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4. ¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒆𝒔 𝑨𝒓𝒊𝒔?.
Abajo veo un pasillo, la mujer que se llevó a Teresa se detiene justo debajo de nosotros, mirando hacia atrás. Una vez que una camilla llega a ella, manejada por un par de personas más, la mujer sigue avanzando hasta una puerta, saca una tarjeta de identificación de su bolsillo y abre. La camilla entra y luego viene otra detrás, que hace el mismo recorrido. La mujer hecha un vistazo a ambos lados y después entra.
—¿Qué es esto? —Pregunto.
—¿Qué están haciendo? —Thomas también parece curioso.
—Vienen todas las noches, sin falta, con nuevos
—¿Qué hacen con ellos? —Vuelvo a preguntar.
—No lo sé, hasta aquí hemos llegado, los ductos no llegan a esa zona pero cuando esas personas atraviesan las puertas... no vuelven a salir, no creo que nadie salga de aquí, jamás
—Lo sabía, sabía que algo andaba mal en este lugar —susurro.
—Vámonos, antes de que se den cuenta de que no estamos —susurra el muchacho.
—¿Por qué nos muestras esto? —Pregunta Thomas.
—Por que tal vez los demás confíen en ustedes, está pasando algo muy raro y sé que también lo saben
—¡Oye!... —El chico se detiene al escucharme y me mira. —, ¿cómo te llamas?.
—Aris
Thomas y yo volvemos a las camas.
—Thomas, hay que entrar allí, esa sala... algo ocurre allí
—Lo sé, tenemos que hacer un plan
—Los guardias del comedor tienen tarjetas de identificación, puede haber problemas en cualquier parte así que yo creo que tendrán alto nivel para casi todas las puertas de este lugar
—Bien, mañana por la noche lo haremos, tu distraes, yo consigo la tarjeta
—Hecho
Thomas se duerme apenas se acuesta en la cama, pero a mi se me hace imposible cerrar los ojos. Cada vez que lo hacía, las imágenes de los Penitentes y los derrumbes que casi me matan, aparecen en mi mente y por alguna razón, eso me asusta a pesar de saber que ya no volvería al laberinto.
Me siento en la cama y suspiro. Apoyo mis pies descalzos en el frío suelo y eso hace que me tranquilice un poco. Me levanto de la cama y camino hacia el final de la sala.
—¿Estás bien? —Me doy vuelta hacia el susurro, es Minho.
El muchacho se baja de la cama de arriba y camina hacia mi a paso lento.
—Si, bueno, es... —Miro hacia todos lados, no quería despertar o molestar a los demás. Están durmiendo.
—Si, creo que no deberíamos hablar aquí, pero no hay otro sitio
—Quizá si, ven
Tomo a Minho de la mano y lo guío hasta mi cama, me meto debajo y abro la puerta de rejilla. El pelinegro me sigue, bastante confundido.
Avanzo por los pasillos hasta que nos alejamos lo suficiente y me siento. Él se sienta frente a mi, pero un poco más al costado, para que nuestras piernas no se choquen, el pasillo de la ventilación es muy angosto.
—¿Qué pasó?, ¿cómo saliste? —Pregunta el pelinegro. —, Chuck nos contó desde que se encontraron pero eso pasó varias horas después de... que te perdimos del otro lado
—Es complicado, en realidad no recuerdo lo que pasó, pero la pared que cayó no me alcanzó, por suerte, aún así me golpeé la cabeza y me desmayé, cuando desperté, ya era totalmente de noche
—Sabía que estabas viva, no sé como, pero lo sentía
—No me iba a permitir morir sin haberme despedido de ustedes
—No digas eso, jamás pasará
—Espero que tengas razón y que jamás debamos despedirnos
Estiro mi mano hacia él. Me mira por un par de segundos y luego entrelaza sus dedos con los míos. Sonrío, sin apartarle la mirada. Minho suspira y también sonríe.
El muchacho tira su cabeza hacia atrás, la apoya en la pared de metal y mira hacia arriba.
—Bien, creo que debemos volver, es tarde —susurra.
—Si, mejor volvamos
Ambos regresamos a la cama. Minho me dedica una sonrisa antes de subir a su cama y ese simple gesto hace que al cerrar mis ojos, las pesadillas no aparezcan.
La noche pasa y nos levantan a primera hora del día para desayunar. Allí Thomas le cuenta lo que vimos a los demás mientras yo hablo con Chuck.
La noche llega, la hora de la cena. Hora de poner el plan en marcha. Aparece Janson con su lista y sus guardias. Los observo y si, tienen una tarjeta de identificación colgando de sus trajes. Miro a Thomas y asiento.
—Alice, Berry, Walt, Edgard, Samanta, Aaron
—¿Qué habrá en esa puerta? —susurra Thomas, al lado de Newt, frente a mi.
—Ya habíamos hablado de esto, tu me dijiste que estaban tapados, no saben lo que vieron allí, ¿y si fue otra cosa? —Le contesta el rubio, mientras Janson sigue hablando de fondo.
—Denis, Sally...
—Yo sé lo que vi, eran cuerpos, Aris dijo que todas las noches traen a nuevos —susurro, uniéndome a la conversación.
—¿Y quién es Aris? —Me pregunta Minho y le señalo al muchacho. —, ah, ya vi quién es
—Henry, Tim... y para terminar, David, gracias por su atención, disfruten el resto de la noche
Janson se va con los "elegidos".
—Hasta que no estemos seguros, hay que ser muy discretos y no llamar la atención de esta gente —Pide Newt.
—Tranquilo, Newt, déjamelo a mi —Le contesto.
Me levanto de la silla y camino rápidamente hacia la puerta, siguiendo a los demás chicos. Al intentar cruzar, un hombre me detiene, uno de los armados.
—Wow, alto, nadie te llamó —Dice el hombre.
—Ya sé, sólo quiero ver a mi amiga
Vuelvo a intentar cruzar a propósito y consigo lo que quiero, el hombre me empuja de manera brusca hacia atrás.
—¡Oye, no toques a mi hermana! —Thomas se lanza sobre él y también lo empujan.
—¡Largo! —Grita el hombre, ya bastante enojado.
—¡¿Cuál es tu problema?! —Thomas lo empuja. —, ¡¿qué te pasa?!
—¡¿Qué pasa aquí?! —Aparece Janson frente a nosotros y los chicos sujetan a Thomas. —, Thomas, ¿y la confianza que existía?.
—No dejaré que toquen a mi hermana
—Nadie le hará daño a nadie, todos aquí somos un equipo
—No me diga —Janson se gira y sonríe a mis palabras.
—Llévenlos a sus camas —Le pide a los guardias.
Literalmente nos arrastran y nos empujan dentro de la habitación.