—Es temprano para que te vayas, ni siquiera dormiste—me recrimina Atheus.

—No importa, quiero tener todo listo antes de la ceremonia—me dirijo hacia él para quitársela y finjo que su peso no es demasiado. Ha crecido a pasos agigantados este último tiempo—. La llevaré con su nodriza, ya debe tener hambre.

—La guardia...

—Estará conmigo. Tengo que comenzar a prepararme para el evento y ella también—dejo un beso casto en sus labios y me alejo—. Duerme un poco antes de comenzar tú.

—Es temprano—repite tenso.

—Es importante, Atheus—lo regaño—. Nada puede salir mal hoy.

Tardamos meses en arreglar la disputa con el templo antes de que cedieran a reconocer a Arya como heredera al trono. Hoy es el día y las implicaciones sobre ello aún me asustan. No quiero trasmitirle mis preocupaciones, así que me despido lo más rápido posible para encontrar a mis damas de compañía. Ya han preparado una bañera caliente con agua de rosas y discuten sobre la elección de accesorios para mi vestido. Me desconecto de la conversación, dejándome manejar a voluntad mientras me pierdo en mis pensamientos.

Tuvimos largas discusiones con Atheus en el transcurso de estos meses, sin saber exactamente cómo abordar las intenciones expresadas por su tío. Ninguno quería ceder, pero las opciones comenzaban a volverse escasas con el desastre que se orquestaba afuera tras la desaparición de Galea. Aún ahora necesitamos el apoyo del ducado y la solidificación de la unión entre nuestras casas es claramente beneficiosa.

No me agrada, no creo que nunca lo haga. El mismo poder que ahora utiliza para apoyar el reconocimiento de mi hija es el mismo que puede emplear mañana para intentar desplazarla. Él quiere a su sangre directa en el trono después de todo, eso no es una sorpresa, y no soy lo suficientemente ingenua como para no darme cuenta de que este problema se extenderá a cualquier posible compromiso que involucre a Arya.

Pero ahora, necesitamos presentarla en sociedad como la primogénita de Atheus, y para que eso suceda sin mayores contratiempos, hemos llegado al acuerdo con el ducado Fanlot de perdonar "nuestras mutuas faltas" y esperar un próspero acercamiento entre ambos niños para el futuro.

Es todo caso, no hay nada que pueda obligarla a estar atada a alguien que no quiera, no aún al menos. Solo queda esperar y contemplar como se desarrolla el panorama a su alrededor con respecto a su aceptación siendo la primera princesa heredera de Rybelius.

—... ¿Qué opina, majestad?

Levanto la mirada, todas esperan expectantes mi aprobación sobre el atuendo. Asiento distraídamente y salgo del agua ya tibia para rodear mi cuerpo con una toalla. Ellas comienzan a trabajar en mi cabello mientras prueban algunas mascarillas faciales en mí y traen los otros trajes. Acercan un pequeño vestido exhibido sobre un cojín rojo, la tela blanca es idéntica a la del mío y cuenta con la misma elaboración de hilos de oro, con los bordados llenos de incrustaciones de diamantes. Otra criada acerca una caja de cuero, con el collar que Atheus me confió durante mi embarazo. El rubí rojo perteneciente a una de las tantas piedras preciosas que decoran la corona brilla majestuosamente a la luz del día, esperando volver a ser utilizado después de casi treinta años.

—Pensamos en ponérselo antes de la ceremonia, para que no se ensucie.

Miro hacia mi hija en el regazo de su nodriza, ya la han alimentado y ahora luchan por colocarle un moño en sus cortos rizos.

—Buena idea. ¿Qué hay del traje del rey?

—Solo faltan algunos ajustes a sus medidas, ha perdido peso.

La redención del reyOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz