Epílogo.

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Muchos piensan que el amor existe, mientras que otros se dan por vencidos y se mantienen con la idea de que no importa cuántas personas conozcan, ni lo que te hagan sentir, nadie será lo suficientemente digno de ser llamado el amor de su vida. Es un infinito debate, cómo varios de los que pueden existir, y eso está bien, tener distintas creencias nos mantiene diferentes y asimismo, permite de alguna manera la estabilidad entre nuestras ideologías.

Louis era parte de la población que se aferraba a la convicción de que el amor no tenía sentido, y a pesar de que esperaba con ansias a su omega, nunca se tomó el tiempo de darle importancia a ello, principalmente porque consideraba que su trabajo sobrepasaba los límites de relevancia en su vida. Lo que el alfa no sabía es que su destinado estaba más cerca de lo que creía, tal vez a simples centímetros de distancia, en algunas ocasiones.

Harry sostenía que la idea del amor era completamente real y que era un sentimiento mágico cuando estabas con la persona correcta, desafortunadamente él no había experimentado aún eso, pero tenía esperanza de que algún día lo haría, y lo mejor es que él sabría cuando algún alfa fuera el indicado, ya que su madre se encargó de expresarle en múltiples ocasiones que si era real, su corazón se lo haría saber. Lo que no esperaba era que aquel alfa que sería su destinado, era nada más y nada menos que su jefe, al que tanto odiaba.

Al rizado le encantaba recordar cómo su historia de amor con Louis había comenzado, todo lo que habían vivido juntos era simplemente sorprendente, por el simple hecho de qué no esperaban que su punto de vista sobre el otro cambiará tan rápidamente, pasar de odiarse a amarse era una memoria digna de un libro cliché, sin embargo, su romance también era ejemplar y digno de admirar, por eso es que Harry se encargó de contárselo a quienes merecían saberlo para aprender de lo que el alfa y el omega vivieron.

–Entonces, su padre me preparó una linda sorpresa en la playa llena de detalles hermosos para mí, y de esa manera me pidió ser su omega.

–¡Papá fue muy romántico! –Comentó el adorable niño de ojos azules, cabello castaño y medianamente liso como el de Louis.

–¡Cuando sea grande quiero tener un novio como papá! –Exclamó la pequeña niña de grandes ojos azules y rizos chocolates preciosos.

–De ninguna manera, nada de novios –Dijo Louis mientras entraba a la habitación de sus cachorros.

Era una habitación bastante hogareña, la cual estaba dividida en dos lados, cómo si hubiera una barrera invisible, por el costado derecho se encontraba la zona de Sofía, que estaba decorada con varias flores y mariposas que colgaban del techo, acompañadas de ramas verdes artificiales, y por supuesto, su cama rosa. Mientras del costado izquierdo estaba la zona de Thomas, que estaba adornada por algunas nubes pintadas y un estante lleno de carritos de juguete, y a diferencia de su hermana, su cama era azul.

–Yo sí tendré novio, ¿Verdad que sí, papi?

Esa era otra de las tantas cualidades que sus pequeños cachorros adaptaron con el tiempo, para diferenciar a Harry y a Louis, al omega rizado lo llamaban "papi" y al alfa ojiazul lo llamaban "papá".

Harry se agachó y alzó a su tierna niña ubicándola en su regazo mientras le otorgaba un cariñoso beso en la mejilla que causó una melodiosa risa en la pequeña.

–Claro que tendrás novio, pero todavía no, estás muy pequeña, apenas tienes ocho años.

–No estoy de acuerdo con eso –Insistió Louis.

El alfa se sentó junto a Harry en la cama de Thomas y copió su acción alzando al tierno niño, dándole un fuerte abrazo.

–¿Serás el típico papá celoso, alfa? –Bromeó Harry al imaginar a su esposo en aquella situación.

Let Me Love You | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora