— Kasia.
Desde que nací, he vivido una vida llena de contrastes. La opulencia y la miseria se entrelazan como hilos de seda y espinas. Y mi felicidad ha sido tan efímera como un hielo derritiéndose dentro del fuego.
Eso no cambio cuando mi madre se casó por tercera vez con un magnate de la industria automotriz. Su riqueza fluyó como un río dorado, inundando nuestra existencia. Pero yo, la hija de su segundo matrimonio, no compartía su luz, ni siquiera estaba cerca de hacerlo. En mí, la oscuridad se anidaba como un cuervo en busca de carroña.
Los lujos me rodeaban: vestidos de seda, joyas centelleantes, y habitaciones con vistas a jardines exuberantes, pero eso no era nada al lado de lo que realmente yo quería, lo que deseaba muy dentro de mi.
Me atormentaba la idea de que estaba rota, enferma por mis propios deseos y perversiones. La sangre corría por mis venas como un río de fuego, y yo me debatía entre la razón y la locura.
«¿Qué está mal conmigo?» Me pregunté millonadas de veces, pero nunca obtenía una respuesta.
Hasta que llegó él.
El único que me hizo perder la cabeza y caer en el pozo de mis perversiones, era un enigma aunque lo conocía. Sus ojos eran como las profundidades del océano pacífico, aunque él era todo menos alguien pacífico, y su sonrisa, era como un cuchillo afilado.
Él me mostró mi lado oscuro, me condujo por senderos prohibidos. Y yo quedé fascinada, y lo odié por ello.
Pero también lo amé, aunque eso no bastó, ya que cuando vi mi oportunidad, huí.
Ahora me doy cuenta que fue un gran error.
—¿Te quedarás observándome toda la noche? —pregunto, sin un apéndice de emoción en mi voz, pero con la aspereza en mi tono por tanto gritar.
Damien cambia de posición y cruza sus brazos sobre su pecho, sin alejarse del borde de la cama, con el cabello mojado —índice de que acaba de ducharse o llegar de algún lado ya que afuera llueve a cántaros— cayendo sobre su frente y la mirada de hielo sobre mi.
A pesar de mi pregunta, él no contesta.
—¿Al menos podrías quitarme esto? —muevo las esposas que me encadenan al espaldar de la cama en la que me encuentro—. Me lástima.
—Si lo hago, intentarás escapar —su voz profunda y áspera me estremece—. De nuevo.
—No me culpes por eso —lamo mis labios resecos al sentir arcadas sobre las imágenes que se vuelven a proyectar como disco viejo en mi cabeza—. Mataste a alguien a sangre fría.
Una sonrisa desquiciada aparece en sus labios carnosos y el terror me abarca, esa misma sonrisa estaba en su rostro mientras enterraba el puñal en el rostro de una persona.
—No fue mi intención que vieras esa escena, chéri, pero no tenía opción.
—¡Matar a alguien no es una opción, Damien! —le grito, sin importar el ardor en mi garganta.
Sabía que él era capaz de hacer muchas cosas, cosas ilegales e inmorales, pero jamás... Por mi mente nunca cruzó a Damien asesinando a sangre fría y con satisfacción a un ser humano.
—Mhmm... Amo como dices mi nombre, y más cuando estás asustada, chéri —dice con tono burlesco.
—Estás loco —susurro más para mí que para él, pero sé que me oyó—. Un completo desquiciado eres.
En cuanto las últimas palabras abandonan mi boca, Damien se abalanza sobre mi, tomando con fuerza mi rostro entre sus dedos ásperos y haciéndome temblar bajo su cuerpo.
Me pega a su rostro, dejándome observar sus facciones duras y tensas, rozando nuestras narices y labios en el proceso.
—Tienes razón, chéri, y porque estoy completamente desquiciado deberías controlar mejor esa lengua —aprieta más mi barbilla y gimo de dolor—. No queremos que otra víctima aparezca en las noticias, ¿Verdad?
El miedo me envuelve como el viento frío en invierno y mi cuerpo se estremece por tercera vez está noche.
Sacudo la cabeza en negación, sabiendo que tengo que cooperar si quiero salir con vida de este maldito sótano.
—¿Serás mi buena chica y dejarás de provocarme?
Entierro las uñas largas en mis palmas causándome dolor para luego responder con sequedad:
—Si, lo haré.
Sonríe y afloja su agarre en mi barbilla, moviendo su otra mano para dejar un mechón detrás de mi oreja.
—Ma douce et bonne fille.
No puedo evitar que las lágrimas que he estado controlando me empañen la mirada.
Damien deja un beso casto en mi frente y se aleja de mi, dejándome un manojo de nervios y miedo sobre la cama.
—Buenas noches, chéri.
Sale de la habitación y es cuando puedo respirar con normalidad, dejando por fin caer las lágrimas y sollozando en la oscuridad del frío sótano.
No debí huir.
Jamás debí hacerlo.
O tal vez jamás debí acercarme lo suficiente y desatar al monstruo que lleva dentro.
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Nota:
¡Hola!
Sé que es tarde, pero no pude evitar subir el nuevo prólogo, como dije: tengo nuevas olas de inspiración y mis nuevas ideas sobre este libro se han acumulado mucho así que decidí empezar a escribirlas y desarrollarlas.
¿Qué les pareció el nuevo prólogo?
Sé muy bien que no tiene nada que ver con el primero, pero ahora (en lo personal) si puedo sentir la oscuridad que envuelve la historia y lo que quería plantar al principio pero no supe cómo, porque como todos ya saben, este no es un libro santa paloma, por supuesto que no, así que quise mostrar más oscuridad y perversiones desde el inicio.
Realmente espero que les haya gustado.
Como también espero subir los nuevos capítulos pronto, como dije, casi nada cambiará, pero si habrán detalles que antes estaban y ahora he decidido borrar.
Ojo, eso no afecta en nada a la historia, ni siquiera con las intenciones pasadas y las nuevas.
Sin más, me despido, espero que tengan buena noche y duerman bien.
Besitos 💋
- A.
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TENTACIÓN ILEGAL © | +21
Short StoryKasia Brown siempre ha vivido lejos del drama, su vida siempre ha sido muy insignificante para otros y siempre trato de no destacar, pero a pesar de que trato de protegerse a sí misma y al resto de toda la oscuridad que la rodeaba, un monstruo en es...