Durante su adolescencia Sunoo eligió a Heesung, rompiéndole el corazón a Jay quién siempre lo tuvo como primera opción
Aún cuando no fue elegido y siempre se sintió una miserable segunda opción, el destinó le tenía una pequeña sorpresa a ambos
Una s...
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Cuando Sunoo después de mucho tiempo encontró el paradero de Jay, el lugar donde se escondía o quizás se refugiaba, no quiso irrumpir de la nada y molestar su paz
Por eso a pesar de que llevaba años sabiendo donde es que se encontraba, tardo más de lo que debía el ir a buscarlo y quizás si fue egoísta de su parte el acudir a él en el momento en que lo hizo
Porque acudió a Jay en cuanto fue dejado por Heeseung, pero no precisamente porque era su segunda opción como todo el mundo aseguraba
Sino porque fue el momento en que se libero de esa carga que durante años se impuso, la carga de vivir una vida estándar y privilegiada, infeliz pero con las mejores cosas, el mejor esposo, la mejor casa, la vida perfecta con una infelicidad constante
Pero ahora que no tenía que sucumbir sus deseos, que la claridad entraba en su mente y podía ser honesto consigo mismo, sabía que había algo que desde pequeño lleva guardando en su corazón y es ese sentimiento que tanto lo atormentó, que intento cubrir pero que siempre volvía a la superficie
Ese amor que siempre sintió
‒ Jay tenemos que hablar
El cantinero dejó de limpiar la barra y miró en la dirección en la que su pareja estaba lavando las copas y vasos de la noche
‒ No suena alentador ‒le hizo un puchero‒ ¿Paso algo malo?
Sunoo detuvo sus acciones y rodeo la barra, quedándose parado enfrente de Jay y tomando ambas manos entre las suyas con cariño
‒ No necesariamente, o si, en realidad no lo sé ‒balbuceó
Quizás el pesimismo fue lo único que Jay pudo pensar en su situación, por eso fue brusco al decir:
‒ Sunoo si te vas a ir, dímelo
Pero la expresión de sorpresa en el rostro de su pareja y su exclamación repentina le devolvió la tranquilidad
‒ ¿Que? ¡No! ¡Idiota no es eso!
‒ ¿No? ‒cuestionó
‒ No es nada de eso ‒le aseguró‒ al contrario
Jay lo miró extrañado
‒ ¿Estás embarazado?
La sonrisa juguetona en el rostro del cantinero molestó mucho a su novio, quién le dio un golpe en el pecho que le terminó causando risas en el contrario
‒ Eres un verdadero idiota
Cuando quiso separarse, Jay lo tomó de la cintura y aún con esa sonrisa juguetona en su rostro, le miró cariñoso y beso su mejilla