−Es una mujer muy considerada realmente. Su siguiente proyecto será Lucy Gray Baird y no solo usted. Camina derecho, muchacho. Y cuida de tu pájaro cantor, que se nota que amas más que tu vida y tu propia seguridad. Imagino que has hecho muchos sacrificios por ella en el último tiempo. Si fuera tú, trataría de proteger la poca inocencia que le queda a esa chica luego de todo lo que tuvo que pasar y hacer para sobrevivir contra sus contrincantes.

Lucy. Mi novia. Puede ser que hayamos perdido la inocencia, pero Lucy Gray sigue siendo tan hermosa, comprensiva y dulce. No puedo permitir que la Doctora Gaul le quite eso también, que le borré esa linda sonrisa de su rostro, o que le haga pasar lo mismo que a mí. Debo estar alerta por ambos, pero sobre todo por ella. Porque tal y como dijo el Decano, la amo.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que salgo del cubículo, pero cuando me pongo de pie me siento mareado y mi vista se nubla un poco. Cuando abro la puerta, me sostengo inconscientemente del marco. Escucho una voz que me llama, pero me desvanezco casi cayendo al suelo, hasta que algo detiene mi inevitable caída.

Cuando al fin mis sentidos se van activando, siento que estoy recostado de costado en el suelo con algo suave bajo mi cabeza. Aunque mis ojos no se pueden abrir aún y mi cuerpo no responde completamente.

−¿Estás seguro?

−Sí, parecía muy alterado y lo dejé en paz un rato como me pidió, pero nunca me fui de aquí. Solo por si acaso. Menos mal que no volví a clase, porque cuando salió de ahí se desmayó entre mis brazos prácticamente. Sé que perdió conocimiento en el momento que lo sujeté para evitar que golpeara contra el suelo. De repente, parecía peso muerto.

−Deberíamos llevarlo a enfermería –propone el primero.

−Te diría que sí, pero prefería que él lo decida. Lo importante ahora es conseguir que despierte. Va a ser más fácil sostenerlo entre ambos despierto que llevarlo inconsciente. Ya lleva varios minutos así, ve a conseguir lo que te pedí por favor, Felix. Y gracias por tu ayuda.

−Ya mismo, Sejanus. No es nada. Me preocupé cuando empezó la clase y no te vi en tu asiento por al menos media hora, cuando minutos antes de la clase, te había visto llegar. Dejaste hasta tu teléfono móvil y todos lo notamos. Aparte... Clemmie parecía ansiosa por tu ausencia, eso me resultó más sospechoso.

−Ahora sabes dónde estaba –responde–. No digas nada de lo que pasó aquí.

−Te lo prometo. Compraré algo en el buffet ahora mismo –dice Felix alejándose.

−Espera ¿eso que tienes en tu mano es coca cola?

−Sí, ¿por?

−Préstamela un rato, tal vez sirva para despertarlo. No sé qué tiene, pero a veces funciona.

−Aquí tienes.

Un fuerte olor dulzón llega a mi nariz de repente y siento todos mis sentidos activándose en mi interior y mi cuerpo responder a los gritos no tan elevados de ambos llamándome y pidiéndome que despierte. Mis ojos se abren finalmente. Todo luce borroso hasta que me voy acostumbrando a las luces del techo y logro enfocar desde los objetos más pequeños hasta los más grandes y finalmente a mis dos compañeros que están prácticamente con sus rostros encima de mí.

−¡Coryo, al fin! ¡Qué bueno que estás bien! –dice Felix.

−Estábamos preocupados –continúa Sejanus.

−Por poco te llevamos a enfermería.

Los miro a uno y otro sin responder nada. Ambos me ayudan a sentarme acercándome a la pared más cercana y Sejanus me ordena que bebe de la botella de coca cola, cuando estoy sentado derecho. Lo hago sin quejas.

Escrito en las estrellas (CoryoxLucy)Место, где живут истории. Откройте их для себя