5. Sentir

849 120 14
                                    

–Actualidad–
















Annie Pov's



Estoy arrinconada en una pared en medio de la habitación.

Mis brazos abrazan mis rodillas.

Esto era una tortura...

Cada día era peor que el anterior.

Me partía el corazón ver a mis amigos aquí, intentando que me levanté, pero ni yo sabía cómo hacerlo.

A veces me sentaba junto a Aldo en los bancos de afuera, lo veía llorar por horas, intentaba tomar su mano, pero él no sentia nada y yo tampoco.

Quisiera regresar en el tiempo, para que nada de esto hubiera pasado.

No pude ver el velorio de mis padres...

No pude despedirme...

La puerta de la habitación se abre dejándome ver a mi tía Nelia.

La gemela de mi madre.

Mi corazón se sintió cálido.

Aunque se parecían tanto, ellas eran muy diferentes, mamá era amante de la ciencia y mi tía una adicta a las cosas espirituales.

Me levanto del suelo al verla entrar y acercarse a mi cuerpo.

Era como ver a mi madre... sentía que era ella.

Mi tía acaricia mi rostro y por primera vez siento el tacto de alguien en mi rostro.

Cosa que me hace llorar.

Mi tía se detiene y se gira a mi dirección.

—¿Annie? — pregunta.

Detengo mis sollozos, ella me veía...

Camina hacia mi y cuando creo que por fin alguien me ve, ella recorre la mirada por toda la habitación.

—Cariño — murmura — ¿Estás aquí?

—¡Si, aquí estoy! — grito.

Pero ella no me escucha... como todos los demás.

Está solo se gira y regresa a mi cuerpo.

—Se que estás aquí, pequeña margarita, te siento — murmura.

Me acerco a ella.

Ella me sentía...

—No puedo creer que estés pasando todo esto, mi vida — hace una pausa — Se que te hubiera gustado despedir a Tobias y a Nora, pero ellos te amaban muchísimo y entienden esto, ahora necesitas reunir fuerzas para mejorar.

Lo sé...

Pero, ¿Cómo mejoro?

¿Cómo me levanto?

¿Cómo doy una señal de estoy aquí?

Solo quiero despertar.











[...]












Está vez Aldo se quedó aqui conmigo.

Llevo una silla junto a mi cuerpo y se sentó para tomar mi mano, deja un beso en ella y después la toma entre sus dos manos.

Agacha su cabeza.

—Por favor, Annie, no puedo más, quiero ayudarte — susurra.

Lo escucho sollozar y me acercó a él.

Acaricio su espalda, pero no logro sentir su piel cálida.

Me acerco a sus manos que están tomando la mía y como mi mano derecha ahí.

—Estoy aquí, amor — susurro — Solo quiero verte dormir y comer algo, no aguanto verte en este estado.

Presiono sus manos con fuerza.

—Te amo — murmuramos ambos a la misma vez.

Y en ese mismo instante siento el calor de sus manos con las mías.

Él se sorprende y se aleja asustado de mi cuerpo.

—Apretaste mi mano — susurra con sorpresa y una sonrisa se coloca en su rostro — Mi vida.

De vuelta se aferra a mi mano.

—Solo... una vez más por favor — pide.

Me acerco a él y colo mi mano sobre la suya.

Lo siento y él también lo siente...

Después de tantos días lo veo sonreír.

Este se aleja corriendo y sale de la habitación gritando.

Me quedó paralizada, logré tocarlo...

—Me apretó la mano — escucho a Aldo mientras entra con la doctora indicada de mi caso — No fue tan fuerte, pero lo hizo, la sentí.

La doctora se acerca a mi y revisa mis signos.

—¿Está seguro? — pregunta la mujer.

—Claro que si, se lo pedí y ella lo hizo — contesta el moreno.

—Señorita Lucas, si me escucha por favor aprete mi mano — pide la doctora mientras toma la mía.

Miro a Aldo, este lleva sus manos a su boca tapándola, esperando alguna reacción.

Pongo mi mano sobre la de la doctora, pero está vez no siento nada.

Ella espera y yo intento hacer lo mismo que con mi novio, pero nada pasaba.

—No siento nada — menciona la mayor — Tal vez fue un error, jóven, usted no ha dormido en mucho tiempo y...

—¡Por Dios!, yo lo senti, dos veces, no puede decirme que estoy loco por eso — exclama Aldo elevando la voz — Ella está aquí, tiene que haber algo que sirva para ayudarla.

—Nosotros no podemos hacer más — explica la doctora — Todo queda en manos de ella, ella es la unica que puede decir si quedarse o no.

Cuánta razón tenía...

Si decido quedarme || Aldo GeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora