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13. 𝑬𝒍 𝒖𝒍𝒕𝒊𝒎𝒐 𝒔𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐.
Suspiro y doy un paso al frente, con la intención de entrar a ese pasillo
—¿Sabes lo que haces? —Pregunta Minho a mi lado.
—Intentar —susurro y avanzo.
Al final del pasillo veo un círculo a unos centímetros del suelo, es un hueco en la pared.
Me acerco lo más que puedo y en el suelo del túnel circular veo líquido o moco verde, lo que sea aquello. Lo había visto antes, salió del Penitente. Minho toca la sustancia viscosa y suspira antes de hablar.
—Penitentes —Asiento, en completo silencio.
Una luz roja se enciende al final del túnel y a su alrededor se forman círculos del mismo color, uno más grande que el otro hasta que explota en una luz blanca que poco a poco se vuelve una línea delgada y roja que nos alumbra como un láser, de arriba hacia abajo.
Una alarma suena por todo el lugar cuando la luz desaparece. Me alarmo y como acto reflejo, tomo el enorme chuchillo que cuelga de la mochila de Minho y miro hacia todos lados.
La alarma se detiene repentinamente y todo el lugar se queda en completo silencio.
—¿Y eso que fue? —susurra Minho.
Una alarma aún más fuerte se oye, parece que viene justo del pasillo donde estamos. Me asusto y mi corazón se acelera.
Un sonido de metal me hace reaccionar y miro hacia arriba, las paredes se estaban volviendo a cerrar.
—Tenemos que salir de aquí —Dice Thomas y empezamos a correr.
El túnel se cierra, una puerta de metal circular tapa esa entrada o salida y las paredes bajan detrás de nosotros mientras corremos, asustados.
Atravesamos la pasarela y luego el pasillo principal que nos lleva a las placas. Frenamos de golpe nuestros pasos al ver que aquellas "puertas" se están cerrando.
—¡Tenemos que irnos o quedaremos atrapados! —Grita Minho y corre hacia las placas.
Thomas sale corriendo pero yo me demoro unos segundos más, aún estaba en shock, observando como las placas se cierran frente a mi. Corro detrás de ellos, con el cuchillo en una mano y el cilindro en la otra.
Delante veo que Minho atraviesa una fila de placas, luego Thomas alcanza a cruzar mientras se cierran y cuando yo llego, ya no hay hueco y me quedo del otro lado. Corro hacia el costado, intentando cruzar pero las placas se van cerrando una a una a mi lado. Veo que Minho y Thomas corren a mi lado pero del otro lado de las puertas de metal.
—¡Minho! —Grito sin poder apresurar más el paso, casi llegando al final de las placas, casi quedando atrapada de este lado.
—¡Vamos, Maia, tu puedes! —Me contesta el chico.
—¡Hazlo, cruza ahora! —Grita Thomas.
Hago mi último esfuerzo luego de apretar mis parpados y mis puños, entonces corro hacia la derecha mientras la placa se cierra. No paro de correr hasta que atravieso la fila de placas y Minho me sujeta de la muñeca, también estirándome o ayudándome a correr.
Logramos salir de las placas y doblamos en el siguiente pasillo para seguir corriendo. Salimos de la sección siete sin más problemas pero al pasar a la seis, debemos detenernos por que el suelo se parte debajo de nosotros, una enorme grieta se forma a cada lado y delante se levanta el suelo, partido a la mitad. Una mitad se levanta hacia la izquierda y otra a la derecha. Detrás de esos trozos de suelo se levantan otros más y luego unos terceros, creando un pasillo para la pared que cae desde el final del camino, justo hacia nosotros.
Minho me toma de la mano y empieza a correr, alejándome antes de que aquella pared se caiga sobre mi. Thomas va a nuestro lado. Unos segundos más y Minho me suelta para tomar la delantera y guiarnos hacia la salida.
El suelo empieza a romperse detrás de nosotros he incluso debajo de nuestros pies. Me doy la vuelta y veo que el suelo no sólo se parte, si no que esos trozos se levantan y forman paredes, pasillos, detrás de nosotros y a nuestro lado.
—¡Corran, no volteen! —Grita Minho desde delante.
Thomas me alcanza y me sobrepasa por solo unos pasos. Más adelante, las paredes de la siguiente sección se empiezan a caer, a nuestro lado y también por delante, parece que no hay salida, entonces Minho vuelve a gritar.
—¡Ahí!
Frente a nosotros, en una de las pequeñas y bajas paredes que queda en pie, se empieza a cerrar una puerta de piedra, desde abajo hacia arriba. Minho entra y sale del otro lado, Thomas se acerca y empieza a cruzar, a mi aún me faltaba un tramo para llegar. Creía que lo lograría, que llegaría, entonces una de las paredes que cae detrás de mi, mueve el suelo, lo levanta hacia uno de los lados y tropiezo, torciendo mi tobillo. Levanto la mirada y veo a Thomas y a Minho, ya del otro lado de la puerta que se esta cerrando.
—¡Maia! —Grita Minho, casi desgarrándose la garganta, con el rostro rojo.
Me levanto rápidamente, tomo el cuchillo que cayó a mi lado y empiezo a correr pero me duele mucho el pie, por lo que no puedo apresurar más mis pasos. Miro hacia atrás y una enorme pared está cayendo sobre mí, vuelvo mi vista hacia los chicos mientras sigo caminando. No llegaría, ellos lo sabían, yo lo sabía.
Sólo quedando un pequeño hueco en la pared, levanto la mano con el cilindro y lo lanzo hacia el otro lado, quizá no saldría yo, pero si la llave para ellos.
—¡No! —Gritan ambos a la vez y el cilindro cae del otro lado.
Llego a la pared y la puerta se cierra completamente, sólo un segundo después. Me lanzo al suelo, arrodillada contra la puerta por donde ya no puedo pasar, abrazando mis piernas, abrazándome a mi misma y esperando el impacto de la pared sobre mi, cerrando los ojos y soltando el que pienso que será el último suspiro.