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12. 𝑻𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒐.

La estructura se tambalea y amenaza con caerse, intento mantener el equilibrio y miro a mi alrededor, Teresa corre hacia la salida, Thomas me toma del brazo de manera brusca mientras Janson nos mira. Mi hermano me estira a la fuerza hacia la salida, el hombre apunta hacia Teresa y dispara, la muchacha se agacha justo a tiempo.

Nos metemos en una sala a la izquierda, los pasos de Janson se acercan. Entra por la puerta apuntando nuevamente a la muchacha y dispara, Thomas corre hacia ella y la empuja a un lado, el disparo le da a Thomas en el abdomen, su camiseta empieza a llenarse de sangre mientras el intenta taponar la herida. Cae al suelo y siento que me muero, no puedo respirar, las palabras no me salen y mucho menos mover el cuerpo.

Un sonido me hace salir del shock, Teresa golpeó a Janson con una silla en la espalda. El hombre cae al suelo, justo al lado de la chica, el arma se desliza hasta mis pies y la tomo como si mi vida dependiera de ello. Quizá en realidad si sea así.

Janson se queja un poco del dolor pero se levanta. Podía entender su desesperación por conseguir la cura, después de todo, su vida depende de esa jeringa. Tampoco justifico sus errores o los de Cruel.

Levanto el arma y apunto hacia delante, Teresa y Janson están hombro con hombro, ambos mirándome expectantes y asustados.

—Maia... sé que no es momento pero quiero disculparme, por favor no cometas un error del que luego te vas a arrepentir —Dice Teresa.

—No la escuches, ella los traicionó... ¡te traicionó!... te lastimó, Maia, espero que recuerdes cuál es el lado correcto —Asiento a Janson y el extiende su mano hacia Teresa, haciendo un gesto que me indica que me la deja a mi, que dispare. El hombre sonríe de medio lado.

—Teresa, yo... —Apunto a la muchacha. —te perdono, espero que eso te de unos segundos de paz

Miro rápidamente a Thomas que está en el suelo, sujetando su herida de bala, intentando seguir despierto y sentado en su lugar. Tenía el poder para acabar con todo en este instante, todo lo que nos torturó, todo aquello que nos quitó a nuestra familia, aquello que nos quitó la vida.

Cruel fue el inicio de nuestro sufrimiento, debía encargarme de ser quién de fin a eso, de una vez por todas.

Mis manos tiemblan sujetando el arma, al igual que mis piernas. Siento que en cualquier momento me desmayo o incluso me muero.

—¡Maia, no! —Grita Teresa.

Suspiro una última vez y dejo escapar un 'lo siento' en un susurro. Muevo el arma para apuntar y disparo, cerrando los ojos. El sonido me aturde un poco y mis manos retroceden cuando la bala sale disparada hacia delante.

Abro los ojos y veo su cuerpo allí, sin vida, en el suelo frente a mi. Ya estaba hecho.

Corro hacia Thomas, luego de tirar el arma al suelo con algo de miedo. Me agacho frente a él he intento levantarlo del suelo, Teresa corre hacia nosotros y me ayuda. Una a cada lado, logramos parar al chico y salir de la sala, casi corriendo, algo retrasadas por tener que llevar a mi hermano, pero somos dos así que es más fácil.

—¡Es por aquí! —Teresa nos indica el camino.

Caminamos por los pasillos del edificio, mientras más misiles se estrellan en los pisos de más abajo, haciendo que la estructura se incline y caiga unos pisos hacia abajo. Se estaba rompiendo, destrozando.

Tenemos suerte de que las bombas hayan dado en pisos de abajo y no en el nuestro. Pero de todas formas, si el edificio se destruye desde abajo, eso significa que caeremos, tarde o temprano y no sobreviviríamos a eso ni con un milagro.

Thomas se vuelve cada vez más pesado sobre nuestros hombros, miro su rostro mientras Teresa empuja la puerta para abrirla. El chico esta casi inconsciente, cada vez perdiendo más sangre. Yo estaba en la misma situación pero perdía menos sangre, mucha menos que él.

Atravesamos la puerta de metal y vemos las escaleras que bajan, allí solo hay escombros y fuego.

—¡Vamos arriba! —Les grito y acomodo a Thomas. Se me resbalaba y ya no me quedaban fuerzas para nada, pero no podía parar. No ahora.

Teresa asiente y doblamos a la izquierda. Subimos por las escaleras que llevan al último piso. La puerta que hay allí está cerrada totalmente.

—¡Sigamos subiendo! —Pide Teresa.

Nos giramos hacia las escaleras una vez más mientras la destrucción y el fuego nos siguen de cerca. Abrimos la puerta y salimos al exterior, la terraza.

Todo el suelo está en llamas a nuestro alrededor y el humo empieza a ahogarnos. Caminamos por la pasarela que lleva a la H donde se supone que aterrizan los helicópteros.

—¡Tenemos que volver, no hay salida! —Grita Teresa. Tampoco tiene las fuerzas necesarias para esto, pero aún así lo sigue sosteniendo como puede.

Miro a la chica y asiento. Nos damos la vuelta para volver a entrar por la puerta. Una nueva bomba explota, haciendo que el edificio caiga unos metros hacia abajo y los escombros bloquean la puerta, además del fuego.

La explosión nos lanza al suelo, a los tres. Miro a Thomas y no puedo evitar llorar, al verlo a él, por el dolor físico que siento en este momento y también al ver que no hay salida de esta situación que no tiene un final bueno.

El muchacho tose mientras se deja caer entre mis brazos. Levanto la vista y me encuentro con Teresa, en sus ojos hay tristeza y miedo, pero también culpabilidad. La muchacha deja escapar unas lágrimas al ver la situación y niega lentamente, mirando hacia el suelo.

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora