Capitulo 34. ¿Y ahora, qué?

8.7K 435 22
                                    

______ se puso de pie y me miró fijamente. Ella parecía estar bastante enojada.

-Fue la película más horrorosa que vi en mi vida... y no quiero volver a verla nunca más -me dijo hablando rápido.

-No me pareció eso, cuando me pediste que volviera a ponerla -le dije sonriente.

Su boca y sus ojos se abrieron indignados.

-No puedo creer que hayas dicho eso -me acusó.

- ¡Ya basta! -dijo Danna mientras se ponía de pie también. Yo también lo hice - ¡No entiendo nada de lo que dicen! ¡Ya me cansaron! ¡Arréglense, peléense! ¡Vayan a tener sexo por ahí, a ver si se les quita lo insoportable!

Danna se fue dejándonos solos. Apreté los dientes ante lo último que había dicho mi prima. Si ella supiera que ese es el p*to problema.

-Quiero que te mantengas alejado de mí, porque si no vas a arrepentirte, ¿escuchaste?

-Solo dime una cosa...

- ¿Quieres saber si lo disfruté? Sí, sí, lo disfruté, eres toda una maquina lujuriosa... Pero no quiero volver a repetirlo -me dijo y comenzó a caminar para salir de la cafetería. Mis piernas tardaron un poco en responder a la orden de mi cerebro, para seguirla. Pero lo hicieron y corrí hasta alcanzarla.

-Solo quiero saber qué demonios te pasa -le dije, mientras la tomaba con cuidado del brazo para que dejara de caminar -No entiendo porque actúas de esta manera...

-¿Qué? ¿Acaso quieres que siga alimentando tu ego? -me preguntó y soltó una leve risa irónica -Ya está Bautista, lograste lo que querías conmigo. ¡Me acosté contigo! ¡Un aplauso para el señor, por favor! -dijo elevando su voz y aplaudiendo un poco -¿Y ahora que quieres?

-Yo... yo no lo sé -le dije perturbado por sus palabras.

-Ahora, que venga la siguiente ¿verdad? -me dijo. La miré fijo a los ojos - Así es como funcionas y yo no pretendo poder cambiar eso.

-Quiero estar bien contigo _______ -le dije soltando un suspiro.

-Está bien, está bien, aquí no pasó nada... ya no quiero peleas, ni vueltas, ni enredos. Solo que ya no sigas... olvídalo, yo ya lo olvidé -me dijo.

-Pero si pasó... y yo no quiero olvidarlo... no puedo -dije bajando un poco más el tono de mi voz en las últimas dos palabras.

- ¿Y qué quieres que haga? -me preguntó y vi como sus ojos se humedecían. Sentí una presión en medio de mi pecho - ¿Qué me acueste contigo cada vez que tengas ganas?

Apartó su mirada de mí y miró hacia el suelo. Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara un poco hablar y hasta tragar mi saliva. Con un poco de duda me acerque a ella. Tomé su rostro con mi mano e hice que me mirara a los ojos. Sus ojos estaban poblados de lágrimas. Cristalinos y vidriosos.

-Para ser honesto eso... me haría muy feliz -le dije. Una lágrima no pudo quedarse en su lugar y resbaló fría por su mejilla. Aquella imagen me destrozó por dentro. Con uno de mis dedos la sequé suavemente -Pero jamás te lo pediría.

-Ya no sigas más Mario... aunque no parezca me haces daño.

-Yo no quiero hacerte daño.

-Entonces... ya déjame, por favor -me pidió y comenzó a salirse de mi agarre.

Lentamente comenzó a alejarse más y más. Hasta que estuvo lo suficientemente alejada de mí, se dio vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo. Yo solo me quedé ahí mirando como ella se perdía por el camino. Pero ya intente dejarte centenares de veces, ______. Y cada vez encuentro una manera más espectacular para fallar. Soy un maldito cerdo egoísta.

Peligrosa Obsesión 'Mario Bautista y Tú'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora