buen ánimo, se levantó de la cama y fue a la cocina, donde ya estaba su madre preparando el desayuno.
- Buenos días Guille ¿Qué tal has dormido? - Su madre y su hermanita Carol eran las únicas personas que le llamaban Guille, los demás le decían Guillermo o Willy, como sus amigos.
- Bien, creo que ya va siendo hora de que vaya a trabajar.
- ¿No vas a desayunar?
- No tengo hambre, gracias mamá.
Guillermo se apresuró a vestirse en condiciones para ir al trabajo. Trabajaba en una cafetería para ahorrar dinero para poder ir a la universidad que el siempre había soñado con ir, pero no le dieron la beca, así que tenía que ahorrar para poder entrar.
Entonces sintió que algo vibraba en su bolsillo, alguien le estaba llamando.
- ¿Si?
- ¡Iyo Willy! ¡Cuánto tiempoh!- Sólo por el acento ya sabía quién era. Era su primo, Mangel.
- ¡Mangel! ¿Qué tal?
- Mú bien. Willy, adivina donde ehtoy.
- ¿Estás en Madrid?
- ¡Bingo! He venido a pasar unos meses.
- ¡Eso es genial! ¿Te parece si quedamos hoy cuando salga del trabajo?
- Quedamoh en la plaza del centro ¿A qué hora?
- Salgo de trabajar a las cuatro. Quedamos a las cuatro y media.
- Valeh te ehpero. Adió primo.
- Adióh.- Dijo Guillermo imitando su divertido acento.
Colgó el teléfono y se dirigió a la cafetería que estaba en un callejón muy cercano a su casa. No era una cafetería muy popular por el sitio en el que se encontraba.

Se tuvo que quedar más tiempo del esperado porque aquel día, sorprendentemente había mucha gente (para nada normal en un sitio como este) y en vez de salir a las cuatro salió a las cuatro y veinte. Salió de la cafetería y corrió por el callejón, si no corría llegaría tarde, no podía esperar el ver a Mangel, llevaba mucho tiempo sin verle.
Sin darse cuenta sintió que se estrellaba contra una persona que iba andando por el callejón pero que él no había visto. Intentó agarrarle del brazo para que no cayera al suelo, pero fue en vano. Vio cómo el robusto chico caía al suelo, golpeándose la cabeza.
- ¿SE PUEDE SABER QUE COJONES HACES? - Gritó el amigo que estaba al lado suya. Era bastante más alto que él.
- Lo si-siento, yo, yo no quería... No le ví.
- ¡Está inconsciente! ¡Llama a una ambulancia o algo rápido!

*******************************
:0 salseoooo. Espero que os esté gustando. Intentaré actualizarla lo más rápido posible :)

La mejor casualidad - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora