[DOS]

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Y tal vez, él solo haya sido creado para estar siquiera un instante al lado de tu corazón...

TURGUENIEV

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FIDEL

No la soporto. De verdad que no soporto verla. Justo en este momento quiero cruzar el patio y estrangularla con mis propias manos por ser tan tonta.

¿Cómo carajo se le ocurre regresar con ese tipo? ¿Acaso sabe lo que ha estado diciendo de ella por los pasados días?

¡Maldición! Pero ¿qué demonios estaba pensando? ¿Se le ha olvidado todo lo que pasó en el billar?

Han pasado apenas tres días desde aquel incidente, pero no he visto a Kea en la escuela y me quedé preocupado. No he podido sacarla de mi mente, a ella y su mirada tan vulnerable, y es por eso que me tomé el atrevimiento de conducir hasta su casa.

Quería solo comprobar que estuviera bien.

Justo ahora estoy estacionado cruzando la calle y la escena que estoy viendo me hace hervir la sangre.

Es Alex. Y la está besando.

¿Lo peor? Ella le corresponde.

De verdad que no la entiendo. ¿Cómo ha venido a meterse con el hombre más imbécil que existe? ¡Y lo ha perdonado después de lo que le ha dicho y casi hecho!

En serio que mujer más tonta no puede existir.

Aprieto las manos en el volante hasta que mis nudillos y dedos palidecen. Quiero golpear algo, y no sé si es solo por Kea o porque me recuerda también a mi mamá.

Hombres aprovechados, maltratadores, imbéciles que no buscan hacerla feliz, sino sacarle provecho. Mi padre fue uno de ellos también, pero ahora por lo menos envía dinero para lo que necesite.

Lo necesitábamos a él cuando era un niño, su presencia, no a su dinero.

Paso una mano por mi rostro y resoplo sintiendo que voy a explotar. Si no le quita las manos de encima soy capaz de ir y quebrárselas. Digamos que tengo un carácter fuerte, y estas situaciones lo activaban con mucha facilidad.

No es hasta que veo a aquel imbécil marcharse y a Kea con la mirada perdida que me bajo del auto y camino hacia ella.

El sonido de la puerta cerrándose debe de haber captado su atención porque ahora se encuentra mirándome con una pizca de confusión.

—Fidel. ¿Qué haces aquí? —pregunta. Su rostro ha vuelto a ser el mismo indescifrable de siempre.

Me planto frente a ella con las manos en las caderas y aprieto mi mandíbula. Quiero decirle tantas cosas en este momento, pero no lo hago. Sé que me voy a arrepentir si las dejo salir.

En lugar de decirle todo lo que pienso, cierro los ojos y tomo una profunda respiración. Pienso en mi mamá y sus ojos llorosos cuando le he reclamado acerca de sus relaciones. En su llanto cuando cree que no la escucho por la noche. En que me gustaría poder sacarla del estilo de vida que tiene.

Cuando vuelvo a fijar mi mirada en la suya me siento más tranquilo y con menos ganas de estrangular a Alex.

—¿Estás bien? —consigo preguntar.

—Uh, sí.

Su respuesta hace que me den ganas de explicarle el porqué de mi visita.

—Es que como no te he visto en la escuela, pensé que... No sé. Que podrías querer hablar con alguien o... Dios, no sé. Solo... me alegra que estés bien —concluyo encogiendo mis hombros.

Besos que curan [ADL #2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora