Si decido quedarme || Aldo Geo

7. Protegida

–Pasado–

Rivers Pov's

Termino La Velada y la primera persona que me abrazo cuando llegue a la sección donde estaban mis amigos fue Annie.

Ella fue a la única persona que deje entrar al vestuario cuando quise estar sola, me ayudó mucho...

—Estoy orgullosa de ti, lo hiciste muy bien — menciona la castaña.

Nunca me considere una persona de abrazos, pero los de Annie eran super especiales... eran increíbles, te hacía sentir una calidez increíble cuando la abrazabas.

Hace unos días Aldo y ella confirmaron su relación.

Las cosas se descontrolaron, pero Annie siempre se mantuvo con una sonrisa a pesar de todo el odio que le llegó.

El grupo decía que era nuestra protegida por el simple hecho de que la defendimos y ¿Cómo no hacerlo?

Aparte de ser nuestra amiga, Annie era un ángel, siempre lo fue...

—Gracias Mi Annie — susurro — Estoy feliz de que al final si hayas venido.

Ella me sonríe, entre todos le habíamos comprado el boleto para que asistiera a La Velada, fue como su regalo de cumpleaños.

—Todo es gracias a ustedes — menciona — Hoy hiciste historia, se que al comienzo fue duro, pero nos demostrastes a todos que no hay que rendirnos.

La vuelvo a abrazar.

—Ya, mucho abrazo, me toca a mi — habla Aldo que está atrás de ella.

Amabas reímos y nos separamos.

El chico me da sus felicitaciones y le agradezco.

Ese día entendí que Annie, siempre seria alguien importante en mi vida.

Me dió su apoyo, me dió las fuerzas para pelear el segundo combate y me motivo.

[...]

–Actualidad–

—Como extraño tus abrazos, Annie — murmuró mientas limpio el rostro de la chica.

Todos los días con los chicos nos turnabamos para cuidarla, hoy Aldo volvía al hospital, después de pasar casi tres semanas aquí por fin Osvaldo logro llevárselo un día para que durmiera a gusto y se diera una ducha.

Dejo el trapo en aquella bandeja con agua y tomo una silla para sentarme junto a ella.

Parecía que simplemente estuviera descansando sin ningún miedo.

—Todos han venido a hablar contigo, excepto yo — menciono — No quería hacerlo porque eso significaba que de verdad estarás aquí por cuánto tiempo y no quiero que sea así.

Llevo mi mano hacia la de ella y la tomó.

—A todos nos ha desanimado no verte, es raro pasar por tu casa y no ver a tu mamá en el jardín o ir al Bar y verlo cerrado.

Siento como mis ojos pican y ahora era inevitable contenerme...

—Felix y yo te extrañamos mucho, aún te esperamos por las noches de alitas y partidos de fútbol — río levemente al recordar la última vez — Esas eran mis noches favoritas.

Paso mi mano por mis ojos al notar que todo se volvió opaco por las lágrimas.

—Ahora parece que todos estamos estancados esperándote... de vez en cuando prendemos directo, he visto que mucha gente está orando por ti y aunque yo no sea tan creyente, también lo hago.

Cierro mis ojos.

La puerta suena y elevó mi mirada, Aldo y Osvaldo ingresaban en la habitación.

Saludo a los chicos y Aldo se acerca a Annie.

Osvaldo y yo salimos del cuarto para dejarlos solos.

—¿Cómo está? — pregunta el de lentes.

—Las enfermeras dicen que está bien, ¿Y Aldo?

—No lo sé, en lo que cabe supongo — se cruza de brazos y se arrecuesta en una de las paredes — No se cómo ayudarlo — murmura — Solo quiero que Annie se levanté de esa cama, ¿Crees que ella va a levantarse? — cuestiona.

—No lo sé — contesto — Nadie lo sabe, solo ella.

—¿Y cómo se supone que lo sabe?, quiero ayudarla, siento que está retenida o que algo lo hace.

Notó como se altera y pongo una mano en su hombro.

—Oye — él me mira — Se que has sido uno de los más involucrados aquí, no te has despegado para nada desde el primer día, ve a descansar y yo me quedo con Aldo.

—No, Rivers, mejor me quedo yo, tu sabes...

—No, Osvaldo — lo interrumpo — Todos la estamos pasando mal, pero así como Aldo tu tampoco duermes, se que eras uno de los más apegados a Annie porque la querías como una hermana y Aldo es tu mejor amigo, pero también tienes que descansar, le diré a Madi que irás a casa.

Él no se opone y solo asiente.

—¿Segura que puedes quedarte? — pregunta y asiento.

—Le diré a la Tía de Annie, igual ella viene en la tarde y se queda ese otro rato.

—De acuerdo, gracias — me da una pequeña sonrisa — Cuídate.

—Igualmente.

Este se aleja por el pasillo y miro adentro de la habitación por el vidrio prensado.

Levántate Annie...