04. Confesiones

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La decisión

¿Era mi habitación con el aromatizante de fresas de paredes blancas decorativas? Si. ¿Qué había pasado entonces? Lo último que recordaba era a un monstruo, inyectando mi brazo, loco por completo, sin conciencia para matarme con ganas. De asustada pase a fruncir las cejas con rabia. Hasta que todo se me heló cuando observé a una chica preciosa de pelo-blanco, con el gesto fruncido, sentada en el borde izquierdo de mi cama.

—¿Quién es Dylan? —sondeó, esperando una buena explicación. Se me cayó el corazón al estómago al instante de escucharla nombrar ese nombre—. Estuviste balbuceando «Dylan» como cuatrocientas mil veces. ¿What the fuck? Te retorcías en la cama como si ese hombre fuese nombrado el nuevo y más sanguinario Freddy Krueger. Si es que es un hombre o una mujer, o no binario, en estos días ya no se sabe. Equidad de género. ¡Joder!, estuviste moviéndote de un lado a otro como un alma en desgracia. ¡Bah! Quedé: "pobre almita en desgracia". ¡Como si te estuvieran matando con un tremendo cuchillo de carnicero! O Igual a Tina en Pesadilla en Elm Street cuando el desgraciado Freddy le rajó la vagina y los ovarios ¡mientras dormía!

—Ya. Pero, no le rajó la vagina. Fue en el torso con tres tajaduras profundas —amonesté.

—Fue en la vagina —concluyó como si fuera necesario ganar para ella.

Un sabor amargo me inundó la lengua. Por no haber tomado ni una gota de agua.

—Ya. Pero. —Trague saliva—. Yo vi esa película más de diez veces y estoy indudablemente segura de que Tina murió con tres cortes desde las tetas para abajo —parpadeé con rapidez.

—Fue en la vagina. Ya está. Ahí acaba la historia para la chica rubia cliché llamada Tina. Tres cortes en la vagina —voceo con rapidez. Para volver a preguntar—: En lo que estaba. ¿me vas a decir quién es ese...?

—¡Que no fue en la vagina! —Le regalé una mirada de pocos amigos.

—¡Emily! La vagina está en el vientre. El vientre está en el abdomen. ¡Y el abdomen forma parte del torso! —vocifero harta del asunto—. ¿Ya me vas a decir entonces? ¿Quién es ese Dylan?

Me removí adolorida en la cama.

—De tanto que dices «Tina», «Freddy le corto la vagina a Tina», ya me está empezando a doler la mía —gimoteé y luego hice un puchero—. Me duele la vagina. Un «paradoloresvaginalesdetina». —Sentí la punzada de las lágrimas—. Tráeme uno de esos que me duele la... «Tina».

—Emily, de verdad me estás desesperando con tus delirios raros. ¡Ya dime quien es ese!

Muchos nervios me erizaron la piel.

—¡¿Y cómo coño entraste a mi casa?! —bramé—. ¡¿Alguien te abrió?! ¿Ah? Oh Dios mío ¿quién fue? ¿Mis padres ya estaban en casa? Oh no, mi mamá va a matarme, me verá el... —Estabilizador iba a decir, pero me lo tragué grueso y pasó por toda mi faringe—. Oh no. Annie. ¡¿Mis padres?! ¡¿Mis padres ya llegaron de Oklahoma?! —Me aturdí aún más cuando su expresión me decía confusión—. Dime si ya llegaron, por favor —Sentí alivio cuando lo negó con su cabeza.

—Tus padres vienen hasta mañana —añadió de mala cara—: Mañana lunes.

—Hoy es Domingo —desenganché delirios—. Mis padres ya vienen en el avión hacia Salem. ¡El pueblo más terrorífico del mundo! Oh. No.

DESCONOCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora