Jade Jhonson es impulsiva. Y aunque se ha prometido pensar antes de actuar, pronto se encontrará envuelta en un caos romántico lleno de magia y cupidos, cuando decide acercarse a su crush y amor imposible: Andrew Price.
Andrew estudia veterinaria y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jade Jhonson.
14 de diciembre, 2018.
Hoy el sol está radiante, fantástico, con ese brillo tan peculiar que lo caracteriza, preparado para brindar energía positiva y un poco de calor en días tan fríos como estos. A veces miro el sol y pienso que quisiera ser como él, quisiera lucir esas Good vives tan geniales que transmite, alegrar con mi sonrisa y transmitir energía positiva con mi mirada, quisiera lucir natural, no tener que fingir que todo marcha a la perfección.
Estoy cansada, mis hombros pesan y mis brazos me duelen por tener que sostener esos muros que tratan de derrumbarse sobre mí, estoy agotada, mis ojos pican y esas ganas de llorar las escondo tras unas gafas oscuras y una sonrisa que pretende derrochar alegría, porque no quiero encerrarme en una habitación a llorar, hacerlo me hace sentir débil y la debilidad es lo menos que necesito ahora. Es por eso que antes de que mi hermana Eda abandonase el apartamento, para ir al trabajo, me apresuré a salir primero, ni siquiera tengo la menor idea de a dónde debo ir, pero sí sé lo que no quiero y es quedarme sola en casa, donde la depresión y la ansiedad podrían convertirse en mi compañía.
Camino por las calles de Londres con las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo purpura. Me detengo en una esquina y alzo la mirada al cielo, soltando un suspiro de cansancio e indecisión por no saber qué haré en las siguientes horas de la tarde, eso ocurre cuando las vacaciones navideñas llegan y ya no debo asistir a la universidad como excusa.
En otra ocasión, iría al trabajo de mi hermana, más eso significaría distraerla, podría ir a la casa de mis padres, pero hoy no me siento con la capacidad suficiente de poder ver a mi madre actuando lo más natural que puede, ya suficiente tengo con fingir normalidad yo, como para tener que ver a mi familia fingiendo que todo está bien para mí, además, la tía juzgadora y su hija envidiosa se están hospedando en casa de mis padres para navidad.
Hago una mueca y saco las manos de mis bolsillos, para extender mis brazos hacia los lados y formando una pequeña "o" con la unión de mi dedo índice y pulgar, no me queda de otra que hacer un pequeño hechizo que me guíe, por lo que cierro mis ojos para concentrarme.
—Creador del universo, el aire, la tierra, el fuego y el agua, guíame con una ventisca de aire, susúrrame al oído a dónde debo ir, muéstrame el camino a la felicidad que hoy necesito en mi corazón.
Abro mis ojos, esperando a que suceda algo mágico, mas pasados unos 5 segundos, sigo esperando y nada... Honestamente, eso me decepciona y me hace fruncir el ceño. Alzo mis gafas y las posiciono sobre mi cabeza, llevando una mano a mi mentón.
¿Pero qué ha salido mal?
Suelto un suspiro y vuelvo a posicionar mis brazos como antes, con la clara intención de hacer un segundo intento.
—Creador del universo, el aire, la tierra, el fuego y el agua, guíame con una ventisca de aire, susúrrame al oído a dónde debo ir, muéstrame el camino a la felicidad que hoy necesito en mi corazón, ¿Por fis?