Capítulo 20

11.3K 453 31
                                    

Cole

Entró en mi club y subo las escaleras que dan a mi oficina, el club aún está cerrado, siempre abre sus puertas a las 11. El club me da muchas ganancias pero no tanto como el hotel. Utilizo mis negocios para cubrir mis otros negocios sucios bajo la mesa.

Cuando entro en mi oficina cierro la puerta y tomo asiento en mi escritorio. Tomo el teléfono del escritorio y llamo a Drystan.

— ¿Necesita algo señor?.

—Espérame abajo en el sótano y dile a mis hombres que salgan, ya me encargaré de él.— mis hombres han estado castigando a Rubén desde que saqué a Emily de donde él la tenía.

—Entendido jefe.—corto la línea

El sexo con Emily es otro nivel, el sentirla débil bajo mis brazos, sentirla temblando me hace sentir muchas cosas. Pero si algo sé es que no soportaría a Emily con otra persona, materia a cualquier hombre que la tocase.  Me siento demasiado cautivado con Emily, cuando se trata de ella los pensamientos racionales que tengo se me escapan.

***

Cuando llego abajo en el sótano veo a Rubén sentado en una silla de maderas con su rostro destrozado, más bien desfigurado, no tiene ningún parecido ah aquel mierda de hace tres días. Claro está que no soy mejor que el, soy peor- pero mi límite llega hasta un lugar.

No sé a cuántas mujeres Ruben le a arruinado la vida. La rabia me invade a cuando vi ayer a Emily tan indefensa, asustada y sus muñecas destrozada.

—¿Cómo te la estás pasado Rubén?— pregunto mientras arrastro una silla al frente de él, tomo asiento. Rubén no responde, solo escucho su respiración lenta.

—Creo que mis hombres han acabado contigo, es una pena, ya no están divertido con verte gritar.— observo sus manos, y me fijo en sus dedos disparejos, me faltan algunos.

—¿Sabes algo Rubén?— pregunto con tono juguetó, una sonrisa tira de mis labios, saco mi S. T. Dupont, este encendedor es mi favorito esta hecho de oro y 160 zafiros, me costó más que un ferrari, es único en el mundo, cuando lo mandé hacer tomaron 6 meses de duro trabajo para diseñarlo.— me gusta ver las cosas volar y arder. Dime Rubén ¿Te gustaría arder?.

Escucho lo rápido  su respiración se acelera, me levanto  de la silla, y me dirijo hacia una esquina y tomo un galón pequeño de gasolina y lo baño con el.

—Esto es por todas aquellas mujeres que le hiciste daño, adolescentes que arruinaste.— el registro de Rubén llegó hoy a mis manos, el asido acusado varías veces y por falta de pruebas siguió en libertad.

—No por favor! — Rubén trata de forcejar, pero es imposible esta demasiado débil.

—Esto también es por Emily, mientras yo esté vivo nadie la toca joder. Así que vamos Ruben dame un espectáculo, veamos que tanto ardes.

****
Emily

Cuando entro en la cocina de la mansión mi madre se pone la mano en la boca y corre hacia a mi.

—Oh por Dios mi niña— mi madre empieza a tocarme el rostro y apartar el cabello de mi rostro— estaba tan asustada, no supe nada de ti ayer en todo el día.

—Estoy bien mamá.— la acercó a mi y le doy un largo abrazo, mi madre se separa y me registra de cuerpo completo, no sé que ve.

— ¿Dónde estuviste hija? Sé que ya eres mayor, pero con toda la mierda que hemos pasado, siempre estoy con miedo.

No puedo decirle a mi madre que una de las pocas personas que confíe es o era un maldito psicópata loco si es que aún esta vivo.

—En casa de una amiga.— mi madre guarda silencio por unos segundos

—hija sabes que no me gusta que tomes cosas prestadas de los demás, tengo ahorros puedo comprarte.— la miro por unos momentos tratando de entender a que... diablos! El vestido que Cole me había dejado, mierda!.

—Es... un regalo.

Estoy en el trabajo tomando mi turno, algunos compañeros se han estado preguntando por Rubén, yo solo guardo silencio para no meter a Cole en un lío y decir algo que lo deje en evidencia. Dios me perdone pero ojalá Rubén esté muerto, no dudo de que Cole ya lo haiga hecho.

Luego de terminar el turno, tomo un taxi y llego a la mansión, cuando entro por la parte de atrás Sebastian me llama y dice que lleve tazas  de té a la segunda sala de estar. Me duelen los pies de estar todo el día parada en el trabajo y luego llegar a trabajar también en la mansión.

—lleva esto a la segunda sala de estar, recuerda no decir media palabra.

—de acuerdo.

Tomo la bandeja con dos tazas, azúcar y una cafetera y miel, me dirijo hacia la sala de estar y me paralizo cuando llego a la sala, ahí  está la madre de Cole y su prometida. Siento como algo se rompe dentro de mi, ayer tuve a Cole en sima de mi diciendo mi nombre y yo el de el, no sé si soportaría ver las manos de ella tocando a Cole, eso solo me da náuseas de pensarlo.

¿Y si él la ama?

—Estoy muy feliz por su compromiso, espero ver niños pronto por toda la casa.— le dice Meredith a la futura esposa de Cole,  me adentro en la sala y sirvo sus café en silencio, aguantándome la rabia.

—Pienso en que sería mejor venir a vivir aquí, aunque aún no nos hemos casado. Para así acostumbrarnos ambos.  claro si no es molestia.

Meredith empieza a reír— Por supuesto que si querida y no, no es molestia es mejor que empiecen a experimentar cuanto antes.

Salgo de la sala de estar y dejo la bandeja en la encimera y corro hacia a mi habitación, llena de ira, dolor, rabia, náuseas, todo en una sola persona. Me acuesto en mi cama y tiro de las sabanas y me cubro bajo de ellas pasándome todo tipo de pensamientos bajo la mente, hasta quedarme dormida.






 Me acuesto en mi cama y tiro de las sabanas y me cubro bajo de ellas pasándome todo tipo de pensamientos bajo la mente, hasta quedarme dormida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora