-Comandante, ¿Cómo se siente? -dice Sasha.

-Bien, ¿Y tú?

-Mucho mejor, Inés me ha preparado un brebaje para mejorar.

Bolton me informó que los heridos habían sido atendidos de inmediato y que algunos demonios huyeron.

-No sé, como se burlaron el anillo de seguridad. Todo lo había preparado cuidadosamente-se molestó Sasha.

-De eso nos encargaremos luego, ambas se quedarán por esta noche. Inés preparar dos habitaciones para las sacerdotisas.
Inés sonrió.

-Por supuesto. Niñas síganme.

-Vaya, si sonríe la monja-se quejó Rose.

-¿Porque? ¿A ti no te sonríe?

Rose me miró detenidamente, y luego se marchó.

Estar viviendo en un mismo lugar, vernos todos los días sería complicado y satisfactorio al mismo tiempo.

Caminé hacia mi despacho para servirme un trago de whisky cuando Selin entro mirándome con miedo y tristeza. Corrió hacia mí, abrazándome.

-¡Atlas!-chilló.

-Esta bien, Selin. Está bien.

Selin a pesar de lo irritable y molesta que puede llegar hacer, siempre estaría a mi lado, era un maldito bastardo con ella, pero siempre volvía conmigo. Me sentía mal por ella, en ese instante.

-Cr-ei que te perdía-dice separándose de mi cuerpo.

-Cómo puedes ver...,estoy completito.

-Debemos encontrar ese puto traidor .

-Eso ya lo creo.

Me siento en mi silla giratoria de cuero negro y está frente a mi.

-Este acto no debe ni puede quedarse impugne, mis hermanas fueron heridas-me dice molesta y con rabia.

Tomé un sorbo y la miré.

-Calma, Selin, calma. Lo que ha pasado hoy no quedará impugne te lo juro-continúe-No hay que confiar en nadie que no seamos nosotros.

-¿Y que pasará con Rose?

-De ella, me encargo yo.

Selin se acercó a mi, me miró con picardía y Vi deseo en sus ojos.

Abrió mis piernas con sus agilidosas manos. Y se puso en cuclillas, sentí sus manos en mis muslos estaba desendiendo hacia arriba cuando la detuve.

-Déjame complacerte, nadie ni ella podrá darte los orgasmos que te doy...,Atlas Morgan-aseguró.

Ella no se daba por vencida.

-Aleja esas manos de mi pene, Selin, porque no entrarán aquí-digo señalando mi regazo.

Me levanté de la silla y fue lo mejor que pude hacer cuando la puerta se abrió dejando ver a Rose con una mirada fría e diferente.

LA SACERDOTISA Where stories live. Discover now