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12. 𝑫𝒆𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅.
Bajamos por las escaleras y nos encontramos de cara con más hombres de Cruel.
—¡Ven, sígueme!... —La muchacha se sale del camino y lentamente avanza por una viga donde sólo se puede ir con un pie delante del otro. —¡Maia!
—¡Voy!
Me salgo del camino y la sigo, intentando mirar donde piso pero no más abajo de eso. Algunos nos apuntan desde los pasillos y escaleras, uno nos sigue por detrás y otro nos encierra por delante.
—¡¿Y ahora que, Brenda?!
Ella comienza a subir por una estructura de metal y se gira para mirarme.
—¡Rápido, la canción se termina! —Suspiro sin saber a que se refiere. Pero es verdad, había una canción de fondo a la que no le estaba prestando atención.
Subo con ella. Cuando estoy arriba me estira del brazo para que corra, detrás de nosotras algo comienza a explotar pero no me giro a mirar, sólo sigo corriendo.
El edificio comienza a caerse, el techo se desmorona detrás de nosotras y no puedo evitar recordar el laberinto. Corremos por el pasillo mientras el suelo se cae, apresuro el paso y sobrepaso a Brenda.
—¡Salta! —Le grito y acto seguido, salto hacia unas cuerdas que hay delante y que llevan hacia abajo.
Ambas nos tomamos de una cuerda y descendemos, llego antes que ella. Me levanto rápidamente y miro hacia arriba para ver si viene. El techo se cae sobre nosotras y lo único que se me ocurre es tomar a Brenda del brazo y estirarla hacia afuera del "ascensor". Las dos nos caemos al suelo y los escombros vuelan hacia nosotras, intento cubrirme pero algunos me golpean.
Oscuridad es lo único que se ve y la tierra del derrumbe no me deja respirar, comienzo a toser mientras intento pararme.
—¿Brenda? —susurro.
La muchacha prende una linterna y la veo unos pasos más allá.
—¿Estás bien? —Pregunta ella, entre la tos.
—Eso creo —Le contesto. —, pero, ¿cómo regresamos con los demás?
—Relájate, hay que salir de aquí... ten
Me da una linterna y la miro, intentando entender por que hacen esto, pero al no llegar a una conclusión, decido que es mejor preguntar directamente.
—¿Por qué nos ayudan?, creí que iban a vendernos a Cruel
—Créeme, no fue mi idea, Jorge parece creer que ustedes nos llevarán al refugio
—¿Qué refugio?
—Ya sabes, el paraíso, seguros del sol, libres de infección... parece que el brazo derecho lleva niños allá hace años, al menos a inmunes
—¿Sabes dónde están?
Caminamos entre los escombros, intentando salir del lugar.
—No, pero Jorge conoce a alguien, Marcus, el... mira... —Levanta una madera y se ve una trampilla. —, el llevaba niños a las montañas, si Jorge escapó con éxito, allá llevará a tus amigos
—Pues, vamos allá entonces
Me arrodillo a su lado y le ayudo a abrir la trampilla. Un grito desgarrador, no humano, proviene de allí abajo y miro a Brenda, con miedo.
—Esto no me agrada —susurro, negando.
—Si, aquí deben estar en la fase final
—Vamos, hay que hacerlo, estamos juntas en esto, ¿no?
—Si, mejor si confiamos en la otra, no se sabe lo que nos pueda pasar allí abajo
Brenda salta y luego salto yo. Los túneles son circulares y bastante pequeños, tengo que agacharme casi noventa grados para entrar allí.
Sigo a Brenda hasta que salimos a un túnel más amplió y alto. Llevo mi mano a la mochila y saco el arma mientras que en la otra mano llevo la linterna.
Un pasillo aparece delante de nosotras, largo, de derecha a izquierda, la chica mira a la derecha y camina.
—Creo que es por aquí —susurra la chica.
—¿Estás segura?
—No —Contesta con miedo.
—¿Qué es este lugar?, ¿la gente vivía aquí abajo?
—Todos se refugiaron bajo tierra por las tormentas solares, Jorge dice que hay asentamientos en todos estos túneles
Brenda habla como si todo lo que sabe es por Jorge. Como si llevara toda una vida a su lado.
—¿El es... tu padre? —Pregunto, sin saber si la pregunta la hará molestar.
—Algo así, y es que la verdad, Jorge siempre ha estado ahí... y siempre he hecho lo que me pide aunque parezca estúpido
—¿No crees que el brazo derecho exista?
Un grito lejano nos hace alumbrar hacia atrás. Al no ver nada, seguimos caminando.
—Creo que la esperanza tiene sus riesgos, la esperanza a matado a más amigos míos que la llamarada y el desierto juntos, creí que Jorge era más inteligente —Frente a nosotras el camino se separa en tres y de esos caminos nacen más caminos. —, no puede ser —Termina susurrando.
Nos separamos para ver el lugar y ver si hay algún indicio de por dónde debemos seguir.
—Brenda, creo que es por aquí —Le digo al ver una luz al final del túnel. Al no recibir respuesta, me giro, la chica no está allí y tampoco veo la luz de su linterna.
Vuelvo sobre mis pasos, alumbrando hacia todos lados y asustándome al no encontrar a la muchacha por ningún lado. En realidad no sabía si tenía más miedo de que le pueda pasar algo a ella o a mi, ahora que me había quedado sola.
—¿Brenda? —Vuelvo a llamarla en un susurro.
—Aquí estoy, mira esto —Su voz llega a mí.
Doy vuelta a la esquina y la veo, alumbrando la pared.
—¿Qué rayos es esa cosa? —Pregunto con asco.
En la pared hay pegadas unas cuerdas negras, parecen lianas he incluso venas, avanzamos, siguiendo esas cosas y al final del túnel está lleno de eso, cada vez más, es como un nido de algo, algo bastante grande y asqueroso.
—Esto no me gusta, Brenda —susurro. Paso la linterna por todo el túnel que sigue a la izquierda, hay más de eso y huecos circulares en las paredes, también parece que hay cuerpos de personas, atrapados en esta cosas asquerosas y viscosa. —, no me gusta nada de nada, deberíamos volver, creo que vi la salida más atrás