Hace veinte años dos familias juraron lealtad con un trato que ni el mismo diablo podría disolver, ahora que el patriarca de la familia Ferreti ha muerto ha llegado el momento de hacerlo cumplir.
Santo Cappelleti no tendrá más opción como líder de...
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Gemma
Me he quedado sin saber que responder con lo que acaba de decir Santo, no sé si realmente esto funcione, pero debía confiar en él, debía por primera vez creer en que parte de esta locura podría terminar si él encontraba aquellas pruebas de las que hablaba.
—¿Prometes llevarme a Portofino? —le pregunto mientras sostengo con fuerza su brazo—. ¿Prometes regresarme a mi hogar?
Él sostiene mis manos en las suyas.
—Lo prometo —responde y aquello me da paz.
—Gracias.
El fuerte golpeteo en la puerta de la habitación nos hace separar.
—Abre la jodida puerta Santo sé que Gemma está ahí —escucho la voz de Marcello del otro lado.
—Ese bastardo —gruñe entre dientes él.
—Lo mejor es que me regrese a la habitación, si queremos que el plan funcione debo estar cerca de Marcello, él es el único que puede convencer al señor Raffaelle de que no me convierta en su prometida.
—Gemma.
—Abre la puerta —sigue insistiendo Marcello y aquello lo saca de sus casillas.
Santo se aleja de mi lado para ir en dirección a la puerta y abrirla de par en par.
—¿Qué quieres tú? —cuestiona con enojo fijando su vista en su hermano.
—Quítate, he venido por Gemma.
—¿Cómo has dicho? —cuestiona—. Ya te lo he dicho cuida como me hablas.
—¿Con que derecho te crees en meterla en tu habitación?
—Yo no necesito preguntarte las cosas, en la casa se hace lo que yo diga y punto. Así funcionan las cosas Marcello, lárgate si no te gustan mis reglas.
—Te sientes muy poderosos desde tu puesto de líder de la familia ¿verdad? pero sin el título ¿que eres? —dice con sorna.
—Un asesino sin remordimientos, ni cargos de conciencia. Soy un hombre criado en las sombras, conozco lo bueno y lo malo, no soy el lobo que se esconde detrás de la piel de oveja. ¿Ahora respóndeme quien eres tú?
—Yo soy un Cappelleti —dice seguro—. El hijo de Stefania, el nieto del gran Raffaelle Cappelleti, soy un hijo de la Camorra.
—Eres un débil, que se esconde detrás del poder de otros para creerte un superior a los demás, ¿sabes que eres ante la Camorra y ante mí? Eres nada —escupe con frialdad.
Santo es impulsivo, se a contenido de no golpear a Marcello desde el incidente en la calle y lo que sucedió en la carretera, no puedo dejar que se tiren los dientes y que sus impulsos arruinen en parte lo que acabamos de acordar.
