Capítulo 12

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Emily

No sé cómo definir lo que pasa entre Cole y yo, solo sé que debo disfrutarlo mientras dure. Cole me gusta de una manera tan extraña, y joder, me gusta más que todo sentir el peligro que lo rodea. Sí, estoy loca por haberme fijado en el jefe de mi madre, que incluso es mi jefe.

Al llegar al lugar, Cole estaciona el auto y yo bajo sin darle tiempo a que me abra la puerta del pasajero. Desde fuera del lugar se ve que es un restaurante caro, bueno, eso es lo obvio. Es Cole Torrance, típico de la familia Torrance. De repente siento cómo mi espalda se pone tensa cuando Cole posa su palma en mi espalda baja, guiándome hacia adentro. Es extraña la forma en que con solo sentir su toque me hace sentir segura.

Veo cómo una chica rubia, más o menos de mi edad, se acerca hacia nosotros con camisa blanca y falda negra. Lleva una cola alta; debe ser una de las meseras de este lugar.

—Bienvenido, señor Torrance. —La chica le da una sonrisa dulce y coqueta, algo que no es de mi agrado. No es que esté celosa; Cole y yo no tenemos nada. Bueno, sí hay algo, solo que no sé especificarlo.

—Belinda, la última mesa, como siempre.

—Como ordene, señor. —Cole me guía y veo cómo los ojos de aquella chica pasan de Cole a mí, y cuando sus ojos se posan en mí, su sonrisa se desvanece.

Subimos en un ascensor al piso 3. Esta parte es más lujosa y tranquila, con una agradable vista a la ciudad. Nos sentamos en una mesa al fondo, con vista a la ciudad de Londres. Desde aquí todo se ve más hermoso.

—Al parecer vienes muy seguido aquí. —Decido romper el silencio, ya que Cole solo mantiene sus ojos puestos en mí, mirándome en silencio como si estuviera estudiándome.

Los labios de Cole se ensanchan, a punto de una sonrisa. —No exactamente.

Un chico se acerca a nosotros y empieza a servir vino. Otro chico le sigue y nos pasa el menú.

—¡Oh Dios mío! No sé qué elegir, todo se ve rico aquí. —En el menú hay todo tipo de mariscos y postres; el estómago se me vuelve agua.

—Si no sabes qué elegir, elígelo todo. —Me quedo tiesa y desconcertada con lo que acaba de decir. ¿Lo dijo en broma? Me quedo mirándolo por unos segundos, esperando que sea una broma, y nada. Claro, Cole no es un hombre de bromas.

Me fijo en el precio de los platos, y todo está caro. No hay ningún plato con el precio de dos ceros; todos tienen tres ceros.

—Bueno, yo pediré... —En ese momento, Cole me interrumpe y le dice al mesero:

—Portategli tutti i piatti del menù. Ya puedes retirarte. —Demonios, es tan sexy verlo hablar en italiano. Aunque no tengo ni idea de lo que dijo, su voz suena más oscura y sexy.

—¿Qué le dijiste al mesero?

Cole toma la copa de vino y bebe de ella. —Dijiste que no sabías qué elegir, así que elegí todos los platillos del menú.

—¿Qué? ¿Te volviste loco? —Cole me mira por un momento desconcertado y acerca su rostro al mío por encima de la mesa.

—Sí, tú me estás volviendo loco. No tengo ni idea hasta dónde pueda llegar mi locura cuando se trata de ti, Emily.

Luego de que el mesero llegara con todo lo que ordenó Cole —que incluso no bromeó cuando dijo que ordenó todo el menú—, comí casi de todos los platillos. Por otro lado, Cole no tomó gran cosa de la mesa. Todo el tiempo se la pasó observándome, y diablos, ¡eso, maldita sea, me gusta! Me gusta obtener su atención. Si algo he estudiado de Cole es que casi nada capta su atención más que el trabajo.

***

Cuando llegamos a la mansión Torrance, Cole estaciona el auto frente al lugar. Sé que la familia Torrance tiene nexos con la mafia. La pregunta es qué papel juega la familia Torrance en esto. La casa siempre está llena de seguridades y con armas visibles.

Cuando estoy a punto de bajar del auto, Cole me toma del brazo, echa el asiento del conductor hacia atrás y me sube a su regazo.

—Cole... alguien nos podría ver. —Los labios de Cole se ensanchan y, con sus manos, aprieta mis nalgas hacia él, colocándome encima de su miembro.

—Pregúntame si me importa, Emily. —Cole lo dice con voz ronca y empieza a besar y morder mi cuello despacio, deslizándose con sus labios hacia mi pecho.

Automáticamente me dejo llevar y empiezo a frotarme contra su miembro. Siento cómo cada vez va creciendo dentro de sus pantalones. Cole masajea a través de la tela mi pecho y, con la otra mano, baja hacia mi vientre bajo, deslizando su mano hacia mi sexo. Mete dos de sus dedos en mi vagina y empieza a follarme, luego introduce su tercer dedo.

—¡Oh Dios mío! —Cole toma mis labios con los suyos y empieza a devorarme por completo.

—Emily, si me doy cuenta de que otro hombre te toca, le corto las manos. Te aseguro que lo mato. —Coloca su otra mano en mi cuello, me corta la respiración y me mira a los ojos con una expresión amenazadora. Luego empieza a mover sus dedos más rápido.

—Vienimi in mano, Emily. Vamos, córrete. —Con tan solo decirme esas palabras, me deshago en sus enormes dedos con un fuerte gemido. Cole desliza su mano de mi cuello, permitiéndome respirar. Estoy loca por el hecho de que me guste cómo habla de violencia mientras me toma con sus dedos, y eso me lleva al éxtasis.

Empiezo a desabrochar sus pantalones, pero me detengo cuando Cole me frena con una mano y me mira a los ojos.

—¿Estás segura de montarme aquí? —Una sonrisa llega a mis labios.

—Estoy más segura que nunca. Quiero sentirte, Cole. —Muero por sentir a Cole dentro de mí. Quiero todo de él.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora