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7. 𝑻𝒆 𝒄𝒓𝒆𝒐.

Thomas se aleja de esta sala, Minho lo sigue pero antes mira hacia mi y asiente. Imito su gesto y sigo revisando.

Tomo una chaqueta grande, con capucha.

—Chuck, ven, ponte esto

—Gracias, Maia

—Maia —Dice Teresa.

—No te acerques a ella —Chuck se pone delante de mi, con la chaqueta entre las manos.

—Tranquilo, Chuck... —susurro para el muchacho y luego miro a Teresa. —no quiero hablar contigo, Teresa, podrás engañar a los demás, pero yo sé lo que me hiciste

La muchacha se va, claramente enojada y me da igual. Me acerco con la linterna a una de las estanterías, allí veo un paquete de galletitas que guardo en mi mochila, junto a una botella de agua grande, sin abrir y dos barras energéticas.

Al final de la sala, me encuentro con una mesa llena de ropa, tomo una sudadera y me la pongo enseguida, del otro lado de la mesa, Teresa hace lo mismo y se guarda un pañuelo.

—¿Has encontrado algo, Chuck? —Le pregunto al niño, que camina por el lugar.

—Agua y... un cuchillo

—¿Quieres que lo guarde en la mochila?

—Si, por favor, llevar esto en las manos me haría más torpe

—Tu no eres torpe, anda, ve a ver si encuentras algo más —Me doy la vuelta y me choco con Newt. —, Dios, ¿quieres matarme de un susto?, casi te mato en defensa propia, Newt

—No exageres, Mai... —Sonríe. —veo que Chuck confía mucho en ti

—Y yo en él, ahora somos hermanos —Newt se ríe. —, cierra la boca, rubio —Le doy un golpe en el brazo.

—Te creo —susurra y mira hacia todos lados.

—¿Qué cosa?

—Lo de Teresa, no sé como pasaron las cosas, pero algo me dice que tu no estás mintiendo

Entro a la siguiente sala, veo unos borsegos, con nada de tacón, me quito mis zapatillas y me pongo el otro calzado, a su lado hay dos pares más pero son más grandes y de hombre.

—Ponte esto, te ayudará a caminar en la arena. —Le señalo el calzado a Chuck, busco con la mirada a Thomas pero no lo veo. —, ¡Newt!

—¡¿Estás bien?! —Pregunta el chico, en la lejanía.

—¡Si, eeh... ven un momento!

—¿Qué pasa? —Habla al llegar frente a mi.

—Toma, ponte esto —El chico sonríe y los toma.

Unos minutos más tarde, las luces se encienden de pronto y nos alarmamos, salimos de las salas y nos juntamos en el medio, sin saber que está ocurriendo, no está Thomas ni Minho.

—¡Oigan!. —Escucho a mi hermano gritar en la lejanía. —, ¡oigan, corran! —Veo aparecer a ambos muchachos, al final del edificio, pero los siguen.

Tomo a Chuck de la mano y corro hacia la salida. Subimos las escaleras y doblamos a la derecha, nos encontramos de frente con uno de esos monstruos, es una persona pero con venas moradas por todo el rostro, no tiene ojos y de su boca, además de asquerosa saliva, cae sangre. Aris le da un golpe en la pierna y cae por las escaleras, los que venían detrás, nos alcanzan y tenemos que separarnos, en una escalera se quedan los chicos y en la otra del otro lado, Chuck, Teresa y yo.

Uno de los monstruos toma a la chica de la pierna, ella intenta zafarse dándole patadas en el rostro pero no lo consigue. Saco el cuchillo y luego de gritarle a la chica, se lo lanzo. Ella se lo clava en la cabeza, me mira confundida pero se levanta y corremos, alcanzamos a los chicos en la esquina y corremos por las siguientes escaleras.

Chuck y yo somos los últimos, vamos corriendo detrás de Newt.

De las ventanas que hay a nuestra derecha, sale un bicho asqueroso de esos y se estampa con el chico que va delante de nosotros, lo acorrala en el suelo. Saco el arma y le apunto al monstruo, el disparo suena en todo el edificio. Ayudo al muchacho a pararse y vuelvo a tomar a Chuck para correr.

Minho nos guía por un pasillo bastante estrecho y poco iluminado. En medio nos encontramos con una puerta que no se abre, las personas mutantes nos están alcanzando, son al menos unos quince.

Llegamos al final del pasillo y hay una puerta que está cerrada, la intentan abrir con patadas y golpes mientras Winston y yo los mantenemos a raya con las armas. No sabía si había practicado antes, pero estaban a solo un par de pasos de distancia y eso, más el miedo, hace que sea más fácil dispararles sin fallar.

La puerta se abre y Thomas tira de mi, bajo el arma y corro hacia lo que parece ser una salida. Detrás de mi toman a Winston, algunos intentan sacarlo de allí mientras otros cierran la puerta.

—¡Llévenselo! —Les grito.

Me quedo sujetando la puerta con Thomas y Minho mientras los demás se alejan, arrastrando a Winston a la salida.

—¡Corre, Maia, vete!, esta vez no te quedarás atrás —Dice Minho, con miedo.

Tengo tanto miedo que mis piernas aceleran, no sabía que podía correr tan rápido, tengo a Chuck tomado de la mano y lo arrastro hacia delante. Minho viene detrás de nosotros dos y Thomas al final. Seguimos a los de en frente que encuentran un escondite, debajo de una pared caída, que nos deja un hueco. Nos metemos todos allí y apago la linterna. Chuck tiembla a mi lado.

—Shh, está bien —Le susurro mientras lo obligo a mirarme, tomándolo por las mejillas.

Decidimos entre todos que es mejor pasar la noche en ese lugar, escondidos.

Teresa intenta curar de alguna forma a Winston, quién tiene las heridas o rasguños en su estómago.

Luego de algunas horas, el sueño y el cansancio nos alcanza. Queríamos hacer guardias pero ninguno tenía la fuerza y energía suficiente para hacerlo. El sueño se apodera de mi cuerpo poco a poco y me duermo, pero no me doy cuenta hasta que me despierto por una voz.

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora