Capítulo 13

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Y OJALÁ.
....algún día te des cuenta
Que yo te quería, mucho más de
Lo que te imaginas y un poco
Más de lo que merecías.

                                    

Cole

Esta mujer me vuelve loco, tal vez mañana, con lo que pasará, se arrepentirá de haber obtenido esto conmigo, de todos modos, no me importa. Cuando se trata de Emily soy egoísta; si Emily no es mía, mucho menos será de otro hombre. No soportaría que otro viera su rostro cuando ella obtiene un orgasmo. Dañaré a Emily solo para mí, para solo yo usarla y nadie más.

Emily desabrocha mis pantalones y saca mi miembro de él, la inclino hacia arriba y me entierro en ella. Emily pone cara de dolor y se aferra a mis hombros, espero unos minutos acariciando su espalda mientras se adapta a mi tamaño. Mayormente solo follo con las chicas por detrás para no ver sus caras. Con Emily es diferente; me gusta observarla y más cuando la llevo al clímax.

—¡Por favor! —una sonrisa tira de mis labios.

—¿Por favor qué, Emily? —me voy moviendo un poco despacio, agarrando sus caderas para que no obtenga ningún movimiento. Me gusta que me suplique y me deje ver cuánto me desea.

—Vamos, Emily, suplícame cuánto me deseas.

Emily agarra mi cabello y inclina mi cabeza hacia atrás.

—Hazme tuya, Cole, fóllame hasta perder el conocimiento.

Con esas palabras es suficiente para llevar al orgasmo a Emily. Me gusta lo caliente y excitante que es estar dentro de Emily. Empiezo a martillarla desde abajo, aferrándome a sus caderas. Estoy seguro de que le dejaré marcas de mis manos en ella. Con mi mano agarro su cuello y le corto la respiración. He observado que a Emily le gustan mucho los juegos de respiración; sus ojos se voltean mientras los dos nos llevamos al orgasmo. Emily empieza a temblar y esconde su cabeza en mi cuello. Su respiración es acelerada y, al cabo de unos minutos, su respiración se vuelve lenta.

Observo a Emily mientras duerme en mi cama. Lleva una de mis camisetas blancas y su cabello de un rubio dorado precioso se esparce por la almohada. Mañana me odiará cuando se dé cuenta, pero no me importa. Emily nunca podrá escapar de mí.

Me levanto de la cama y me doy una ducha, y cuando salgo, Emily aún duerme. Me visto y llamo a Sebastián para que traiga el desayuno de Emily a mi habitación sin hacer preguntas. Observo a Emily por última vez y salgo de la habitación.

Celular:

Cole: Prepara la camioneta ya, tenemos que cerrar un trato con los irlandeses.

Dystran: Ya todo está listo, señor Torrance.

Al subir a la camioneta en la parte de atrás, con Dystran de conductor y dos camionetas con mis hombres pisándonos los pies, me llega un mensaje de mi padre. Mi mandíbula se aprieta.

Celular:

Nicolás: La reunión será hoy a las 8:00 p.m.

Visto✔️✔️

Emily

De pronto, al abrir mis ojos, me siento en la cama, observo la habitación y un dolor me atraviesa entre mis piernas. Los pensamientos saltan a la noche anterior; una sonrisa tira de mis labios y absorbo el olor de las sábanas y almohadas. El olor a cedro de Cole está por todas partes. Mi sonrisa crece cuando veo que llevo una de sus camisetas. Después de haber tenido sexo solo recuerdo que me dormí en sus brazos, no tengo conocimiento de cómo terminé durmiendo en su cama.

Mi vista se posa en la bandeja con desayuno que está a mi lado: huevos revueltos, tostada, frutas, zumo de naranja, café y, por último, una nota. Me meto una tostada en la boca y abro la nota.

"Buenos días, principessa, espero que no hayas amanecido muy dolorida."

Observo la nota por unos segundos, pensando qué pasará entre nosotros dos luego de este paso. Cole me hace sentir viva, protegida y como si fuera algo único.

Luego de haberme desayunado, me levanto de la cama y me dirijo al baño de Cole y tomo un baño. Al salir de la ducha, me dirijo al enorme clóset de Cole. Abro una de las gavetas grandes y veo una colección de relojes. Me dirijo al otro estante y en este hay una colección de corbatas. Este hombre no tiene casi nada de ropa informal; en su mayoría son trajes elegantes y nada colorido.

En el sillón negro de la habitación alcanzo a ver mi ropa y la tomo. Tengo que salir de esta habitación antes de que mi madre se dé cuenta de que no dormí en mi habitación, y si se da cuenta de lo que tuvimos su jefe y yo, me matará.

—¡Mierda! ¡No, no y no! —esto debe ser una maldita broma. No veo mis bragas por ninguna parte.

Salgo de la habitación silenciosamente y bajo por las escaleras igual. Al llegar al piso bajo, observo a todo el personal decorar el lugar. Dios mío, olvidé que hoy es la gran cena; mi madre me matará.

—¡Hija! ¿Qué haces ahí? ¡Vamos! Ayúdame a limpiar los cristales.

Ayudo a mi madre y a los demás con los preparativos de esta noche.

—Al parecer la reunión de esta noche es muy especial —me dice Brenda por lo bajo.

Me echo a reír, al parecer sí, la reunión de esta noche será especial.

La noche llega y estoy ayudando a mi madre a servir las bebidas. Personas elegantes entran en la mansión. La noche transcurre en brindis y no veo a Cole por ninguna parte. Todos se reúnen en la enorme mesa y toman asiento. Empiezo a poner la cena en la mesa con los del personal y Sebastián asesorándonos. La señora Meredith hoy está vestida de rojo, con diamantes que le adornan la piel. Luce más radiante y feliz que lo habitual.

De pronto, mi corazón se acelera cuando veo a Cole. No solo es el hecho de verlo, sino el hecho de ver que lleva a una chica agarrada de la mano. Una chica de cabello negro que llega a sus hombros, elegante, con clase, bonita y con un vestido azul cielo. Mi corazón está a punto de estallar, volviendo a tiempos atrás, empezando a sentirme usada. Cole se sienta al principio de la mesa y la chica a su lado, como un rey. Sí, eso es todo lo que se puede percibir de Cole. Siento cómo mi ira quiere disparar con fuerza.

—Buenas noches, caballeros. Esta cena es con un propósito: hoy les anuncio mi compromiso con Bianca Angustino, mi futura esposa.

Los ojos de Cole se posan en los míos. No veo ni un poco de compasión en ellos. Las lágrimas se asoman en mis ojos. El tiempo se paraliza, las personas hablando, los ruidos se hacen a un lado muy lejano. Caí como una maldita idiota. Si tuviera que describir cómo me siento en estos momentos con una sola palabra sería: rota.

Me fijo en la multitud y veo a todos sonreír. Mi mirada se posa en sus manos unidas en aquella mesa. Limpio mis lágrimas antes de que caigan y volteo hacia la salida. Él no se merece mis lágrimas. Nadie se las merece.

 Nadie se las merece

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Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora