Capitulo 29

1.9K 278 94
                                    

Gemma

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gemma

—No creo que sea una buena idea regresar a la mansión, olvidémonos de todo lo que paso allí.

—Ahora tenemos las pruebas necesarias para confrontarlos, no hay nada de lo que podamos temer.

—No quiero regresar a esa casa Santo, no deseo —un nudo se me crea en la garganta al recordar todo lo que sucedió allí—. Por favor no me regreses a esa casa, prometimos hacer nuestra vida lejos de ellos...

Él permanece en silencio.

—Iré solo entonces, la mansión es mi casa, la reclamaré como mía. Todos tendrán que arrodillarse suplicando que los deje quedar. Ni mi abuelo, ni Marcello, ni mi misma madre me detendrán a reclamar lo que me pertenece.

—¿Qué hay de mí? —pregunto.

—Siempre que te acercas a ellos es como si mil maldiciones nos cayesen encima. Tengo miedo de lo que puedan hacer, han permanecido sin actuar mucho tiempo, tengo un mal presentimiento de todo esto, si me amas no vayas a esa mansión. Te lo suplico, no vayas.

—Gemma...

—No quiero quedarme sola —aprieto con fuerza mis parpados dejando escapar mis lágrimas—. Me moriría sin ti.

Él suspira.

—De acuerdo. Buscaré la manera de llegar a ellos que no sea yendo a la casa.

—Gracias —lo abrazo con fuerza.

Santo y yo decidimos regresar después de la cena a la casa, mientras que Roberto se adelanta en otro auto para verificar que todo esté bien después de lo sucedido en el restaurante con Marcello, creo que han empezado a hacerse notar para obligarme a regresar a esa casa.

—Todo va a estar bien ya verás —dice mientras fijo mi vista en la ventana.

—Espero que sí, realmente lo espero.

Santo conduce hasta nuestra casa, pero la imagen que nos llevamos al llegar es completamente horrible, algo que no saldrá de mi cabeza en mucho tiempo. Las llamas consumen cada parte de ella, el fuego se expande por todo el jardín quemando todo a su paso.

Mis gatos.

Corro como puedo hasta la casa seguida de los gritos de Santo que me piden que me detenga pero lo ignoro, a mi paso solo encuentro cuerpos de hombres muertos con más de un disparo.

—¡Gemma, gemma! —grita mi nombre y escucho disparos por todos lados.

—No puede ser cierto, no puede ser cierto —me dejo caer al suelo derrotada mientras nuestra casa se consume en las llamas.

—Gemma —me rodea con sus brazos para levantarme de allí—. No es seguro quedarse aquí, ven.

—¡No, déjame! Mis gatos, mis gatos... —cierro mis ojos derramando mis lágrimas—. ¿Por qué? este era el único lugar bonito que teníamos para nosotros, lo han arruinado.

La Tentación de lo ProhibidoWhere stories live. Discover now